Todo indica que la torpeza con que están actuando las
potencias occidentales (Francia, teóricamente el gendarme del Africa occidental,
pero también la UE, la OTAN y USA) en el Azawad les puede jugar una mala
pasada. Ansar Dine, el grupo islamista formado por Iyad Ag Ghali y constituido
por tuareg malianos, ha empezado a avanzar hacia Mopti, una ciudad importante
situada inmediatamente al Sur de la línea que separa al Azawad del resto de
Mali. Parece probable que cuente con el apoyo de Aqmi y el Mujao, los dos
grupos islamistas internacionales que operan fuertemente armados en el Norte de
Mali y que se mueven en la órbita de Al Qaeda. Mientras tanto, del MNLA, el
grupo laico tuareg que inició la lucha por la independencia del Azawad y que
era mucho más moderado, no se sabe nada; Occidente pudo apoyarlo en su momento,
pero no lo ha hecho.
Esto sucede cuando el ejército de Mali está totalmente
desorganizado y la estructura política de Mali está también casi deshecha.
Francia consiguió del Consejo de Seguridad de la ONU la aprobación del envío de una
fuerza militar africana (con apoyo logístico occidental) para reconquistar el
Norte de Mali de los independentistas tuareg, apoyados por islamistas, que lo conquistaron hace ya casi un año. Pero según dicen esta
fuerza tardará al menos seis meses en organizarse, lo hará además con soldados que tienen poca experiencia en la lucha en el desierto.
Parece pues posible que en una ofensiva relámpago los
tuareg de Iyad Ag Ghali conquisten lo que queda de Mali, donde son muy temidos,
porque han tenido siempre una tradición guerrera y porque (un requisito básico
de los ejércitos que ganan guerras) la tradición de los soldados tuareg es no
tenerle miedo a la muerte.
¿Es todo esto producto de la torpeza occidental, que no ha
sabido intervenir a tiempo con más política y más apoyo logístico al MNLA?
¿O es que a algunos en Occidente y entre sus aliados puede interesarles una
guerra larga y sucia en el Sahara, que distraiga a los fundamentalistas islámicos de Al Qaeda, concentrándolos allí y permita además a otros intereses plantearse una conquista (quizá reconquista)
de los recursos africanos?
Uno se hace muchas preguntas.
En principio, parece fácil para los ejércitos occidentales abortar el desarrollo de una guerra ofensiva desde el Sahara con poco más que limitar el funcionamiento de los teléfonos satelitales Turaya (controlados por Qatar) e impedir la entrada en el desierto del gasoil necesario para mover los vehículos todoterreno en que tienen que desplazarse allí las tropas (controlado este tráfico por Argelia). ¿Por qué no se ha hecho todavía?
En cualquier caso, si esta guerra se profundiza, quienes la van a sufrir son todas las comunidades de Mali:
tuareg, peules, songhays, bambaras, moros... hombres, mujeres y niños, todos los que esta guerra
ha puesto arbitrariamente a uno u otro lado de una linea de combate difusa. Esto no es
solamente una pena, también es una injusticia.
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