domingo, 2 de abril de 2017

La desesperanza en el siglo XXI

Tremendo lo que cita hoy Sylvie Kauffmann en  Le Monde

En el otoño del 2015, un estudio de dos profesores de economía de Princeton, Angus Deaton y Anne Case, publicado por la Academia de Ciencias USA, ha provocado un pequeño electrochoc. Bajo un título neutro, “Alza de la morbilidad y la mortalidad de los Americanos blancos no hispánicos de edad media en el siglo XXI”, el estudio revelaba una disminución constante de la esperanza de vida de los Americanos blancos de entre 45 y 54 años entre 1999 y 2013, que contrasta con el aumento de esta esperanza de vida para los Americanos de otras categorías étnicas y para el resto del mundo desarrollado” (la traducción es mía y tan literal como posible).

El artículo de la Kauffman no tiene desperdicio. Se pregunta si la desesperanza de los  americanos de edad madura no será una de las claves del triunfo de Trump. Y yo me digo si no supondrá tambien, como en tantas otras novedades sociales  aparecidas en la dinámica sociedad USA, sino un aviso de lo que nos espera en Europa y otras áreas suficientemente desarrolladas pero sensibles a la depresión económica y social que les traen los tiempos nuevos del siglo XXI.

Le echo un vistazo al paper de Deaton y Case en PNAS . Los gráficos que presenta son aterradores. La Discusión final da que pensar. Los Americanos blancos de entre 45 y 54 años no son una generación feliz. Están convencidos de que envejecerán peor que lo hicieron sus padres. El sistema de pensiones imperante no ayuda, pues no garantiza una renta.


¿Qué concluir de todo esto? Hay que actuar al nivel de nuestra concepción del mundo y de los valores. Dar un inmenso salto cualitativo y ponernos a pensar, todos juntos, seria y pacíficamente, en que un mundo más feliz para los viejos y más ilusionante para los jóvenes, más llevadero para todos, es posible. Sí, exactamente eso: ES POSIBLE, basta con que nos dispongamos todos juntos, sin miedo, sin ira, sin pausa, en la tarea de conseguirlo.

Esta es la tremenda Fig. 2 del paper del PNAS mencionado.



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