viernes, 28 de noviembre de 2014

Lecturas felices
























Dedico algún tiempo de mi estancia en Duhatao a repasar los libros que me traje un día, cien kilos de libros elegidos muchos de ellos entre los que leí cuando era joven. Entonces igual que ahora me gustaba subrayar los libros que leía, dejando así mi huella en ellos para reencontrarme algún día con lo que me impresionó, poniendo de manifiesto lo que yo era. Ahora que lo estoy haciendo me doy cuenta de que muchos de aquellos libros juveniles los empecé con entusiasmo ¡y nunca los terminé!

Terminar, lo que se dice terminar  completamente, leyendo de principio a final, sin saltos, solo se terminan las buenas novelas, donde hay una trama que te captura hasta el desenlace. Las cuales, por cierto, nunca se subrayan.

Pensando en todo esto, contemplando así con benevolente ironía mi propia miseria, me di cuenta de que en sus términos más esenciales la vida de cada uno de nosotros, mi vida, la tuya, la suya, son como la lectura de los libros sucesiones de episodios inacabados, nunca culminados, fallidos, abandonados, hasta olvidados. Un ir y venir como el de los picaflores, un volar melancólico como el de los jotes o entusiasta como el de las gaviotas pero sin rumbo, llevado por lo que marca el viento. Una sucesión de intentos y exploraciones, ilusiones y desengaños, descubrimientos y decepciones, encuentros y desencuentros, el mismísimo río turbulento de Heráclito. Nadando en él, intentando mantenerte a flote, hay algunos momentos, hasta muchos, en los que llegas a sentirte feliz.

¿Feliz? Sí. Yo creo que la felicidad no está en los finales felices, tampoco en los comienzos entusiastas, sino en esos momentos intermedios en los que se produce el descubrimiento. A mí me parece que la felicidad es una forma especialmente iluminada de la luz. Por eso a veces es tan fugaz, como lo son la chispa o el relámpago. Aun así, merece extraordinariamente la pena el esfuerzo de buscarla.


Le pasa lo mismo que a la lectura. De pronto lees un párrafo que te conmueve, te ilumina, perdido como estaba entre miles y miles de palabras. Entonces te das cuenta de lo necesaria, lo justificada, que ha sido tu búsqueda.

martes, 25 de noviembre de 2014

El siglo XXI, un cambio de época. (3).- Jóvenes contra viejos, mujeres contra hombres.

En las entradas 1 y 2 de esta serie he considerado los aspectos cuantitativos de las crisis demográficas que vienen. En esta tercera entrada trataré, para terminar con lo demográfico, los aspectos cualitativos.

En la entrada anterior de esta serie se vió que las pirámides de población cambian en su composición interna a medida que evolucionan. Así, en una población que crece exponencialmente abundan de necesidad los niños y jóvenes, mientras que en otra estacionaria o en decrecimiento abundan los viejos. En un país como China, que ha mantenido durante 35 años una política de natalidad que obligaba a una gran parte de la población a tener un solo hijo, se ha producido por razones socioculturales un desequilibrio muy elevado en las proporciones de varones y hembras.



El planteamiento general de la entrada es el siguiente: en una población siempre hay conflictos entre sus distintos componentes. Dos de estos conflictos son y seguirán siendo determinantes en el cambio de época que se está produciendo: los dependientes de la edad y los dependientes del sexo. Es decir: conflictos entre viejos y jóvenes y conflictos entre hombres y mujeres.

Esto conflictos se exacerban cuando se producen cambios rápidos y drásticos en la composición de las pirámides de población.

Pero antes de entrar en materia dediquemos algunas líneas a lo que pueden mostrarnos las pirámides de población.

