Escribí en este blog sobre la
oración en general hace algún tiempo (Noviembre 2014). Entonces mencioné el
Padrenuestro, la oración cristiana por antonomasia, la que nos enseñó y
recomendó Jesús en los Evangelios (Mt 6, 9-13; también Lc 11, 1-4). Yo, que
siempre he rezado, también he tenido casi desde siempre el Padrenuestro como mi
oración dominante, al igual que los hermanos Cartujos y otros muchos cristianos
(católicos, protestantes, anglicanos, ortodoxos, nestorianos, coptos) a lo largo
del ancho mundo y su tiempo. Es una oración fascinante, profunda y misteriosa,
que cuanto más la rezas y con más ahínco lo haces a lo largo de tu vida más
descubres en ella nuevos aspectos que te sorprenden e iluminan. De eso es de lo
que quiero escribir hoy.
Empezaré por mostrar el Padre
nuestro tal y como lo rezo yo:
Hágase tu voluntad así en la Tierra como en el Cielo.
Y no nos dejes caer en la tentación,
Mas líbranos del mal.
Y ahora diré cómo lo voy
interpretando cuando lo rezo despacio, que no es siempre, cuando lo hago con
atención, descansando en sus palabras, intentando sumergirme en su significado.
Padre nuestro que estás en los
cielos
El Dios único es el Creador de
todo lo que existe, por eso es nuestro
Padre. Él no existe, sino que es,
y lo es en los cielos, que quiere
decir fuera del espaciotiempo.
Santificado sea tu nombre
Este Dios nuestro es el del
Antiguo Testamento, el mismo Dios de los judíos, el Dios único. Tan grande, tan
inmenso, que lo único que podemos hacer con respecto a Él es darle un nombre y santificar ese nombre en nuestra vida.
Venga a nosotros tu reino
Quien viene es Cristo, el Mesías, Dios en nosotros. Y viene para traernos
su reino, que es la vida eterna.
Hágase tu voluntad así en la
Tierra como en el Cielo
La voluntad de Dios es el Espíritu Santo, el que fecundó a María,
iluminó a los cristianos en Pentecostés y nos trae diariamente, a cada uno, la
Gracia. Esa voluntad es un propósito, y lo tiene Dios tanto para el espaciotiempo
que nos alberga, la Tierra, como
para lo que está fuera del espaciotiempo, el
Cielo.
El pan nuestro de cada día
dánosle hoy
Este pan representa todo lo que necesitamos para seguir viviendo.
Material (vestido, alimento, albergue, etc) y también inmaterial (ánimo,
voluntad, propósito, alimento espiritual en definitiva, representado para los
cristianos por la Comunión). Pero pedimos el nuestro, no el mío, es decir, queremos compartir todo lo que
necesitamos con los demás. Y no queremos atesorarlo, por eso lo pedimos
simplemente para hoy. Por último creemos que aún siendo nuestro, es un don de Dios.
Perdona nuestras deudas como
nosotros perdonamos a nuestros deudores
Dios es misericordioso, su
capacidad de perdonar nuestras deudas
es inagotable. Pero el contrato que hacemos con Él es que no demandaremos su
misericordia en tanto no seamos capaces de perdonar
a nuestros deudores. En definitiva, de lo que aquí se trata es del amor
fraterno.
Y no nos dejes caer en la
tentación
Esa tentación tan humana que nos aleja de la voluntad de Dios y por eso
representa una caída.
Mas líbranos del mal.
Y el mal con su misterio. Que Simone Weil interpreta como que, siendo la
Creación un retirarse de Dios, un acto de su generosidad, el Mal es posible en
ese Universo que no es Dios y consecuencia inescapable de la libertad que ese
Universo tiene.
4 comentarios:
Mi estimado Olo, de vez en cuando leo tus palabras, porque mi mamá es fanática de tu blog. No es extraño recibir sus mails con algo que has escrito y que haya provocado algo en ella. Ayer lei, de la misma manera, lo que escribes del Padre Nuestro. Me encanta escribir y estoy en un proceso de búsqueda y aprendizaje para lograrlo. Aquí entro en el tema. Me tomé la libertad de desarrollar un texto a partir del tuyo, y me pareció justo compartirlo contigo. Lo tomo a modo de práctica en este camino que comienzo, y espero me lleve a algún lado.
