viernes, 12 de septiembre de 2014

¿Secesión catalana o crisis del estado autonómico?

Ayer se celebró en Barcelona una Díada multitudinaria que los nacionalistas catalanes están considerado un triunfo para su causa. Pero no es la primera manifestación celebrada en España en los últimos años que congrega a cientos de miles de personas. Recordemos, sin ir más lejos y entre otras, las que tuvieron lugar en Madrid en protesta por la ley del aborto (18 octubre 2009) y en contra del terrorismo de ETA (14julio1995, 5junio2005, 4 febrero 2007). Como expresa el chiste del Roto que acompaña a este texto, manifestaciones así lo son de la frustración popular., sin que tengan un significado político claro. Algo sin duda preocupante para el conjunto de los españoles está pasando en Cataluña. Estas líneas son el resultado de mi reflexión sobre el asunto.



1).- Los políticos nacionalistas catalanes tienen una responsabilidad importante en eso que está pasando. Desde hace algún  tiempo han venido siendo alevosamente desleales a la Constitución que contribuyeron a aprobar y que prometieron cumplir y defender. Primero no han respetado durante años sentencias de los tribunales sobre el uso de la lengua española en Cataluña. Pero después han pregonado abiertamente que la independencia es la única solución a todos los problemas que Cataluña pueda tener y han emprendido una huida hacia delante por un camino que ni ellos mismos saben dónde puede llevar al pueblo al que representan. Así han ido creando en Cataluña un ambiente tenso, cargado de rencores, en esa atmósfera de poderío de las masas que resuena no a populismo, sino a aquel fascismo que ya creíamos olvidado. Lamento  tener que expresarme así, pero es que así lo siento.

2).- En cuanto al pueblo de Cataluña, manifiesta ese miedo colérico que también está presente en otros pueblos de España y de Europa y que es hijo de la desconfianza en un futuro que se ve oscuro o no se ve. Crisis del estado de bienestar, envejecimiento demográfico, inferioridad tecnológica y económica frente al Extremo Oriente, amenaza terrorista..., todos estos fantasmas y otros más, justifican fenómenos emergentes como las reivindicaciones nacionalistas en Escocia y Cataluña, el antieuropeísmo en Inglaterra, un derechismo fascistoide en Francia, el populismo neoleninista de una parte de la izquierda en España, la insolidaridad con el resto de Europa en Alemania y todo lo que todavía puede venir desde otros acimutes. Gente como el premio Nobel de Economía Robert Shiller ve paralelismos entre la situación que se vive hoy en Europa y la del año 1937. Entonces, una Europa que padecía todavía las consecuencias de la depresión de 1929 empezó a desesperarse de una situación económica y social a la que no veía salida y se radicalizó. La única solución para esta crisis fue una II Guerra Mundial que activó la economía, sí, pero al coste de 60 millones de muertos. Hoy, según Shiller, los pueblos europeos se desesperan por la falta de crecimiento económico, que es paro, miedo al futuro y, en definitiva, sentimiento de decadencia. Buscan unas salidas que sus políticos no acaban de darles, con lo que el peligro de radicalización aumenta.

3).- Pero hay algo más, que nos afecta específicamente al conjunto de los españoles. Se trata de la crisis de nuestro estado autonómico, aquél que nos dimos en nuestra transición desde el franquismo a la democracia y que, con la ayuda de Europa nos ha permitido avanzar muchísimo y convertirnos en un país desarrollado en lo económico y avanzado en lo social. Ese estado de las Autonomías, el que le ha dado forma a nuestra democracia, está enfermo a causa de contradicciones con las que nació y que se han ido exacerbando y agravando con el tiempo, hasta hacerse intolerables.
 
Tratar en profundidad de estas contradicciones llevaría mucho más tiempo del que es prudente ocupar con esta entrada. Me limitaré a señalar las que me parecen más importantes.

A).- Una de las más hirientes es la desigualdad fiscal entre españoles que viven en comunidades autónomas diferentes. El caso más conocido es el de los conciertos fiscales especiales para el País Vasco y Navarra. Suponen un agravio comparativo insoportable y son, aunque no guste reconocerlo, una de las causas principales del descontento catalán.
Pero el desmadre fiscal va mucho más allá. Las Autonomías tienen poderes de decisión excesivos que cuartean la arquitectura del Estado. Y no es solo un asunto de catalanes y vascos. La autonomía madrileña, gobernada por el Partido Popular, suprimió los impuestos de Sucesiones y Patrimonio, mientras que autonomías como la andaluza y la catalana los mantienen a niveles muy altos, creándose así una situación en la que los españoles no son iguales, ni muchísimo menos, ante la ley.

B).- Sistemas educativos diferentes y hasta disonantes entre distintas comunidades autónomas, que llevan a que los niños sean educados en visiones de la historia y la cultura radicalmente distintas, si no contradictorias. Así es imposible construir un país para el futuro.

C).- Desequilibrios en la estructura del aparato del Estado. El caso más escandaloso es el del Poder Judicial, que carece de la fuerza y la independencia que serían necesarias para el buen funcionamiento de una democracia avanzada. Y da la impresión de que la clase política, en la que descansa el poder último del Estado, no ha querido ni quiere ni querrá resolver definitivamente este problema. Es un escándalo que la Hacienda pública tenga unos sistemas informáticos sofisticadísimos mientras que los Juzgados se incendian por la acumulación gigantesca de papeles en trámite. Como lo es que un juez instructor se enfrente en solitario con casos cuya instrucción eficaz en tiempo y forma requeriría un ejército de jueces.

 Y así muchas situaciones más. Para resolver la mayoría de estos problemas no hace falta reformar la Constitución, basta con que los políticos decidan valientemente hacerlo.

Termino ya. Me gustaría concluir  afirmando que:

1).- El mundo vive una situación incierta y peligrosa que es a la vez un cambio de época. De los problemas con los que tendremos que enfrentarnos los españoles no nos salvará la huida hacia delante, sino la unión. Más España y más Europa.

2).- El pueblo español es en su mayoría moderado y honesto. Demanda un futuro estable para sus hijos y nietos además de una vejez tranquila. No es mucho. En el curso de la crisis que estamos viviendo, este pueblo ha demostrado su solidaridad y su capacidad de apretarse el cinturón. Es un buen pueblo que merece ser bien gobernado.


3).- Todavía hay tiempo para que los políticos centristas, que representan a la inmensa mayoría de los españoles, se concierten en lo esencial, que es la resolución de los malos funcionamientos del estado autonómico y el diseño de una estrategia de futuro para España. Pero una estrategia que se cumpla, lo que a su vez significa irla modificando y gobernando de forma concertada. Todavía hay tiempo para que esta concertación, esta alianza, pueda salvarnos. Pero no queda mucho.


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