Desde un punto de vista cualitativo, las pirámides de población pueden verse desde dos perspectivas distintas:

1).- Verticalmente.
Cuando comparamos las proporciones de individuos de distintas edades. Observemos las dos pirámides que se representan en la figura, correspondientes a España en los años 1900 y 2007. La de 1900 es una pirámide progresiva. Aunque las pirámides de población representan solamente proporciones relativas (%), en esta pirámide de 1900 hay mucha población joven, en edad reproductiva o en preparación para la misma, lo que lleva a un elevado crecimiento de la población en términos absolutos. La de 2007 es una pirámide regresiva, en la que la población está envejeciendo cualitativamente y si mantiene esta tendencia empezará a disminuir cuantitativamente.
2).- Horizontalmente.
Cuando comparamos las proporciones de individuos de distinto sexo. Así, en 1900 todavía no se había puesto de manifiesto tan claramente como en 2007 la mayor longevidad de las mujeres respecto a los hombres.

En un cambio de época como el que se avecina, pirámides con una proporción elevada de jóvenes todavía no productivos y de mujeres dedicadas a la procreación/cuidado de la familia, van a ser sustituidas por pirámides con una elevada proporción de viejos obligadamente productivos  y de mujeres que trabajen fuera de casa.

Examinaré aquí los conflictos derivados de esta situación durante el cambio de época.

(1).- Viejos contra jóvenes.
Konrad Lorenz, uno de los fundadores de la Etología o ciencia del comportamiento animal, escribió en 1973 un interesante libro que en 2011 se tradujo al español con el título “Los ocho pecados mortales de la humanidad civilizada”. Estos ocho lo eran en el siguiente orden :

  1. Superpoblación.
  2. Cambio climático y deterioro ambiental.
  3. Hiperconsumismo.
  4. Hedonismo.
  5. Involución genética.
  6. Conflicos intergeneracionales.
  7. Fatalismo político.
  8. Preeminencia de la fuerza sobre la razón. 
Será el 6º en orden de importancia el que voy a tratar aquí hoy.

Pero quiero hacer antes un comentario breve sobre Lorenz y esta clasificación suya.
Konrad Lorenz en su granja de Altenberg
(Austria) donde realizó muchas de sus ob-
servaciones sobre el comportamiento animal.

En cuanto a Konrad Lorenz, es uno más de esos vieneses ilustres (desde Freud hasta Popper, pasando por Wittgenstein y muchos más) que parió el Imperio Austrohúngaro en su última agonía como tal. Lorenz no era judío y vivió la II Guerra Mundial dentro del ejército alemán, adscrito al partido nazi como muchos otros alemanes y pasando cuatro años como prisionero de guerra en la URSS. Su pasado está limpio, como demostró su plena aceptación por la comunidad científica internacional, así como la concesión del Premio Nobel de Fisiología y Medicina en 1973, junto con el holandés Timbergen y el también vienés von Frisch por sus estudios sobre el comportamiento animal.

Quizá la más trascendente aportación de Lorenz a la Etología fue su descubrimiento de que el comportamiento animal no era un fenómeno exclusivamente cultural, es decir, adquirido a través del entrenamiento aportado por los padres, sino que tenía claros componentes genéticos. Ese descubrimiento lo hizo Lorenz trabajando con ocas salvajes y domésticas.
Lorenz, papá/mamá adoptado de sus felices ocas.
Observó que las ocas recién salidas del huevo adoptan como madre/padre al primer animal que se mueva cerca de ellas y propuso que este comportamiento es genético, es decir, reside en genes contenidos en los cromosomas. La prueba fehaciente fue que las ocas recién nacidas en su granja de huevos incubados artificialmente lo adoptaron a él como papá/mamá. A este fenómeno le dio el nombre de imprinting, y tiene una trascendencia que desborda lo etológico para entrar en lo sociológico humano, porque contradice la teoría en boga durante mucho tiempo de que todos, en nuestros comportamientos, somos el resultado de la educación que hemos recibido, cuando según Lorenz posiblemente no es así y hay también componentes genéticos. Pero no es este el momento de tratar este intricado e importante asunto.
Una cerda Saddleback con su camada

Solo añadir como anécdota que soy testigo de la realidad de este imprinting animal. Cuando yo era pequeño mi padre tenía una granja en la que se criaban, entre otros animales, cerdos y ovejas. A veces una mamá no era capaz de criar a toda su camada, en el caso de las cerdas, o simplemente moría en el parto, en el de las ovejas. Por eso en más de una ocasión criábamos en nuestra casa de la ciudad algún cerdito o corderito, hasta que ya no necesitaba biberón. Nunca he olvidado a una cerdita Saddleback a la que le salvamos la vida a base de biberones en casa. Cuando pasaron los años y ya era una cerda adulta, enorme y reluciente, cada vez que íbamos a la granja salía corriendo de la piara donde estaba con las demás cerdas y venía a saludarnos. No nos había olvidado.

