domingo, 31 de marzo de 2013

El contrabandista de sueños



Contrabandeaba con su bergantín toda suerte de géneros entre las islas del Caribe y las costas norteamericanas, pero sobre todo ron, que cargaba directamente en Jamaica.

Aquel capitán era un hombre inquieto, también valiente, más de la cuenta en opinión de algunas personas prudentes que lo conocían bien. No había hecho a lo largo de su vida sino dar tumbos de un barco a otro y de un puerto a otro. Fue capitán de una goleta foquera que cazaba lobos de dos pelos en el sinfín de islotes rocosos de Magallanes, también mandó un clípper de los de Baltimore, armado como corsario en los tiempos de la guerra contra los ingleses.

Muchos tumbos, sí, muchas tempestades y zozobras, pero seguía como cuando dejó a sus padres a cambio de la mar siendo muy joven, con su cofre lleno de expectativas pero vacío de realidades.

Con su cofre lleno de sueños. Claro que aquel hombre tampoco exigía mucho. Como buen marino que era, solo había dos cosas que nunca podrían faltarle: durante el día, un horizonte limpio, marcado solamente por el perfil de las grandes olas lejanas; por la noche, en haciendo buen tiempo, un cielo cuajado de estrellas.

sábado, 30 de marzo de 2013

Semana Santa en Sevilla: la Virgen Macarena


La Semana Santa es sin duda la gran fiesta anual de los sevillanos. Naturalmente se trata de una fiesta religiosa, pero rebosante de emoción y belleza, eso es lo que la convierte en un espectáculo capaz de conmover no solo a la gente de Sevilla, sino a cualquier persona sensible, sea o no cristiana, crea o no en Dios o en cualquier otra clase de trascendencia.

Desde un punto de vista instrumental, el esquema de esta celebración es muy sencillo. En todas y cada una de las iglesias de Sevilla hay Hermandades de cofrades, que veneran imágenes de Jesús, la Virgen María y algunas escenas de la Pasión y las llevan una vez al año en procesión hasta la catedral y vuelta, llamándose a este paseo la carrera. Los cofrades son llamados nazarenos y acompañan a sus imágenes en largas filas de a dos, vistiendo túnicas y antifaces copudos, llamados capirotes, parecidos en su aspecto a los del KuKluxKlan, a la vez que portan cirios encendidos. Las imágenes van sobre grandes carrozas llamadas pasos, bajo los cuales se disponen alrededor de dos docenas de hombres que los portan sobre su cuello. Como este cuello está protegido por un saco o costal, a estos hombres se les llama costaleros.



En el collage de arriba se muestran, de izquierda a derecha, los costaleros, que cuando en acción van escondidos bajo los pasos; las filas de nazarenos con cirios  que acompañan a los pasos hasta la catedral; y un paso de Virgen.
En el esquema de la izquierda se muestran las distintas capas que componen un paso de Virgen. Resulta finalmente una estructura bellísima y muy equilibrada. Esa belleza se llena de ensueños cuando una vez que anochece se encienden todas las velas.

Toda la ciudad de Sevilla se vuelca en su Semana Santa. Todos, es decir,  ricos y pobres,  viejos y  jóvenes, hombres y  mujeres,  serios y guasones, barrios periféricos y centro de la ciudad. Esto significa que hay muchas Semanas Santas diferentes. Al lado de Hermandades muy serias como el Gran Poder, en la que el silencio absoluto y una férrea disciplina son obligados durante la carrera, hay otras muy populares y castizas, como la Macarena, donde participa todo el pueblo sevillano en un tono de alegría y apasionado      amor a la Virgen. Esta Virgen de la Esperanza Macarena, de la que hoy me ocupo especialmente,  es muy guapa, así lo diría un sevillano queriendo significar que se trata de una imagen muy bella.
La Virgen de la Esperanza Macarena
Además va adornada con espléndida riqueza. La corona es espectacular y las cinco flores que lleva en el pecho, hecha cada una de un diamante central y seis esmeraldas rodeándolo, son unas joyas impresionantes. Pero esta magnificencia sirve para poner de manifiesto cómo, en medio de ella, el rostro desnudo y bello de la Virgen, con sus dos lágrimas, tiene todo el protagonismo, brillando mucho más que los tesoros que lo rodean. 

Puede verse claramente en estos detalles que la espiritualidad sevillana no es recoleta y mística como la castellana, sino barroca, brillante, volcada hacia el exterior, cargada de emoción y pasión. No por ello es esta andaluza menos espiritual que aquella castellana, sino simplemente distinta. Ya lo he dicho en otra entrada sobre la Semana Santa en este mismo blog. Mientras que la religiosidad castellana es más sobria y honda, basada en un sentimiento ético de la vida, la andaluza y más en particular la sevillana es barroca, abierta, expansiva, apasionada, basada en un sentimiento estético de la vida. Las dos son igualmente capaces de acercar a los humanos a Dios, por caminos distintos pero con los mismos efectos.

Esta Semana Santa del 2013 ha sido muy dificultada por la lluvia. Ni las imágenes ni los pasos soportarían mojarse sin sufrir grandes daños, así que la mayoría de las Hermandades no han podido hacer su carrera. Pero durante la madrugada del jueves al viernes santo el tiempo fue bueno y las Hermandades de la Madrugá, entre ellas la Macarena, sí pudieron salir. Ella lo hizo hacia las dos de la madrugada, estuvo toda la noche haciendo la carrera, y cuando ya estaba de vuelta muy cerca de su templo, hacia las diez de la mañana del viernes, amenazó un chaparrón y los nazarenos tuvieron que darse prisa para proteger sus imágenes. Yo lo estaba viendo todo a través de una televisión regional, Canal Sur. Tomé algunas fotos con mi celular Android e hice un par de collages que presento aquí para dar una idea del espectáculo lleno de calor humano que es una de estas entradas.



La Macarena está entrando ya en su templo. Desde el balcón de la casa Hermandad, cubierto por un tapiz verde, dos cantaores de saetas, mujer y hombre, elegidos entre lo mejor que pueda encontrarse en Sevilla, le cantan cada uno su saeta a la Virgen.

Él es Manuel Cuevas, cliqueando su nombre puede verse un vídeo de este cantar
Ella se llama Joana Jimenez, y aunque todavía no ha parecido el vídeo de su saeta de este año, cliqueando su nombre puede verse el de la que le cantó a la Virgen Macarena en la entrada del año pasado.

Otro video recomendable para tener una idea animada de estas entradas es el de la correspondiente al año 2010.














En estas fotos tomadas de la TV esta mañana, cuando entraba la Virgen en su templo, quiero poner de manifiesto algunos aspectos humanos de los muchos que rodean a la Semana Santa Sevillana.

