Monro Scott Orr (1923).- The Old Man of the Sea |
El silencio.
A veces eres tú quien lo busca, creyendo que a través de él vas a conseguir la paz. Otras él te captura a ti. Siempre es mordaza que tapa tu boca, parálisis que seca tu mano, venda que cubre completamente tus ojos.
Te llegue por activa o por pasiva, el silencio termina aplastándote. Nunca dejó de acecharte, siempre se mantuvo esperando su oportunidad. Lo que te trae, ya lo llames tú, ya caigas en sus redes, es soledad y angustia.
No dejes que esta angustia se convierta en desesperanza. Acoge tu silencio como una prueba, una tregua, una espera. Acéptalo sobre tus hombros. Como el Viejo de Sinbad el Marino, llegará un momento en que podrás quitártelo de encima y dejarlo a un lado de tu camino.
Entonces quizá te des cuenta de que ese silencio ha hecho más precisas y hondas las palabras que, ya lo vas notando, empiezan a brotarte de nuevo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario