Ayer se celebró en Barcelona una Díada multitudinaria que los
nacionalistas catalanes están considerado
un triunfo para su causa. Pero no es la primera manifestación celebrada en España en los últimos años que congrega a cientos de miles de personas.
Recordemos, sin ir más lejos y entre otras, las que
tuvieron lugar en Madrid en protesta por la ley del aborto (18 octubre 2009) y
en contra del terrorismo de ETA (14julio1995, 5junio2005, 4 febrero 2007). Como
expresa el chiste del Roto que acompaña a este texto, manifestaciones así lo son de la frustración popular., sin
que tengan un significado político claro.
Algo sin duda preocupante para el conjunto de los españoles está pasando en
Cataluña. Estas líneas son el resultado de mi reflexión sobre el asunto.
1).- Los políticos nacionalistas catalanes tienen una responsabilidad
importante en eso que está pasando. Desde hace algún tiempo han
venido siendo alevosamente desleales a la Constitución que contribuyeron a
aprobar y que prometieron cumplir y defender. Primero no han respetado durante
años sentencias
de los tribunales sobre el uso de la lengua española en Cataluña. Pero después han pregonado
abiertamente que la independencia es la única solución a todos los
problemas que Cataluña pueda tener y han emprendido una huida hacia
delante por un camino que ni ellos mismos saben dónde puede llevar al pueblo
al que representan. Así han ido creando en Cataluña un ambiente tenso, cargado de rencores, en esa
atmósfera de poderío de las masas
que resuena no a populismo, sino a aquel fascismo que ya creíamos olvidado.
Lamento tener que expresarme así, pero es que así lo siento.
2).- En cuanto
al pueblo de Cataluña, manifiesta ese miedo colérico que también está presente en
otros pueblos de España y de Europa y que es hijo de la desconfianza en un
futuro que se ve oscuro o no se ve. Crisis del estado de bienestar,
envejecimiento demográfico, inferioridad tecnológica y económica frente al
Extremo Oriente, amenaza terrorista..., todos estos fantasmas y otros más, justifican
fenómenos
emergentes como las reivindicaciones nacionalistas en Escocia y Cataluña, el
antieuropeísmo en
Inglaterra, un derechismo fascistoide en Francia, el populismo neoleninista de
una parte de la izquierda en España, la insolidaridad con el resto de Europa en Alemania
y todo lo que todavía puede venir desde otros acimutes. Gente como el
premio Nobel de Economía Robert Shiller ve paralelismos entre la situación que se vive hoy en Europa y la del año 1937.
Entonces, una Europa que padecía todavía las consecuencias de la depresión de 1929 empezó a desesperarse
de una situación económica y social a la que no veía salida y se radicalizó. La única solución para esta
crisis fue una II Guerra Mundial que activó la economía, sí, pero al coste
de 60 millones de muertos. Hoy, según Shiller, los pueblos europeos se desesperan por la
falta de crecimiento económico, que es paro, miedo al futuro y, en definitiva,
sentimiento de decadencia. Buscan unas salidas que sus políticos no acaban
de darles, con lo que el peligro de radicalización aumenta.
3).- Pero hay
algo más, que nos
afecta específicamente al
conjunto de los españoles. Se trata de la crisis de nuestro estado autonómico, aquél que nos dimos
en nuestra transición desde el franquismo a la democracia y que, con la
ayuda de Europa nos ha permitido avanzar muchísimo y convertirnos en un país desarrollado
en lo económico y avanzado
en lo social. Ese estado de las Autonomías, el que le ha dado forma
a nuestra democracia, está enfermo a causa de contradicciones con las que nació y que se han
ido exacerbando y agravando con el tiempo, hasta hacerse intolerables.
Tratar en
profundidad de estas contradicciones llevaría mucho más tiempo del
que es prudente ocupar con esta entrada. Me limitaré a señalar las que me
parecen más importantes.
A).- Una de las
más hirientes es
la desigualdad fiscal entre españoles que viven en comunidades autónomas diferentes.
El caso más conocido es
el de los conciertos fiscales especiales para el País Vasco y Navarra. Suponen
un agravio comparativo insoportable y son, aunque no guste reconocerlo, una de
las causas principales del descontento catalán.
Pero el
desmadre fiscal va mucho más allá. Las Autonomías tienen poderes de decisión excesivos que
cuartean la arquitectura del Estado. Y no es solo un asunto de catalanes y vascos.
La autonomía madrileña, gobernada
por el Partido Popular, suprimió los impuestos de Sucesiones y Patrimonio, mientras
que autonomías como la
andaluza y la catalana los mantienen a niveles muy altos, creándose así una situación en la que los
españoles no son
iguales, ni muchísimo menos, ante la ley.
B).- Sistemas
educativos diferentes y hasta disonantes entre distintas comunidades autónomas, que
llevan a que los niños sean educados en visiones de la historia y la cultura
radicalmente distintas, si no contradictorias. Así es imposible construir un
país para el
futuro.
C).-
Desequilibrios en la estructura del aparato del Estado. El caso más escandaloso
es el del Poder Judicial, que carece de la fuerza y la independencia que serían necesarias
para el buen funcionamiento de una democracia avanzada. Y da la impresión de que la
clase política, en la que
descansa el poder último del Estado, no ha querido ni quiere ni querrá resolver definitivamente
este problema. Es un escándalo que la Hacienda pública tenga unos sistemas
informáticos
sofisticadísimos mientras
que los Juzgados se incendian por la acumulación gigantesca de papeles en
trámite. Como lo
es que un juez instructor se enfrente en solitario con casos cuya instrucción eficaz en
tiempo y forma requeriría un ejército de jueces.
Y así muchas situaciones más. Para resolver la mayoría de estos
problemas no hace falta reformar la Constitución, basta con que los políticos decidan
valientemente hacerlo.
Termino ya. Me gustaría concluir afirmando que:
1).- El mundo vive una situación incierta y peligrosa que es a la vez un cambio de época. De los problemas con los que tendremos que
enfrentarnos los españoles no nos salvará la huida hacia delante, sino la unión. Más España y más Europa.
2).- El pueblo español es en su mayoría moderado y honesto. Demanda un futuro estable para sus hijos y nietos
además de una vejez tranquila. No es
mucho. En el curso de la crisis que estamos viviendo, este pueblo ha demostrado
su solidaridad y su capacidad de apretarse el cinturón. Es un buen pueblo que merece ser bien gobernado.
3).- Todavía hay tiempo para que los políticos centristas, que representan a la inmensa mayoría de los españoles, se concierten en lo esencial, que es la resolución de los malos funcionamientos del estado autonómico y el diseño de una estrategia de futuro para España. Pero una estrategia que se cumpla, lo que a su vez significa irla
modificando y gobernando de forma concertada. Todavía hay tiempo para que esta concertación, esta alianza, pueda salvarnos. Pero no queda mucho.
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