La primera y la última fotos muestran la aglomeración caótica que se forma cuando el paso de la Virgen está entrando en su templo. Allí no hay reglas ni jerarquías, desde el Hermano Mayor hasta el último turista despistado, todos los que el azar o el conocimiento han llevado hasta allí, se mueven alrededor de la Virgen con el mismo derecho. En la foto cuarta se muestra a la banda de música mezclada desordenadamente con un público que ha roto todas las barreras. No pasa nada, la música sigue.

Y lo que resulta siempre, en todas las circunstancias y en cualquier Hermandad de la Semana Santa, es un caos ordenado. ¿Se me ha entendido, se ha visto la contradicción que acabo de presentar? Un CAOS... ORDENADO. Todo lo que tiene que pasar pasa de la forma prevista, nadie, por decirlo así, saca los pies del plato. Esto es un triunfo del individualismo civilizado del Sur de España y quizá también, por qué no, un milagro de la Virgen. 

Los que han acudido allí para acompañar a la Macarena en su entrada lo han hecho dispuestos a todo. Ha empezado a llover... y han abierto sus paraguas.

La foto segunda muestra algunas jóvenes nazarenas y un niño subidas a las columnas del atrio para ver mejor cómo entra la Virgen. Ellas, que han caminado con sus cirios encendidos y a cuestas durante toda la noche, visten sus túnicas blancas y se han quitado los capirotes de terciopelo azul, que tienen en sus brazos. Tradicionalmente en las procesiones no se permitían las nazarenas, todos los nazarenos eran varones. Pero hace ya bastantes años que las mujeres sevillanas dijeron que eso no lo podían consentir y empezaron a salir nazarenas junto con los nazarenos. Esta igualación de los sexos tuvo lugar en las cofradías de Semana Santa mucho antes que en otros actos religiosos católicos. Hoy en la mayoría de las hermandades sevillanas, la participación de los dos sexos está igualada.

En la foto tercera una nazarena muy joven, que acaba de quitarse el capirote, llora al paso de la Virgen. Manifiesta así, simplemente, su emoción, que es su alegría. Un sentimiento quizá superficialmente parecido al que tendría una fan al paso de su cantante pop favorito, pero con otras raíces, seguramente más profundas.


martes, 26 de marzo de 2013

Somos capaces de revertir lo irreversible, de reparar lo irreparable

Vladimir Kush.- Flecha del tiempo


Don Quijote es quizá el primer héroe literario cuyo objetivo fundamental es revertir lo irreversible y reparar lo irreparable. Así lo declaraba Cervantes en el Capítulo II de su novela, expresando la intención del Caballero Andante de cabalgar por la vida en busca de “los agravios que pensaba deshacer, tuertos que enderezar, sinrazones que enmendar y abusos que mejorar y deudas que satisfacer”. Y en verdad que Don Quijote lo intenta, de hecho pone toda su vida en ello. De manera que la primera lección que nos da es que lo absolutamente crucial, lo indispensable, el deber moral de cualquiera, no está en revertir finalmente lo irreversible o reparar lo irreparable, sino en poniéndose en ello, luchar valientemente por conseguirlo. Pero esto no es crucial porque sea la expresión de una obligada buena voluntad, sino porque en el entorno de lo humano lo irreversible puede hacerse reversible, lo irreparable puede repararse, solo es preciso luchar por ello. Siempre, siempre, siempre, en tanto siga vivo, tiene un humano la oportunidad de arrepentirse y ser perdonado, de aceptar el arrepentimiento y perdonar, para empezar otra vez, en definitiva.

Este es el mensaje fundamental de optimismo acerca de la vida que Don Quijote con su compromiso nos transmite. Merece la pena hacer el bien, dar otra oportunidad, recuperar la fe que se había perdido, porque con nuestra ayuda lo bueno, lo justo, lo decente, terminan muchas veces saliéndose con la suya. Un mensaje que es absolutamente revolucionario y está en todas las grandes religiones y en el fondo moral de cualquier ser humano, crea éste o no en lo trascendente.

El tiempo físico, ese que miden los relojes y que se corresponde con el que definió Aristóteles y aplicaron tanto Newton como Einstein a sus visiones del mundo, es irreversible. La flecha de este tiempo tiene una sola punta que se dirige hacia el futuro.

Pero el tiempo interior humano, ese que rige las operaciones de nuestros cerebros y mide el transcurrir de nuestras vidas, no lo es.

Gracias a nuestras memorias cerebrales somos capaces de desplazarnos desde el pasado al futuro y vuelta cuando y como queramos, de manera que nuestra vida interior es algo más que un simple instante en el presente, es además una memoria del pasado y unas expectativas (que son también memoria) del futuro. 

Operando nuestros cerebros con pasado, presente y futuro, gracias a su formidable potencia y complejidad,  nos hacen capaces de reconstruir un orden (un significado, un propósito) a partir del desorden más estrepitoso y caótico. Además podemos intuir y dando un paso más allá inventar, soluciones que nunca habían existido, así como somos capaces de imaginar y convertir en reales escenarios que nunca antes habíamos pensado o que en otro momento nos habrían resultado inconcebibles.

Estas constataciones deberían llenarnos de un optimismo responsable. Los humanos somos capaces de reparar, rectificar y revertir las averías y bloqueos a las que nos han ido llevando nuestras circunstancias. Estas capacidades  incluso pueden haber sido más importantes para nuestra supervivencia que las de imaginar, inventar y descubrir. Somos capaces de empezar de nuevo, de perdonar, pedir perdón, abrazarnos después de una pelea y hasta poner la otra mejilla como método fundamental para desarmar al que nos detesta y amenaza.

Quizá sean estas capacidades reversoras y reparativas  las que nos hacen verdaderamente fuertes. En cualquier caso, son sin duda las que nos acercan más a la posibilidad de ser moderadamente felices. 

Vladimir Kush.- Espiral del tiempo

lunes, 25 de marzo de 2013

Crisis de Chipre: síntoma de males más profundos


Lo que está pasando con Chipre o por mejor decir con los ciudadanos chipriotas es una vergüenza que puede llegar a convertirse en canallada.

