Me invita a visitar el parque eólico de San Pedro su gerente regional, Drago Bartulín, a quien conozco desde hace años. Buen conocedor de Chiloé desde el aire, él fue quien propuso a los primeros promotores de parques eólicos que llegaron a Chiloé, la Sierra de San Pedro como el sitio más idóneo, por combinar la consecución de unos objetivos energéticos con la máxima protección al paisaje y al ecosistema.
La flecha amarilla señala la zona con escasa vegetación ocupada por el parque eólico de San Pedro. |
Los aerogeneradores de San Pedro con el camino de servicio que los va uniendo |
¿Qué impacto tiene este parque eólico sobre el paisaje? Los aerogeneradores, pese a ser enormes, pasan casi desapercibidos cuando se transita por la ruta 5 entre Ancud y Castro, y no se ven desde ninguna de las poblaciones principales y zonas más turísticas de Chiloé. Lo mismo sucede con la línea de alta tensión que transporta la energía eléctrica producida en el parque hasta el centro de transformación y distribución de electricidad para el conjunto de la isla grande de Chiloé, que está instalado en Degán. ¿A qué ecosistemas afecta y cuáles son los daños producidos? Estos daños pueden proceder de tres fuentes distintas: el parque de aerogeneradores en sí mismo, la ruta de acceso y la red de alta tensión que evacua la electricidad producida hasta el centro de distribución de Degán.En cuanto al parque, los 18 aerogeneradores instalados hasta el momento ocupan 10 Has de las 3.800 que están disponibles para el parque eólico, de manera que aunque el parque multiplicara por 10 su capacidad, el impacto directo sobre la vegetación natural sería mínimo, aun incluyendo los caminos de servicio necesarios. Tampoco ha habido hasta ahora un impacto ecológico notable derivado de los trabajos de instalación, pues la zona ocupada por el parque estaba, como ya he indicado, deforestada por incendios producidos hace años.
En primer plano, aspecto típico de las turberas de altura presentes en el parque eólico de San Pedro |
La vista desde lo más alto del parque es impresionante. Se domina la totalidad del archipiélago de Chiloé, desde el canal de Chacao hasta Quellón y desde el Pacífico hasta las últimas islitas pegadas ya al continente, con la inmensidad de la cordillera y sus volcanes como telón de fondo. Uno se da cuenta allí de lo pequeño que es este archipiélago chilote que amamos tanto y de cómo de decisivo es que lo cuidemos y lo protejamos. Me dice Drago Bartulín que el propósito del parque eólico es crear un centro de interpretación al que puedan acudir visitantes y en particular los colegios y otros centros educativos para conocer así no solo el parque, sino una nueva visión de la totalidad de Chiloé. Estoy convencido de que a medida que el parque se vaya ampliando y consolidando, siempre que se le dé ese aspecto educativo y participativo que se pretende, la situación de los ecosistemas afectados por el parque eólico mejorará hasta superar con mucho su estado anterior al parque. En particular, creo que esas turberas de altura que son tan bellas y le dan al parque su sello ecológico, de las que muestro un detalle en la foto de la izquierda, serán cuidadas por los responsables del parque como si fueran su jardín. La gerencia regional del parque eólico tiene la inquietud de ofrecer a Chiloé todo lo que pueda darle de útil. En este sentido, ha construido ya una gran antena que, cuando utilizada por las empresas de servicios correspondientes, puede aumentar enormemente la cobertura que de internet y de telefonía tengan las regiones más apartadas del archipiélago.
Creo que la combinación de una apuesta decidida por las energías sostenibles como lo es la eólica, con un compromiso por la preservación del paisaje y la protección de los ecosistemas y un interés por comunicar a la sociedad chilota lo que se es y se quiere hacer, pueden ser las claves del éxito de este parque eólico.
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