domingo, 30 de diciembre de 2012

En una noche oscura


De pronto todo enmudece, solo te llega el silencio. No sabes si se trata solamente de un castigo o es ya una condena. O quizá, por el contrario, una tregua. O una forma de seguir hablando, ahora a la manera de Heráclito, cuando el silencio es una manifestación de la ausencia que es a su vez la señal  más clara, sumergido como estás en la oscuridad, de que la presencia existe, porque sin ella la ausencia jamás podría ponerse de manifiesto.

Este es el infierno que acompaña a todo individuo humano que busca seriamente algo, ya sea la inspiración artística o el descubrimiento científico o la culminación de un viaje espiritual  o la superación de algún fracaso o lo divino o el amor o simplemente la verdad, esa que está en el fondo de todo lo que existe.

Ese silencio purificador, esa noche oscura sin la cual jamás serías capaz de reconocer la luz.

Telarañas en la oscuridad

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