¿Cuál es la culpa de estos ciudadanos chipriotas que se ven de pronto ante la ruina total? La de ser chipriotas, es decir, la de haber nacido en Chipre, ninguna otra. Se nos pretende convencer desde los centros de poder de la Unión Europea de que el entero país de Chipre es un nido de piratas corruptos y perezosos, dedicados a lavar el dinero de la mafia rusa. Cuando esto es manifiestamente falso. Chipre es un país  levantado por una comunidad étnica y culturalmente griega que ocupa sólo la mitad de una pequeña isla. Su gobierno decidió convertirlo en una suerte de paraíso fiscal, como lo son sin que por ello nadie deje de considerarlos honorables, Luxemburgo, San Marino, Andorra o hasta Suiza en la Europa continental, así como las Islas del Canal o la Isla de Man en el mismísimo Reino Unido. El estado de Chipre entró en una crisis financiera profunda, no por el hecho de ser un paraiso fiscal, sino como consecuencia de la crisis financiera mundial nacida en Wall Street, que a ellos les afectó a través de Grecia. Pero desde el Banco Central Europeo no se les ha querido ayudar sino imponiéndole previamente una presión financiera insoportable para los ciudadanos chipriotas. Lo mismo ha pasado con Grecia, Italia, España y Portugal, países que si no consiguen salir de las recesiones provocadas por los ajustes sufrirán una inestabilidad social que puede crear problemas graves.

El intento flagrante de incumplimiento por parte del Eurogrupo y el Banco Central  Europeo de los compromisos que tienen frente a los pequeños ahorradores de los estados miembros tendrá inevitablemente consecuencias morales desastrosas, porque quedará como una advertencia a otros países en dificultades de que montar un corralito que castigue y arruine a los ahorradores es siempre posible. Todo indica que quien lidera esta amenaza de incumplimiento, que aparentemente se ha quedado en bravuconada,  son el gobierno y las autoridades financieras de Alemania, ya es hora de que se vaya diciendo así de claro. Todo sugiere que la Alemania reunificada, la nueva gran Alemania, el país más poblado y poderoso del Eurogrupo y de la Unión Europea, ha perdido su antigua fe europeísta y se va retirando hacia la defensa de sus propios intereses, aún a costa de los de sus socios europeos. De la crisis financiera que atraviesan los países mediterráneos, estos poderosos grupos de opinión alemanes culpan  no ya a sus gobiernos, sino hasta a sus pueblos, a los que de alguna manera se presenta como pueblos inferiores, incapaces de ponerse a la altura de los pueblos centroeuropeos que integran el resto del Eurogrupo. Aunque parezca increíble, esto es lo que está empezando a pasar en Europa, conviene gritarlo claramente ya, antes de que sea demasiado tarde.

El populismo es una enfermedad política de  las naciones que hace que una parte de sus ciudadanos se considere víctima de la otra parte, y por ello incumpla sus deberes mínimos de solidaridad hacia esa otra parte  y la abandone a su mala suerte, jaleada en esta tarea finalmente autodestructiva por sus gobiernos y sus élites. Esto está pasando ya en la Unión Europea, a nivel de los países del Eurogrupo, que comparten el euro como moneda común. El foco de esta enfermedad parece estar en Alemania. Si en muchos casos el populismo prende en los estratos más pobres de una sociedad, en este caso europeo se trata de un populismo de ricos. Pero cualquier tipo de populismo es nefasto, por lo que representa en sí mismo y porque es además una puerta de entrada al fascismo. Conviene decirlo, gritarlo para intentar que un proceso tan pernicioso se pare. Apelando para ello a lo mejor de Alemania, una nación que antes de reunificarse, cuando sólo era su mitad occidental, la República Federal de Alemania, contribuyó tan decisiva y generosamente a la puesta en marcha del sueño común europeo.

La ira de los chipriotas se expresa aquí con suprema ironía


sábado, 23 de marzo de 2013

La hipótesis parapsicológica


No entiendo por qué muchos que presumen de tener una mente racional se niegan a aceptar la posibilidad de existencia de modos de energía que nos son totalmente desconocidos.

Van Gogh (1889) La noche estrellada
Así vió Van Gogh con su genio una noche estrellada

Es de noche y contemplo el cielo estrellado. Allí arriba luce bellísima Sirius, la estrella más brillante del cielo. Esa luz suya que yo estoy viendo salió de Sirius hace casi nueve años. Nació de explosiones termonucleares en las que los átomos de hidrógeno (1 protón) se fusionaron en un complicado proceso para formar átomos de helio (2 protones y 2 neutrones), generándose a la vez una enorme cantidad de energía, parte de la cual lo es en forma de la luz blanca que me está llegando de la estrella. Algo parecido sucede en el fogón de una cocina de leña chilota. Parte de la madera, es decir, de la materia implicada en el proceso, una parte ínfima en este caso, se convierte en energía térmica, otra forma de onda electromagnética capaz de viajar por el espacio, aunque cubriendo distancias mucho más cortas que la luz. Lo esencial de estos dos procesos es que la materia se convierte en energía, la cual viaja por el espaciotiempo y a su vez, puede reconvertirse en materia. Esto último es lo que sucede en el ciclo solar, donde la energía luminosa procedente del Sol engendra y nutre en nuestro planeta Tierra a toda la biosfera.

 Demos ahora un triple salto mortal hasta el ámbito de lo psicológico, que tiene como asiento la materia cerebral pero que también contiene formas de energía, a las que llamaré mentales, cuya naturaleza no ha sido estudiada todavía.

Todos tenemos la experiencia de procesos mentales que manifiestan intensidades variables. Se trata de los que llamamos emociones o sentimientos los cuales, como el amor, la rabia, la angustía o la alegría, pueden ser más o menos intensos. Están ahí dentro, los experimentamos en nuestra propia carne, empezando por el cerebro y terminando por muchos otros elementos sensibles de nuestro cuerpo. Pero lo desconocemos prácticamente todo acerca de su naturaleza. ¿De qué están hechos, cómo se transmiten? Se trata de dos problemas bien distintos y yo me voy a centrar en el segundo.

¿Pueden transmitirse los estados de ánimo de persona a persona? Sin duda. Esto se aprecia claramente entre personas a las que une una gran intimidad, como una madre con su bebé o una pareja de enamorados. Desconocemos las claves de esta transmisión, pero seguramente lo que se transmite no son señales indiscriminadas, captables por cualquier cerebro cercano al cerebro emisor, sino que solo pueden ser reconocidas por un cerebro específicamente entrenado para ello, empleando una imagen radiofónica, un cerebro sintonizado. Los enamorados captan cuándo el otro está triste, la madre intuye cuándo su hijo tiene un problema, hay gente con enormes capacidades innatas para captar las emociones de cualquier otro, etc.

La hipótesis más simple sobre el mecanismo de captación e interpretación de estas señales mentales supone que las señales se emiten mediante el lenguaje corporal y el que las capta e interpreta tiene una especial capacidad para percibir a través de los sentidos el significado emocional de ese lenguaje corporal, articulado en los movimientos de distintos órganos del cuerpo: ojos, boca, ceño, brazos, piernas; en la producción de sudoración; en la textura o temperatura de la piel; etc.