¿Por qué mi interés por Lorenz? Porque de los ocho problemas (pecados mortales) que cita Lorenz al menos cuatro, la mitad, que son:

3.- Hiperconsumismo.
4.- Hedonismo.
6.- Conflictos intergeneracionales.
7.- Fatalismo político.

están relacionados con un fenómeno emergente en la Humanidad que todavía no ha llegado a su clímax: la urbanización, la concentración creciente de más y más humanos en ciudades, primero pequeñas, luego grandes, después megaciudades y finalmente áreas enormes con una gran concentración de población en un mosaico de subzonas megaurbanas y periurbanas. En mi conocimiento, la mayoría de los autores que tratan el cambio de época no consideran estos problemas que son más psicosociológicos que técnicos, y a mí me gustaría incluirlos en esta serie. De ahí, vuelvo a repetir, mi interés por Lorenz.


El significado de la expresión conflicto intergeneracional creo que está claro. Es el que se produce entre dos sectores claramente diferenciados en el sentido vertical de la pirámide poblacional. Uno que está muy claro es el conflicto entre jóvenes y viejos, entendiendo por jóvenes aquéllos que todavía no están plenamente situados en la sociedad, y por viejos los que claramente lo están, y esto no solo desde el punto de vista socioeconómico, también del cultural. Los viejos han aceptado los valores culturales de lo que ya es pasado, mientras que los jóvenes, aunque no sea más que por definir mejor su identidad, buscan valores culturales nuevos.

Lo primero que Lorenz afirma es que este conflicto jóvenes/viejos no tiene por qué ser una desgracia, sino que de hecho es, en la mayor parte de las situaciones, evolutivamente favorable. La historia corre, la tecnología cambia, se produce continuamente un progreso socieconómico que introduce y exige cambios culturales. Lo importante para la estabilidad socieconómica es que la velocidad de estos cambios esté bajo control. En estas situaciones, es bueno que los jóvenes exploren el cambio a la vez que también lo es que los viejos cuiden lo establecido. En esta dialéctica, tenderá a conservarse lo bueno del pasado y a introducirse lo bueno del futuro, mientras que lo malo del pasado se erradicará y lo malo del futuro se rechazará.

El verdadero conflicto, es decir, el problema, se presenta cuando la velocidad del cambio tecnológico y socieconómico es demasiado rápida. Entonces se produce una crisis, que puede ser  un encontronazo o un desapego. Los jóvenes se ven  obligados a exigir cambios radicales y los viejos a encastillarse en posiciones conservadoras. El conflicto puede explotar. Lorenz escribe literalmente que llega a producirse un odio de los jóvenes contra los viejos, que puede derivar en revolución pero que en la mayoría de los casos incluye desde luego una radicalización social y política de los jóvenes, que trae consigo violencia por parte de unos y otros.

La conclusión que me parece interesante retener aquí es que en la medida en que el cambio de época traiga consigo cambios tecnológicos, ambientales, sociales o económicos demasiado radicales, el conflicto jóvenes/viejos es seguro. Ya lo estamos viendo con los cambios rapidísimos en tecnologías de la información, Internet y otras que vendrán detrás, que están haciendo que jóvenes y viejos vivan en mundos distintos, que padres e hijos no se entiendan en sus respectivos lenguajes, que la frontera entre jóvenes y viejos empiece a cambiar de un puente que hay que cruzar a un muro infranqueable. Hay otros ejemplos muy vivos: la incapacidad de la sociedad española para dar trabajo a los jóvenes e incorporarlos así como miembros activos está induciendo en estos un radicalismo político que tendrá muchas ramificaciones y no es bueno para el país. Si el tardocapitalismo financiero en que vivimos acaba entrando en otra crisis global, el cambio climático se acelera o se vuelve al enfrentamiento militar frío entre dos bloques, si todo esto, que bien puede suceder, lo hace deprisa, la radicalización de los jóvenes es segura. Ejemplos destacados del pasado son el Mayo francés del 68, íntimamente ligado al conflicto militar de la lucha por la independencia en Argelia, y la rebeldía de la juventud universitaria norteamericana como consecuencia de la intervención de USA en Vietnam en la segunda mitad de los 1960.