Lo pego:
Danos hoy nuestro pan de cada día…
El Padre Nuestro, es una de las oraciones más poderosas que se nos ha regalado. Solo rezarla es un milagro. Se ordenan los chacras…sintonizan nuestras más altas capacidades espirituales con las intelectuales. Nos detiene, nos reinicia…nos calma…nos ilumina.
Sin embargo, tengo mi favorita. Al verbalizar la fascinante y profunda frase: Danos hoy nuestro pan de cada día… nos humaniza y nos muestra la misteriosa verdad del presente.
Danos…
Pensamos en plural, en nosotros, en nuestra comunidad como seres humanos. No es una petición egoísta ni entorno al “yo”. La verbalizamos no en forma vacía ni hueca…pensamos como en pocas ocasiones en nosotros como humanidad…conscientes cómo cada uno de nosotros es parte de un todo…de un gran y universal “todo”.
Pedimos el pan para ese día, no para mañana ni pensamos en el día anterior. No acumulamos…valoramos solo el necesario para ese valioso día. Y no nos perdemos en el mañana.
Lo pedimos en una vibración de necesaria y vital energía, que la usamos para movernos, sintonizando un comportamiento grupal que va más allá de fronteras, territorios y continentes.
El pan…
Encierra conceptos materiales y espirituales. La comida, el hogar, el trabajo, la salud, la familia, la fuerza, las ganas…todo lo necesario para levantarnos y salir a vivir ese nuevo día. Es nuestro alimento material y espiritual. Lo pedimos sin culpa y sin orgullo. Lo entendemos desde los inicios como el alimento que ingerimos y nos saca del ayuno. Nos da fuerza para este nuevo día permitiendo bombear un corazón que despierta ansioso de esperanzas y curiosidad de lo que nos depara el destino de ese acotado y desconocido presente.
Es nuestro…
Lo valoramos como un bien común, que deja de tener sentido en el singular y solitario “mío”. Es nuestro…de todos. Jamás de uno o de pocos…lo pedimos para todos. Así se nos entregó y así lo entendemos.
Es una de las pocas y fascinantes ocasiones donde la generosidad de pensar en todos, logra el milagro de multiplicar el pan en bien, en salud, en fuerza, en trabajo, en alimento, en sustento, en refugio…
Cada día…
Como un ritual que convierte un bien en inagotable. Como un acto que nos hace consientes de los milagros y re silentes a las experiencias teñidas de dolor y pena.
Cada día tiene la connotación de único en su esencia.
Y así, nos alimentamos…Con el pan nuestro de cada día.
Querida Cecilia, estoy contento de haber contribuido con mi texto a estimularte para que escribas unas palabras tan bellas y hondas. Te animo a que no dejes de hacerlo. Uno nunca escribe para sí mismo, aunque a veces parezca que lo hace. Tampoco escribe para la multitud, sino para cada uno de los que puedan llegar a leerlo. Eso es lo que se pone de manifiesto, con toda su enorme fuerza, en textos como el Padrenuestro, que bota y rebota de unos a otros como los brillos de la luz lo hacen entre las olas del mar.
Agradezco mucho tus palabras llenas de estímulo. A veces uno se cruza con seres que sin imaginarlo te abren una puerta desconocida para nosotros hasta ese momento y al poco andar, nos damos cuenta de la cantidad infinita de oportunidades que hay al otro lado...
En lo personal, siento una fascinación especial por ciertas palabras que a veces tan acertadas se entrelazan y provocan algo en el otro...
"bota y rebota...de unos a otros" fue lo que me detuvo hoy en las tuyas.
Un abrazo, desde Pucón, Chile.
Hermosa interpretación Olo... Gracias. Un abrazo!... La palabra nostalgia siempre me trae acá, a Chiloé, a sus publicaciones siempre impregnadas de ella.
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