Pero también podría haber algo más. En la línea de lo que sugiere Bergson, las emociones podrían generar campos de una misteriosa por desconocida energía mental, extensibles a una cierta cantidad de espacio y capaces de atravesar dentro de él cualquier materia, alcanzando así un cerebro receptor capaz de detectar estos campos, que así inducirían en él una respuesta emocional.

J.B. Rhine (1898-1980)
Esta es la hipótesis que ha sometido a prueba esa disciplina tan denostada por los científicos que es la Parapsicología. Hasta ahora no ha tenido éxito, es decir, no ha sido capaz de diseñar experimentos cuya reproductibilidad esté fuera de toda duda. Pero parapsicólogos cuya probidad científica y rigor experimental son indiscutibles, como J.B. Rhine, han descrito algunos casos de mediums cuyos resultados adivinatorios estaban muy por encima de lo que podría esperarse por puro azar, y ello de una forma consistente a lo largo del tiempo.

Al no haber sido capaz de proponer experimentos universalmente reproductibles, la Parapsicología ha fracasado como ciencia, y todo lo paranormal es visto por los escépticos de buena voluntad como rodeado de un halo de superstición.

Pero bien podría suceder que esa misteriosa y denostada energía mental, que se expresa mediante campos, tuviera un umbral tan bajo para nuestros sistemas actuales de detección que el ruido de fondo hiciera casi imposible la realización de experimentos reproductibles.
Ocurriría entonces que solo se pondría claramente de manifiesto en dos circunstancias bien distintas:
a).- En individuos con la capacidad innata de detectar campos muy débiles de esta energía mental, que serían los que habitualmente se han designado como mediums o adivinos, gente con “poderes” de cuya existencia hay pruebas abundantes.
b).-En circunstancias donde emociones extraordinarias, muy intensas, hacen que los emisores de esta energía mental, habitualmente personas corrientes, desarrollen un campo de fuerzas muy intenso, detectable por personas normales aunque caracterizadas como específicamente sensibles a los campos de energía mental del emisor. Aquí entrarían algunos de los muchos casos de telepatía que se han descrito.

Un campo magnético. El imán se esconde debajo de un papel
blanco, sobre el que se disponen limaduras de hierro que
se ordenan según lo manda el campo de fuerzas.

Cabe también la posibilidad de que esta misteriosa energía mental, todavía presente y biológicamente necesaria en muchas especies animales, haya sufrido una evolución regresiva en Homo sapiens como consecuencia del desarrollo del lenguaje y otros sistemas de comunicación, que la han ido haciendo más y más innecesaria y como consecuencia de ello más y más débil y difícil de detectar.

En cualquier caso, para mí el problema sigue abierto, porque además una mente científica que se precie de tal debe estar siempre abierta al misterio. 

Ya lo dejó dicho Isaac Newton: “I do not know what I may appear to the world, but to myself I seem to have been only like a boy playing on the sea-shore, and diverting myself in now and then finding a smoother pebble or a prettier shell than ordinary, whilst the great ocean of truth lay all undiscovered before me”. (“No sé que puedo parecerle al mundo, pero yo me siento como un niño que ha estado jugando en la playa y disfrutando al descubrir antes o después un guijarro más pulido o una concha más bonita de lo habitual, mientras que el gran océano de la verdad permanece inexplorado ante mí”). 

Las cartas de Zener, usadas en experimentos parapsicológicos
de adivinación a distancia.

viernes, 22 de marzo de 2013

Vacío


Aquel hombre no tenía buen carácter. Se enfadaba con facilidad, había dibujado a su alrededor un territorio imaginario cuyos límites eran infranqueables, toda profanación del mismo por un extraño constituía un casus belli. Se había venido sintiendo durante años permanentemente frustrado con su trabajo, estando convencido de que se le valoraba mucho menos de lo que él valía. Tenía una tendencia invencible a descubrir enseguida el lado malo de los demás y le costaba reconocer el lado bueno. Su ceño estaba casi permanentemente fruncido y su boca cerrada con los labios apuntando hacia derecha o izquierda, como si estuviera mascoteando un caramelo amargo. No sabía sonreír, solo era capaz de reírse a carcajadas, el lenguaje de su cuerpo mostraba signos inequívocos de desconfianza, recelo, inseguridad.

Pero no era un hombre malo. Se le daba muy bien comportarse desagradablemente, pero era incapaz de hacer conscientemente daño a los demás. Amaba a su familia y a sus animales, su perro, su gato, su pájaro, de hecho amaba a unos y otros más o menos de la misma manera, con la misma intensidad. Se emocionaba con las cosas tiernas, tenía las lágrimas más fáciles que muchas otras personas más amables. En fin, era un hombre al que nadie quería tener demasiado cerca pero al que tampoco nadie temía darle la espalda.

Un día, por eso de que el tiempo no perdona, a ese hombre se le fueron cerrando las puertas y acabando las historias. Se retiró de su trabajo, sus hijos se fueron inevitablemente lejos para hacer sus vidas, sus pocos amigos desaparecieron, su perro se volvió achacoso y más gruñón que él, su gato se perdió, su pájaro dejó de cantar.

Este hombre se encontró de bruces con un vacío existencial, chocó con él como un autobús que se precipita contra un muro a ciento cincuenta kilómetros por hora. Quedó sumido en una suerte de shock permanente, su expresión ya no era gruñona, sino asombrada, perpleja. Si antes nunca había aceptado el mundo en que vivía, ahora no lo comprendía, a veces hasta dudaba si él estaba vivo o muerto. Hasta tal punto era así que ni siquiera sentía nostalgia o dolor por todo lo que había perdido, mucho menos por todo lo que no había sabido aprovechar.

Ahora transcurrían sus días a una velocidad supersónica. Caía en el vacío hacia un suelo que veía acercarse vertiginosamente sin llegar nunca a alcanzarlo. Si se medía su esperanza de vida en tiempo interior, le quedaba menos de un instante para volatilizarse.

jueves, 21 de marzo de 2013

El transcurrir del tiempo

Manolo Fuster (1979).- Un tiempo, un momento, un paso...


Ese transcurrir del tiempo tiene muchas escalas.

Está la diaria, que se revela cuando te acuestas por la noche y haces un repaso fugaz de los acontecimientos del día. Algunos de estos días están cargados de sucesos y tú los sientes como larguísimos, en otros no ha pasado nada relevante y a esa hora avanzada de la noche te das cuenta de que los has perdido para siempre, por eso sientes un pellizquito de angustia.