(2).- Hombres contra mujeres.

Los cambios cualitativos en los dos lados de las pirámides de población han estado en la base de los conflictos hombre/mujer, en cuanto a que, a partir de un cierto momento y en las economías industrializadas, las mujeres han empezado a cambiar su rol social desde el de madres/amas de casa al de trabajadoras en el mercado laboral, entrando así en competencia directa con los hombres. Esta tendencia pudo comenzar en los albores del siglo XX, con la  etapa del capitalismo de la abundancia y los comienzos de la producción en masa (Ford Modelo T, 1908), pero se exacerbó con el comienzo de la II Guerra Mundial, cuando la mayoría de los hombres estaban en la guerra y las mujeres eran necesarias para mover la industria, habiéndose alcanzando un equilibrio en los últimos años. 
Datos referidos a USA.- Las curvas representan, independientemente para hombres y mujeres, el % de cada uno de los dos grupos que trabaja fuera de casa.
A un nivel político y sociológico, el movimiento anterior se ha asociado con la ideología feminista, que ha venido demandando iguales derechos, primero políticos, después laborales, finalmente sociales, entre la mujer y el hombre. Un segundo factor tecnológico que ha facilitado la incorporación de la mujer al mercado laboral en igualdad de condiciones con el hombre ha sido el desarrollo de métodos anticonceptivos a partir de los años 1960.



(3).- Redefinición de los sexos.

Pero más que hablar de conflictos hombre/mujer, que en una medida importante están superados ya en los países avanzados, aunque no todavía, ni muchísimo menos, en amplias regiones del mundo, por causas tanto económicas como culturales, habría que referirse pensando en el cambio de época que viene a una revolución en los hábitos sexuales, que puede generar cambios importantes en el espectro de relaciones hombre/mujer. 

En la base de esto está también un cambio tecnológico, la aparición de Internet, que ha permitido la libre difusión de todos los posibles comportamientos sexuales entre humanos, estén o no convalidados por las costumbres imperantes.  No solo eso: la libre difusión  de imágenes y textos pornográficos ha permitido un mejor conocimiento por los jóvenes del cuerpo de la mujer primero, del cuerpo del hombre a continuación, y de las relaciones sexuales entre ambos. Están apareciendo nuevas formas de entender y poner en práctica lo sexual, nuevos sexos por así decirlo, así como una mucha mayor promiscuidad y variedad en las relaciones sexuales entre hombre y mujer. A dónde terminará llevando todo esto es todavía difícil de discernir, pero que se producirán cambios profundos en la concepción de la familia como unidad cultural de máximo significado es indudable. Que estos cambios sean beneficiosos  o disolventes en lo que se refiere a la fortaleza del entramado social está por ver.

No estoy yo en condiciones de tratar con la mínima profundidad exigible estos temas. Quiero simplemente señalar que están ahí y que pueden terminar teniendo una gran importancia en el cambio sociocultural que también formará parte del cambio de época.


lunes, 24 de noviembre de 2014

Más cerca de mis amigos tiuques




Mis amigos tiuques me dejan acercarme cada día un poco más, y las fotos van teniendo mejor resolución.

domingo, 23 de noviembre de 2014

La belleza de una gaviota

Ayer, temprano en la mañana y en la playa del Elefante. Me dejó acercarme cuanto quise.

Pierre Teilhard de Chardin S.I.- Un hombre´puente

Releyendo el Teilhard de Chardin de mis tiempos jóvenes, cae en mis manos un libro que se publicó con el título de “Himno del Universo” (Taurus, Madrid 1964) pero que es una recopilación de textos más cortos, entre los que destaca, ocupando un papel quizá central, “La potencia espiritual de la materia”, un texto místico, la descripción de una visión que el autor ha tenido explicada, a pesar de su naturaleza inefable,  tal y como  él  la ve al volver a este mundo.

