Después de un viaje complicado, vuelvo de nuevo a la vida diaria de mi blog. Siento al hacerlo ese confort del que llega de vuelta a casa. Vengo cansado, a lo largo del camino he experimentado muchas emociones, algunas de ellas importantes.
Esto es lo que suele pasar en el curso de los viajes auténticos, en los que se va con poco equipaje, se tropieza con muchas sorpresas y se descubren algunas verdades.
De especial relevancia para el blog de Olo es una de estas últimas. El lema que encabeza mi blog menciona “la vida que corre tras el tiempo sin alcanzarlo”. Lo que he descubierto es que en el curso de una vida humana hay un momento en que, contradiciendo a mi lema, la vida alcanza por fin al tiempo. Es el momento de la muerte, cuando el tiempo de esa vida se acaba, apagándose como una lámpara a la que se le ha acabado el aceite. Ese tiempo y esa vida se encuentran por fin, consumiéndose en una misma nada.
Quizá a causa de este descubrimiento, el primer tema que trataré en los próximos días es el de la Muerte. Pero, siguiendo a Heráclito, es imposible hablar de la Muerte sin hacerlo a la vez de la Vida. Yo escribiré de lo que sucede en un gran hospital, donde los humanos luchan contra la Muerte, es decir, por la Vida, una lucha brillante y valiente. He estado allí y vengo con buenas noticias.
1 comentario:
te estabamos esperando
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