Está la escala semanal, que se te pone agudamente de manifiesto los domingos por la tarde, sin duda el espacio de tiempo más aburrido y hasta triste de la semana. Se acabó una, mañana lunes empezará otra, por eso tú te sientes ahora en un vacío existencial, entre dos mundos, y se te viene a la boca del alma el sabor amargo que también tiene el vivir.

La escala mensual es casi nada más que una mancha en el calendario. A ti te afecta poco, salvo en que cuando termina un mes cobras tu sueldo, pero si no te van mal las cosas y careces de deudas apenas lo notas. Eso sí, el final de febrero es simpático, esos días que le faltan llaman tu atención, sientes como si un duende travieso se los hubiera llevado para jugar con ellos en un cuerno de la Luna. Y las cercanías de la Navidad, en la segunda mitad de diciembre, siempre tendrán para ti un sabor mágico a esperanza.

Luego está la importantísima escala de las estaciones, esa que inmortalizó el genio de Vivaldi. La primavera llega siempre con una alegría arrolladora, el invierno te hace acordarte de aquélla camita tibia que tenías siendo un niño, cuando tu mamá te metía bajo las coberturas una botella de agua caliente para los pies helados, te rebozaba las sábanas bien pegaditas alrededor del cuello para que no pudiera entrar el frio bajo ellas y te daba un beso, que exorcizaba a todos los demonios de la oscuridad.

La escala de los años explota dentro de tu alma en dos fechas destacadas. Cuando los cumples, que tienes la estúpida sensación de que ya eres un año más viejo, lo cual es falso porque el transcurrir del tiempo es continuo, y en la Nochevieja, que te trae esa magia de los escasos momentos de la vida en que te está permitido volver a empezar, lo cual te llena de propósitos.

Finalmente está la escala de la vida entera, la de los tiempos largos, esa que se te descubre súbitamente cuando te encuentras con un viejo amigo o recuperas una foto de tu mujer cuando eráis novios o de tus hijos cuando eran pequeños o recuerdas como por encanto a un viejo amor que hace mucho que se fue. Esa escala… que es en definitiva la única escala que tiene verdaderamente un significado… a ti, que nunca le tuviste miedo a la vida, no te asusta. Muy al contrario, cuando de vez en cuando se te aparece notas cómo, con cuánta intensidad, se te calienta el corazón. 

¡Diablos!, es que verdaderamente vale la pena el vivir…

miércoles, 20 de marzo de 2013

Francisco I Papa


Es muy pronto para siquiera barruntar qué trayectoria va a poder seguir este Papa. Pero ha empezado poniendo de manifiesto no sólo que es sencillo, sino que quiere entronizar la sencillez en ese estado del Vaticano aterradoramente bello y grandioso. Más precisamente, la especifica sencillez de Francisco de Asís, uno de los tres o cuatro santos más grandes que ha tenido el cristianismo. Se trata de una sencillez radical, auténtica, no de una apariencia de sencillez.

También desde el primer momento ha querido hacer  explícito su compromiso prioritario con los que son nombrados en las Bienaventuranzas evangélicas: los pobres, los mansos, los que sufren, los que piden justicia o son perseguidos por su causa, los misericordiosos, los bienintencionados, los que luchan por la paz. Este es todo un ambicioso programa político, fácil ademas de articularse en proyectos concretos. Presiento que lo mejor que va a darnos este Papa es ese compromiso solidario y cercano con los bienaventurados.

Probablemente será también, por coherencia con su experiencia de vida, un Papa más latinoamericano y africano que todos los anteriores, en este sentido una versión corregida y aumentada de Juan Pablo II.  Ello le obligará  a ser un Papa viajero y peregrino, que pase mucho tiempo lejos de Roma, para lo que necesitará mantener su buena salud. No  creo que induzca a la confrontación político/social en esos continentes, claro que no, eso un Papa es casi imposible que pueda permitírselo. Lo que intentará es mover al conjunto de las iglesias, con sus obispos a la cabeza, es decir, desde la moderación, hacia una posición más evangélica. Todo lo cual puede tener profundas repercusiones fuera de la Iglesia.

Por ultimo, se presenta como un Papa conservador en las costumbres y en las creencias. Ya ha hablado del Demonio como un enemigo próximo y real, tanto como puede serlo la multitud de guerras y maldades que puebla el mundo. Luchará contra el aborto, pero ayudando a tantas mujeres inocentes que se ven abocadas a abortar, también lo hará contra esa eutanasia que se va haciendo más próxima a medida que las sociedades avanzadas envejecen. Y contra innovaciones como el matrimonio homosexual, pero por defender a la familia tradicional y desde un respeto fraternal hacia los homosexuales.

En fin, que tiene trazas de ser un Papa innovador en la praxis y conservador, quizá sería más correcto decir evangélico, en la doctrina. 

Como hombre de profunda fe cristiana que sin duda es, creo que lo que este Papa le demanda ahora mismo al conjunto de los católicos es lo que ya reclamó a los pocos minutos de haber sido nombrado,  desde el majestuoso  balcón de la basílica de San Pedro: que recen por él.

lunes, 18 de marzo de 2013

Equinoccio


En los Equinoccios, la línea de sombra coincide
 en todasu longitud, de Polo Norte a Sur, con
 los meridianos por los que va pasando.
Pasado mañana miércoles a mediodía, tendrá lugar un equinoccio, de primavera para el hemisferio Norte y de otoño para el Sur. La naturaleza nos iguala así a todos los terrícolas desde el martes 19 hasta el jueves 21 de marzo, cuando el día y la noche serán en todas partes igual de largos.

Es un momento de encuentro. Oportuno para recordar que todos los que giramos diariamente en este tiovivo que es la Tierra, todos, es decir, humanos, animales, plantas, cosas, más los espíritus que nos acompañan y nuestro pasado con nuestro futuro, todos, es decir, absolutamente todos, navegamos en el mismo barco.

Aunque parezca obvio no lo es, por eso conviene recordarlo.

domingo, 17 de marzo de 2013

Himno a la cobardía

Abstracto en gris

Sospechas que al otro lado de la pared alguien puede estar sufriendo. Sientes el impulso de acudir en su ayuda. Pero ¿y si es al revés, si los gritos que oyes son de alegría y no de dolor? El tabique más bien parece un muro, es sólido, quizá de hormigón, sólo deja pasar sonidos graves, distorsionados, que los hace confusos, ambiguos.

No sabes qué hacer. Podrías salir a la calle, avanzar por el pasillo exterior de ese motel perdido en la llanura cubierta por la niebla nocturna y llamar a la puerta de la habitación vecina, luego preguntar si necesita(n) ayuda.

