domingo, 15 de marzo de 2015

El último día de mi vida

Cada nuevo día que amanece es el último día de mi vida.

Último, sí, en el sentido del recién llegado, el nuevo, el que está todavía por interpretar y por vivir, aquél cuya crónica no se ha escrito aún.

Pero último, también, porque es mi día más viejo, aquél en el que yo debería ser capaz de aplicar todo lo que la vida me ha enseñado, tanto más cuanto más viejo soy o más en peligro me encuentro.


Esta doble condición de mi último día, la de la juventud y la vejez, el nacimiento y la consumación, lo llena de belleza y lo dota de un sentido profundo. 

Tan próximo como lo muestra a lo esencial de mi entera naturaleza humana. Porque soy a la vez, simultáneamente y en cualquier sitio, promesa y cumplimiento.

1 comentario:

Paola Arciniegas dijo...

Y también el más nuevo, porque cada día, al despertar nacemos de nuevo, Olo.