Pierre Teilhard de Chardin (1881-1955) fue un sacerdote jesuita pero sobre todo un científico. Entusiasta paleontólogo que se pasó la vida por lugares remotos buscando entre las piedras pistas de los primeros Homo erectus, que participó con Henri Breuil en el descubrimiento del Hombre de Pekin, y que siendo un científico no dejó de ser nunca sacerdote y hombre de fe, a pesar de que el Santo Oficio vaticano lo consideró heterodoxo durante bastantes años, aunque luego el penúltimo papa, Benedicto XVI, lo ha rehabilitado. Sus obras, en efecto, desbordaban la ortodoxia católica pero también la ortodoxia científica, de manera que autoridades importantes de este otro mundo de la ciencia, donde no hay pontífices máximos pero sí muchos cardenales, lo han desautorizado sin comprender que esos textos que los escandalizaban no eran científicos, sino religiosos. Hombre pues Teilhard de Chardin entre dos mundos, con un pie del alma en cada uno de ellos, con el valor que hay que tener hoy día para atreverse a esto. Recomiendo un breve esbozo biográfico de Teilhard publicado por la Wikipedia francesa.

Teilhard, camillero en Verdun (primero a la derecha)
Curiosamente, el texto que quiero comentar, “La potencia espiritual de la materia”, lo escribió en plena I Guerra Mundial, cuando trabajaba como camillero en el frente de Verdun, antes de doctorarse en la Sorbona aunque ya con una sólida experiencia de campo como paleontólogo. Obtuvo allí, por su valentía, la Medalla Militar y la Legión de Honor. Una descripción de sus méritos militares puede verse en la web de la Diócesis de capellanes militares católicos de Francia.

Lo que Teilhard escribe en ese soberbio texto suyo, “La potencia espiritual de la materia” tiene una interpretación sencilla. En su iluminación mística él ve al hombre como un continuador de la materia, un lo-que-ha- llegado-a-ser esta materia en su largo camino desde el big-bang hasta él y lo-que-llegará-a-ser desde él hacia lo que llama Punto Omega, la culminación de los tiempos. Se considera por tanto heredero de esta materia, hijo de ella, y a la vez continuador de ese camino que lleva hacia la salvación no solo de los hombres, sino del universo entero.

Excavando y datando fósiles en China



A mí me gusta este mensaje no solo por su calidad espiritual, admirable sean cuales sean las creencias o escepticismos de cada uno, también por sus connotaciones prácticas, próximas al ecologismo de hoy en día, aunque más profundas. Lo que se destila de lo que Teilhard escribe es que el hombre no puede considerarse ni el rey de la creación, ni el explotador con todos los derechos de lo que como tal explotador llama “los recursos naturales”, ni mucho menos el ecocida destructor de especies y ecosistemas innumerables sin darse cuenta siquiera de lo que hace, y que por el camino que lleva puede terminar destruyéndose, como mínimo degradándose, a sí mismo.







Lo dice el P. Teilhard en el texto que comento con sus propias palabras de sacerdote y de hijo de esa materia  universal:

<<Yo te bendigo, Materia, y te saludo no como te describen, reducida o desfigurada, los pontífices de la ciencia y los predicadores de la virtud, un amasijo, dicen, de fuerzas brutales y de bajos apetitos, sino como te me apareces hoy, en tu totalidad y tu verdad>>.


Un texto que vale la pena leer despacio, escrito por un místico que, como muchos de ellos, fue además un hombre de acción.

domingo, 16 de noviembre de 2014

De hadas y ángeles


¿Existen las hadas más allá de los cuentos que todavía leen algunos niños?

Yo creo que sí.

Con una matización: para mí las hadas no son esos bellísimos personajes del mundo animista que te encuentras en la orilla de arroyos escondidos o en el fondo de lagunas profundas y misteriosas, ellas mismas encerradas en bosques casi inaccesibles. Tampoco son esas bellísimas ninfas que se te aparecen con una varita mágica para sanarte de esos problemas que no te permiten sentirte feliz.

No.

Las hadas son, paran mí, algo así como ángeles que toman posesión de personas de carne y hueso por unos instantes, los suficientes para que tú seas consciente de su presencia. Esas personas poseídas brillan ante ti por un tiempo muy pequeño, casi el de un relámpago, lo suficiente para que tú te des cuenta de que el Espíritu, ese que mueve y da vida al universo entero, también está aquí, ante ti.

Estos ángeles que pueden parecerte hadas ruedan por las calles, se esconden detrás de las esquinas, se encienden cada noche con las luces de la ciudad, murmuran con el viento y las olas del mar, vuelan con las gaviotas, cantan con las frondas de los árboles y con las aguas tumultuosas de los manantiales que caen hacia al mar. Se meten sin que nadie se dé cuenta y así pueda evitarlo en una sonrisa, un apretón de manos, un beso apresurado, una mirada, un tropiezo, una pregunta.

Simplemente están ahí, siempre están ahí y a veces tienen la generosidad de permitirte que tú los veas.

Para que no pierdas tu confianza en la vida, para que no desfallezcas.


Eso es sencillamente todo lo que yo quería decir.

jueves, 13 de noviembre de 2014

El boxeador

Hay momentos en la vida en los que te corroe el sentimiento de culpa. Te miras en el espejo del alma y te dices a ti mismo: “Te crees el mejor de todos y eres un canalla”. Bueno, no te lo dices así, no tienes el valor necesario para hacerlo, pero en el fondo de tu conversación contigo mismo late esa conclusión terrible.

Combate de boxeo
Ese sentimiento de culpa ha brotado de pronto, te ha cogido por sorpresa, a traición, no estabas en guardia y no has tenido tiempo de hacer nada para disimulártelo. Ahora te sientes noqueado como un boxeador, solo piensas, si es que puedes pensar algo entre las nieblas de tu estupor, en cómo vas a plantear el próximo round.

Y cuando ese árbitro misterioso que no tiene rostro toca el gong para empezar de nuevo, tú te levantas vacilante, dando claramente la sensación de que no sabes qué hacer con tu cuerpo, ni con tu alma.

Al fin, cuando ya tu contrincante, que sorprendentemente tiene tu mismo aspecto, se te echa encima dispuesto a darte el gancho que te mande al K.O., reaccionas. Empiezas a mover los pies y pones los puños en guardia, cubriendo tu cara.

“Soy un canalla, sí”, te dices entre dientes, “pero tengo que seguir luchando”.


Y de esa decisión te sube hacia lo mejor que tienes, si es que te queda algo, la convicción de que todavía puedes, siquiera sea por puntos, ganar ese combate contra ti mismo.

domingo, 9 de noviembre de 2014

¡VAYA PANORAMA!


Estoy apenado por la constatación de que los científicos asumen ya como imparable el cambio climático. Sigo la revista Science desde hace años. De una profusión de artículos acerca de si hay o no cambio climático, se ha pasado a un número creciente de los que se limitan a analizar y evaluar las consecuencias de un cambio climático que se da ya por descontado.  Debe ser duro para ellos, porque nadie ha luchado tanto como la comunidad científica por avisar del peligro. Pero ni los políticos ni la sociedad en su conjunto les hacen caso. También lamento la frustración de la ONU, única organización global que ha batallado con persistencia por mostrar la realidad del cambio climático y promover una actitud más proactiva contra él por parte de las grandes fuerzas globales. Las declaraciones recientes del secretario general Ban Ke Moon a la prensa mundial  expresan desesperadamente esta frustración.

Por que no les hacen caso? Fundamentalmente porque no pueden. El sistema económico y técnico global funciona ya con tal independencia y a tal ritmo que no existe una autoridad capaz de regularlo y reducir su velocidad. Ni siquiera existe entre los poderes financieros globales, ni a nivel de las más grandes potencias, ni hay cerebros en ninguna parte capaces de proponer una solución realizable.Esto es sencillamente terrible, como aquel viejo thriller de Hollywood en que un tren corre sin frenos por una inmensa cuesta abajo y no hay nadie en el tren que tenga una solución para detenerlo.