Pero no te atreves a hacerlo, te quedarás con las dudas de sí pudiste ayudar en algo, echar una mano. Tu única certeza en esta noche en la que te tapas la cabeza con la almohada para no escuchar los rumores sordos de lo que podría ser sufrimiento... tu única certeza... es que siempre has sido un cobarde.

El mundo está lleno, por cierto, de dudas de esta clase. Doblas una esquina y en la calle solitaria ves a un hombre que se queja tendido en el suelo. ¿Estará herido, enfermo o simplemente borracho? ¿Te atacará cuando te acerques, te ensuciará con sus vómitos o su sangre? Sientes ganas de huir corriendo.

Pobre, miserable cobarde. Tú y los que son como tú estáis cubiertos por una capa espesa de polvo  insolidario.  Vivís en madrigueras, estáis  a punto de perderos, se os acaba el tiempo.

sábado, 16 de marzo de 2013

Sí a la vida


La vida se nos da. Como don que es, muchas veces no sabemos apreciarla en todo lo que vale.

La vida es un grito de alegría. El simple hecho de vivir, inseparable por cierto del de compartir tu vida con los demás, es un acontecimiento tan extraordinario, tan precioso e indiscutible, que nunca debería dejar de asombrarnos.

Pero vivir en plenitud es amar. El amor a los demás, a todo y todos los que conviven contigo, es la manifestación más completa y auténtica de que vives plenamente.

Amas cuando te vacías gozosamente para los otros y en los otros. Les abres un hueco en lo más sagrado y apreciado de ti mismo donde puedan reposar y abrigarse, sintiéndose protegidos y amados. A la vez aceptas el hueco que los otros abren dentro de ellos para ti y tienes la generosidad de habitarlo.

Vivir es una afirmación, un paso adelante, un ir más allá del desfallecimiento, un no dejar nunca de decirle SÍ a esa vida que te amanece cada día. Es también, cuando se te vaya acercando la hora indiscutible de la muerte, no dejarte morir sino morir viviendo.

Es normal que una gaviota se canse a veces de seguir volando contra el viento.
Pero no por ello deja de ceñirlo, como un barco velero, en un hermoso vértigo.

miércoles, 13 de marzo de 2013

España: después de la crisis nada debería ser igual


Un amigo que sabe lo que dice me cuenta que bastará con que el rating de la deuda española suba un escalón, por ejemplo, del Moody Baa actual (medium) al A (upper medium), todavía muy por debajo del Aa (high quality) y más aún del Aaa (highest quality) que tenía cuando empezó esta crisis, para que empiece a rodar un círculo virtuoso que terminará sacándonos de la miseria en que estamos. El paso al rating A hará que bajen los intereses interbancarios, lo que resultará en que los bancos extranjeros empezarán a prestarle de nuevo dinero a los españoles, ergo el crédito a las empresas volverá, ergo la economía se pondrá en marcha, ergo el paro descenderá, etc, etc, hasta que en varios años vuelva España a una situación económica desahogada.

También me dice que los datos macroeconómicos de España están mejorando, lo que hace cada día más probable que ese acontecimiento (paso del Baa al A) se produzca antes de que acabe el 2013, marcando así el comienzo de la recuperación.

Estupendo. Sin embargo, todo esto me hace pensar lo siguiente:

1).- Siendo estas crisis económicas cíclicas iguales en lo esencial a las que siempre ha venido sufriendo España, un país deficitario en capital por lo menos desde que Colón descubrió América, ahora vienen con un cambio sustancial.

2).- En efecto, antes la salida de la crisis pasaba por una recesión económica que obligaba a devaluar la peseta y producía cierre de empresas y paro, hasta que España volvía a ser competitiva.

3).- Ahora, como nuestra moneda es un euro que no tenemos la potestad de devaluar, la salida de la crisis pasa solamente por el cierre de empresas y el paro. Los españoles que tienen euros los invierten en el extranjero con buenas rentabilidades.

4).- Ahora los políticos españoles solo pueden aplicar medidas de austeridad que afectan a los ciudadanos (trabajadores y empresarios pequeños y medianos), no, como antes, también medidas financieras (devaluación) que afectan al capital (inversores extranjeros, grandes empresas sistémicas y ahorradores).

5).- De manera que las cargas de la crisis las soportan los hombros más débiles mucho más ahora que antes.

La conclusión es que habiendo cambiado drásticamente las reglas del juego económico, ya no sirve aquella vieja política en la que los políticos conservadores luchaban por reinvertir la riqueza creada mientras que los políticos socialdemócratas luchaban por repartirla. Ahora todos los políticos tiene ante ellos una tarea mucho más básica: luchar para que España mantenga su competitividad en un mercado globalizado, lo que significa luchar para que:

  •           Los españoles estén mejor educados.
  •           Las empresas españolas sean más innovadoras y competitivas.
  •           El sector público español, incluyendo a los grandes sindicatos, sea más eficaz y transparente.
  •           Aumente la igualdad de oportunidades de los españoles cuando nacen.
  •           Disminuyan la corrupción, el nepotismo y las desigualdades entre regiones y clases sociales.

Todo esto implica un cambio importante en la naturaleza de los desafíos que los políticos españoles tienen que afrontar, por lo tanto un cambio radical en sus modos, formas y planteamientos básicos. Los políticos españoles tienen que cambiar. Aquí es donde puede estar el desafío más importante y difícil para España en los próximos años.

El Roto (2012) Viñetas para una crisis (Reservoir Books)

martes, 12 de marzo de 2013

Papa nuevo

El Greco (1596).- Pentecostés

Elección de un nuevo Papa, días de esperanza para los católicos. Eso soy yo, un católico mediocre y dubitativo pero todavía fascinado por la figura de Jesús, convencido además de que me moriré así, pues ni me queda tiempo ni me apetece buscar otro refugio.

En el siglo XX y lo que va del XXI se han venido alternando Papas fríos y cerebrales con otros carismáticos y cordiales. Pío XII, Juan XXIII, Pablo VI, Juan Pablo II, Benedicto XVI… ahora tocaría según esta ley un Papa cordial, intuitivo, rompedor de costumbres y hábitos, ecuménico, universal, simpático, buena gente… pero si eso va a ser así o no, tendrá que decidirlo el Espíritu Santo, eso al menos es lo que cree la mayoría de los cardenales que lo van a elegir.

