Llegué el 18de octubre de 2014 a Duhatao pero hemos tenido un temporal muy
fuerte y hasta el miércoles 22 por la tarde no he podido dar mi primer paseo. Lucía un
Sol suave y la naturaleza entera estaba exultante, como sucede siempre después
de una tempestad.
La primera sorpresa agradable me la dieron los ciruelillos
que planté hace dos años, que están reventones de flores. En estos días de transición entre invierno y primavera, el ciruelillo es el único árbol que está en plena floración en Chiloé (pronto lo hará también el ulmo). Sus hermosas flores
de un rojo anaranjado contrastan con el verde oscuro de las hojas, dotando al
conjunto de una gran belleza. Los ciruelillos quizá sean aquí la primera oportunidad para los picaflores de alimentarse de néctar, y no de los insectos que los nutren en invierno. Pero en Duhatao los picaflores todavía no se ven.
La familia de lobos marinos que habita una roca cercana a
Punta Tilduco estaba allí, disfrutando de la tarde. Pueden verse sus cuerpos con muy poco aumento en la parte derecha de la foto. Hasta febrero no migrarán
hasta la cercana isla de Metalqui para reproducirse y padecer los esperados
males del amor(no pillar hembra en los machos jóvenes, soportar al viejo jefe macho del harén al que le ha tocado pertenecer en las hembras jóvenes).
Los tordos andaban por todas partes disfrutando de la amable
tarde. Son pájaros alegres donde los halla, vuelan en grupos de unos diez,
mientras la mayoría busca golosinas entre la hierba uno permanece de
vigilancia, para dar la alarma si se acerca algún enemigo. A mí uno de estos
vigilantes me dejó fotografiarlo como quise. Debió considerarme inofensivo.
Ya hay bastantes insectos voladores, muchos libando las
flores del ciruelillo. Por eso los diucones, hábiles cazadores de insectos en vuelo, también abundaban, siempre posados en el extremo de ramas, esperando su oportunidad. Uno de ellos me dejó que lo
fotografiara mostrando su trazo más significativo, el gran ojo rojo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario