sábado, 1 de octubre de 2016

Lo ascético

Un Sadhu es un monje hindú que practica la Ascesis como
etapa final en su camino hacia la purificación.
(Foto cortesía del Dr Sarkar)
Nuestro mundo real, el de nuestra carne y nuestra mente, carecería de dinamismo si no existiera el tiempo. Éste es quien hace posibles las cadenas de causas y efectos que le dan consistencia y explicación a nuestra existencia. 

Más allá de nosotros mismos, todas las dimensiones de la naturaleza tienen en el tiempo su causa primera. Así empieza el Génesis: “en el principio, creó Dios los cielos y la tierra”, y ese “principio” alude sin nombrarlo al tiempo, primer actor de la creación.



Recuerdo ahora aquella ecuación fundamental de la Mecánica newtoniana que nos enseñaban en el colegio:

F x t   =  m x v

 Fuerza x tiempo  =  masa  x velocidad

         Impulso mecánico  = cantidad de movimiento

Así, en un terremoto, el impulso mecánico es la fuerza gigantesca con que dos placas tectónicas se empujan una a la otra durante un tiempo muy largo, igual a la cantidad de movimiento que se libera cuando, como consecuencia de la quiebra de aquel empujarse, una masa gigantesca de tierra y rocas empieza a vibrar y esta onda se transmite a gran velocidad a lo ancho de toda la Tierra, provocando la destrucción a su paso. Y en una tempestad, el impulso mecánico es la fuerza de un viento feroz sobre el mar durante algunas horas, capaz de levantar grandes olas que se mueven veloces, amenazando la vida de los barcos que encuentran.

Nuestras mentes humanas son asiento de fenómenos análogos, aunque no se les pueda calificar, dada su naturaleza inmaterial, de newtonianos. Así, nuestras decisiones importantes son consecuencia de impulsos que nacen de la interacción, durante un cierto tiempo, de nuestra voluntad con nuestra inteligencia y nuestro instinto. Fuerzas que se esconden entre los pliegues más recónditos de nuestros cerebros, se despiertan un día y empiezan a actuar en silencio. Generan así unos impulsos sostenidos que terminan poniéndonos en marcha. Muchas veces se trata solamente de iniciar un camino nuevo. Pero en otros casos nos tiramos desde lo alto a un abismo en cuyo fondo terminaremos aplastados, o a unas aguas nadando a través de las cuales alcanzaremos lo que anhelábamos. Motivados, al hacerlo así, para correr riesgos.

No debemos temerle a nuestros impulsos, ni reprimir nuestros movimientos, siempre que pongamos nuestra  atención en una introspección continua de las fuerzas que vagan por nuestro interior. En esto consiste la Ascética, que está presente en todas las culturas y todas las religiones. Cuyo objetivo es no tolerarnos la coexistencia con fuerzas tenebrosas, esas que son capaces de llevarnos al desastre. Por eso los ascetas intentan vivir, en la medida de lo posible, en un estado de pureza interior.

Alguien le preguntó un día al humorista italiano Pitigrilli en qué consistía la educación. “Pues se trata de comportarse cuando estés delante de los demás como si estuvieras solo”, contestó Pitigrilli. Y después de unos instantes de silencio continuó: …”Y cuando estés solo como si estuvieras delante de los demás”.

Algo así podría ser el fundamento de una ascética para la gente corriente.


P.S. He publicado la misma frase de Pitigrilli en este blog el 20 marzo 2011 y el 22 diciembre 2012. Cosas de la edad, pero no puedo negar que se trata de una de mis frases preferidas (lo que, lamentablemente, no significa que haya tenido mucho éxito al intentar ponerla en práctica, aunque no me doy por vencido).

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Mira por dónde, la divisa de mi Consultora de ISO es
Quality means doing it right when no one is looking.
Me parece más acertada, porque se circunscribe a la calidad, a las acciones relacionadas con otros.
Salud
Jordi

olo dijo...

“Doing it right when no one is looking” equivale a “ comportarte cuando estés solo como si estuvieras delante de los demás”. Le falta el equivalente a “comportarte delante de los demás como si estuvieras solo”, que podría traducirse por “doing what you think is right when everybody is looking”.

Lo fuerte de la doble recomendación de Pitigrilli es que explica, dividiéndola en dos partes, la más simple y fundamental recomendación ética: “sé íntegro, ten una sola cara, no aceptes dobleces en tu comportamiento”.
Éste de la INTEGRIDAD es quizá uno de los defícits mayores de nuestro tiempo. No somos íntegros; somos acomodaticios, relativistas, escépticos. En definitiva: cobardes de espíritu.

Yo lo pedía en mi entrada en este blog del 10agosto2015, “Mi FBI”. Me refería a las tres gracias que me gustaría tener: FUERZA, BONDAD… ¡e INTEGRIDAD!