Cuando pienso en lo que esperaría del nuevo Papa, se me ocurren cosas facilonas que sin embargo parecen interesantes. La más obvia: que ponga a la Iglesia al día en lo que se refiere a la igualdad de los sexos, es decir, que las mujeres puedan ordenarse sacerdotisas y llegar hasta Papisas  y que se acabe el celibato de los sacerdotes. O que enfrente a la Iglesia de una vez con su oportunismo respecto al control de la natalidad, para el que es totalmente permisiva en el primer mundo (no podría ser de otra manera) pero que intenta mantener con todas sus fuerzas en Africa, contribuyendo así a la estabilización de la miseria. O que adopte una postura evangélica en lo que se refiere a sus propias riquezas. O muchas cosas más que me parecen razonables, justas y urgentes.

Pero si me paro  a pensar en lo que ha venido siendo la Iglesia Católica, donde a pesar de la discriminación de la mujer algunos de sus pilares fundamentales son mujeres como la Virgen María, Teresa de Jesús, Teresa de Calcuta…, que probablemente es la institución que más y con más generosidad apuesta por Africa a través de sus misioneros/as…etc, etc, etc…

Llego a la conclusión de que lo que tengo que pedirle al Espíritu Santo es solamente que el Papa que venga crea en Jesús y sus Evangelios con todo su corazón, toda su alma y todas sus fuerzas. Y que mantenga el tipo como un hombre valiente y bienintencionado (limpio de corazón). Y que se conserve físicamente fuerte y esté sano. Nada más. Todo lo demás que le hará falta, que es mucho, ya lo tendrá como cardenal papable.

Pues que así sea.

lunes, 11 de marzo de 2013

Bergson y el amor.

Bergson (1859-1941)

Leyendo  a Bergson, el gran filósofo francés, el de la Evolution Creative y la Durée. Es uno de esos afortunados escritores filósofos tan inspirador que nada más empezar a leerlo ya notas cómo se va desarrollando en tu cerebro un discurso paralelo a lo que lees.

Lo que Bergson me va inspirando es heterodoxo y además está enlazado con el pensamiento de Heráclito (esto último lo explicaré en otro momento). Entiendo que Bergson acusa a los filósofos de no haber sabido liberar su pensamiento del marco espaciotemporal en el que forzosamente se producen las percepciones sensoriales: ver, oir, oler, gustar y tocar. Ese sería el caso, entre muchos otros, del insigne Kant, que parte de la existencia en nuestro cerebro de una intuición del espacio/tiempo previa a la percepción sensorial y necesaria no solo para que ésta sea posible, sino para que lo sea también el pensamiento más abstracto.

Pero Bergson sugiere que no tiene por qué ser así. Pone el ejemplo de los sentimientos y las emociones, como el amor, la pasión, la alegría, la amistad, el odio, el miedo, la angustia. Considera (y trata de probar) que en ninguno de ellos puede hablarse de qué tamaño tienen (espacio) o cuánto han durado (tiempo). Porque no son cantidades, sino calidades. Bergson lo expresa también metafóricamente diciendo que no son cantidades, sino tonalidades, colores que impregnan el espacio del alma y todo lo que éste contiene.

Me hace evocar la diferencia que existe en Física entre vector y campo. Por ejemplo en la gravitación. El campo gravitatorio llena todo el espacio, pero sin ponerse de manifiesto por sí mismo. Está sin estar. Para que el campo gravitatorio dé señal de existencia hace falta que  esté presente en él un espaciotiempo, es decir, una masa en movimiento. Entonces esta masa se ve sometida a la aceleración de la gravedad, aquel 9,8 m/s2 que nos enseñaron en la escuela. Hasta tal punto un campo es difícil de entender, que quizá el más grande misterio de la Física todavía sin resolver es el de comprender la naturaleza de la gravitación.

La idea que Bergson me inspira (no lo acuso directamente a él) está cargada de fuerza y además es hasta poética. Tomemos como ejemplo de lo que quiero decir al amor. Es un campo, no un vector. Si yo te amo a ti esto jamás puede manifestarse como un vector de amor, que no existe. No puede decirse que yo te amo mucho o poco, tanto o cuanto. Sino que ese amor que yo siento por ti es un campo que demuestra su existencia modificando el resto de mis  relaciones, espaciotemporales o no, contigo. Porque te amo me acerco más a ti, estoy dispuesto a cambiar mi rumbo por ti, te necesito más, siento más nostalgia durante tu ausencia, me emociona tu cercanía, etc. 

¿A que es bonito? Y puede que hasta cierto.

viernes, 8 de marzo de 2013

Peregrinaje


He estado caminando muchísimo tiempo, días y días, a veces con sus noches. Tengo el cuerpo dolorido, siento una sed permanente, los pies me laten de fatiga, pero me he acostumbrado a todo esto y ya ni lo padezco sino como un malestar general que se confunde con mi estado de ánimo preocupado, inquieto, difuso. Mucha gente camina como yo delante de mí, otra mucha detrás. En realidad formamos entre todos un rosario de caminantes silenciosos, porque no intercambiamos el menor comentario, ni siquiera miramos los paisajes que vamos dejando atrás.

Empiezo a oír algunos gritos y me pongo en alerta. ¿Qué estará pasando? Las voces vienen de los que me preceden, van llegando cada vez más cercanas, me parece escuchar que alguien dice que ya se ve el final del camino, enseguida lo oigo con total nitidez, sí, el final de camino está ya allí, a la vuelta del próximo recodo, eso dice cada vez más gente hasta que se convierte en un clamor general.
Miro a los dos o tres compañeros que caminan a mi lado, ellos me miran a mí pero no nos decimos nada. Uno de ellos empieza a gritar, “¡a la vuelta del recodo está el final del camino!... ¡estamos llegando!...”, y como si fueramos extraños pájaros sin plumas de un enorme bando, los restantes compañeros de fila, yo incluido, empezamos a gritar lo mismo.
En efecto. Cuando doblo el recodo hacia la derecha veo al fondo, en mitad de una enorme ladera, lo que me parece que es el Potala de Lhasa, el lugar de la iluminación, sí, ese en el que en tiempos residió el Dalai Lama. Sin saber por qué ni desde cuándo ni cómo, me oigo a mí mismo recitando, una y otra vez, una y otra vez, una y otra vez, “om mani padme hum”… “om mani padme hum”… “om mani padme hum”…, y así soy incapaz de callarme, más todavía, no soy yo el que vocaliza el mantra sino que algo o alguien que me son completamente desconocidos lo está vocalizando dentro de mí y yo no tengo ninguna autoridad sobre eso.

Llego por fin a la entrada del palacio monasterio. A lo largo del muro corre un banco de piedra calentado por un sol que alivia el viento frío y cortante que baja de las montañas próximas. Me siento en este banco, “bendito sea el nombre del Señor”, recito una sola vez. Me quito las botas con trabajo y mis pies parecen expandirse de alivio hasta el infinito, pero enseguida noto de nuevo su dolor, es decir, el dolor que hay en ellos.





De pronto me encuentro totalmente solo. Los miles, decenas de miles, cientos de miles, qué sé yo cuántos, de caminantes que me habían acompañado a lo largo del camino han desaparecido todos. Ni siquiera el Potala está ya detrás del banco de piedra, ni siquiera hay un muro en el que pueda apoyar mi espalda y el banco ya no es tal, estoy sentado sobre la tierra pedregosa de un desierto, quizá sobre un reg sahariano, sí, es un reg, veo innumerables fósiles ammonites e innumerables puntas de flecha incrustados en el suelo, todo a mi alrededor.
Me pregunto qué haré ahora. No tengo la menor idea de cuál pueda ser la respuesta. Por esa razón vuelvo a preguntarme qué haré ahora. “¿Qué haré ahora?... ¿Hacia dónde encaminaré mis pasos perdidos?...”




Muy pronto se hace completamente de noche, en cierto modo me alegro de ello, las estrellas sin luna me dan precisamente la compañía que necesito.




jueves, 7 de marzo de 2013

Nueva York


Si alguna capital tiene el mundo, si hay alguna ciudad que merezca ese título por el que se la reconoce como el símbolo de las esperanzas que han puesto los humanos desde muy antiguo en la búsqueda de una vida mejor en una gran urbe, esa es Nueva York (NY).

Porque NY tiene pocas iglesias, ninguna fortaleza y muchas torres muy altas, los rascacielos, construidos a la medida exacta de las ambiciones humanas, siempre inagotables. Es una ciudad hecha desde sus subterráneos más hondos hasta sus techos más altos con el esfuerzo de oleadas de inmigrantes que han venido a habitarla desde todos los rincones del mundo, llegando sin otra cosa que sus ilusiones y su coraje, lo que no es poco.

Como capital del mundo, NY es una ciudad de extremos, despiadada en muchos aspectos pero en la que muchos millones de refugiados han podido encontrar su rincón donde vivir y un futuro para sus hijos. Aquí te encuentras lo mejor y lo peor de las tribus urbanas. Yo he visto en Nueva York cosas que difícilmente habría podido ver en otro sitio.

Me he cruzado en una calle de Brooklyn con una señora que llevaba marcados en su brazo, bien visibles en un día de verano caluroso, los números tatuados en azul muy oscuro de un campo de concentración nazi, mostrándome con su presencia la horrible realidad del Holocausto. En el Bowery me he tropezado con la miseria triunfante de unos viejos que han encontrado en el alcohol y la soledad su último consuelo y que, tú te das cuenta, morirán pronto con la dignidad del que ya no tiene ninguna esperanza. Y en un Harlem que afortunadamente dejó de existir llegué a ver unas calles machacadas por la pobreza y el abandono, cruzadas por unos afroamericanos abandonados a sí mismos que entonces daban miedo a los demás neoyorquinos.

Pero también he visto la belleza bucólica del Central Park, donde desde hace tiempo los niños juegan tranquilos y los novios se prometen fidelidad y se besan a la vista de un público amable. Y las calles de Manhattan llenas de vida, de tiendas maravillosas donde te ofrecen todos los tesoros a los que puedes acceder con el dinero. O las de Brooklyn con el intimismo urbano de una ciudad de provincias. Y la increible densidad de focos de alta cultura de una NY que vibra de inteligencia y ambición de saber: la NY Public Library, una de las bibliotecas más grandes del mundo; el Museo de Arte Moderno, el MOMA, una catedral del arte donde un español desgraciado como yo tuvo que venir entonces para ver el Guernica de Picasso, mi Guernica; el Museo Americano de Historia Natural, donde descubres una tradición museística norteamericana que no se parece en nada a la europea y que arde con la pasión de divulgar cultura entre la gente; el museo Guggenheim, un templo para entregarse a la contemplación del arte; tantos, tantos, tantos más templos del saber y la cultura.

El cosmopolitismo de esta ciudad supera al de cualquier otra. En la catedral católica, en plena Quinta Avenida, he visto altares dedicados a santos y decorados con la misma cálida ingenuidad que si estuvieran en la iglesia de una pequeña ciudad latinoamericana o española. Y una vez que por falta de dinero me hospedé en un hotel ruinoso de la Calle 42, inmenso y dedicado principalmente a albergar jubilados con pensiones escasas, me topé con los ratones de Nueva York, los más golfos y caraduras que he conocido; aquel día habíamos hecho algunas compras, que cuando llegamos al hotel dejamos metidas en sus bolsas de papel encima de la mesa central de nuestra destartalada pero enorme habitación; nada más apagar la luz oímos ruidos, y cuando inmediatamente la volvimos a encender seis o siete ratoncillos se ocupaban afanosos en curiosear nuestras bolsas. Sentado en la cama, les grité para espantarlos, pero lo único que hicieron fue volver una mirada entre curiosa y despreciativa hacia mí, e inmediatamente seguir en lo suyo. Tuve que levantarme, acercarme a la mesa y dar varias palmadas para que finalmente salieran corriendo hacia su madriguera, un agujero en la pared como los que yo había visto muchas veces en las películas de Tom y Jerry. Estoy seguro de que si alguno de aquellos ratoncillos se hubiera encontrado a la mañana siguiente conmigo en algún pasillo de aquel hotel, me habría saludado con un afectuoso good morning.

Hay algo que no debe faltar en una visita a NY: el peregrinaje a la Estatua de la Libertad. Los franceses demostraron su buen gusto haciéndole este maravilloso regalo a una ciudad que se lo había merecido con creces. No solo vale la pena ver la inmensa Estatua y culebrear por dentro de ella como una célula sanguínea hasta llegar a su corona, sino que la perspectiva de los rascacielos de Manhattan desde allí o en el ferry de vuelta es grandiosa. El espíritu de NY te entra por los ojos y se busca un lugar imborrable en tu memoria.

Para terminar: es posible que en NY puedas llegar a sentirte solo, pero nunca extranjero. Compendio de la humanidad, de sus grandezas y miserias, USA recibió y sigue recibiendo buena parte de sus jugos vitales a través de ella. Y para todos los que en el mundo han sido desplazados por el sectarismo, la tiranía, la sinrazón, la injusticia o simplemente la mala suerte, NY ha sido, es y seguirá siendo un refugio donde siempre será posible volver a empezar. 

Esa es, por encima de todo lo demás, su grandeza.

Manhattan desde la Estatua de la Libertad