El desánimo es tan grande que ninguno de los poderes mundiales, ya sean estos políticos, financieros, militares, intelectuales o morales se atreve a reconocer que esta es la situación.

Todos tienen, eso  hay que aceptarlo, una excusa fácil para la inacción. Que así como se sabe que un cambio climático irreversible es ya inevitable, y que este cambio tendrá consecuencias geológicas y biológicas de enorme alcance, también se piensa sin decirlo que la humanidad se adaptará a él. Que los que más lo sufrirán será la naturaleza vegetal y animal, después los países del cinturón mas pobre del mundo, el situado entre los Trópicos, y por últimos los países más ricos y técnicamente avanzados, que son los de latitudes medias. Porque además los que más recursos tienen para defenderse de las consecuencias del cambio climático son estos últimos.

Nos encontramos entonces ante una extraña paradoja: en lo que se refiere a las finanzas, la técnica, el comercio, la información y las comunicaciones, el mundo está globalizado, si. Pero la solidaridad entre todos los humanos y de estos con el resto de la biosfera no está globalizada. Reaccionaremos ante los problemas insolubles al grito de "sálvese quien pueda" y podrán mas, en principio, los más poderosos. 


¡Vaya panorama!

martes, 4 de noviembre de 2014

Reencuentro

Mis amigos tiuques han tardado muchos días en venir. Pero no es porque ellos me hayan olvidado, sino porque yo los había abandonado.

Llevo ya casi dos semanas en Duhatao. Los primeros días fueron muy lluviosos, atemporalados, y nadie, ni ellos ni yo, asomaba la cabeza desde su refugio. Luego el tiempo ha mejorado y he empezado a verlos de lejos, merodeando en otras pampas.

Anteayer vinieron por la tarde dos muy cerca de mi cabaña. Yo estaba fuera, regando unos mañíos recién plantados. Subí corriendo a la terraza con unos trozos de pan que dejé allí, pero no los quisieron, se limitaron a observarme. 

Hoy a las 8 de la mañana, hace unos minutos, ha vuelto uno de ellos. Posado en el barandal de la terraza, casi encima de la ventana de mi estudio, ha empezado a graznarme como lo hacen los tiuques. Otra vez he corrido por unos pedazos de pan y cuando he salido a la terraza él no se ha movido de allí, a pocos metros de mí. Luego ha volado a unos árboles cercanos, desde donde ha seguido observando cómo yo le dejaba el pan y lo miraba.

Ahora se ha ido, una vez más sin tocar el pan. ¿Volverá? Espero que sí. Sin duda desconfía de mí.

¡Acaba de volver! Posado otra vez en un árbol cercano, se limita a graznar y observar.

Aunque pueda parecer ridículo, no puedo evitar la evocación de los primeros encuentros del Homo sapiens paleolítico con el lobo,  la cabra o el búfalo salvajes. Las primeras domesticaciones, esa alianza tantas veces traicionada por los humanos.

Hoy dice la prensa que en los últimos 30 años ha desaparecido de Europa la cuarta parte de las aves salvajes. Culpable principal: las modernas prácticas agrícolas, los pesticidas que destruyen insectos de los que las aves se alimentan.

Y de pronto...¡buuum!, siento un choque seco, toda la cabaña vibra, como si un camión gigantesco hubiera colisionado con ella. Claro que aquí no hay camiones gigantescos, solo tiuques y gente menuda así. Salgo corriendo, le doy la vuelta a la cabaña, todo en orden. Subo de nuevo a mi estudio y conecto mi radio de pilas. Están anunciando que acaba de tener lugar (8:30 AM) en la región de los Lagos (la mía) un terremoto de grado 4 en la escala Mercalli, sin consecuencias de momento.

La majestad de la naturaleza. La fuerza de lo telúrico. El lamento de las placas tectónicas. Chile. Nuestra pequeñez.

Y hace muy pocos minutos, mientras escribía las últimas líneas, mi tiuque ha vuelto y se ha llevado el pan. 

La vida sigue. ¡Viva la vida!



Foto tomada el 8 Noviembre. Mi relación con mis amigos tiuques se va estrechando. Ya hasta me permiten fotografiarlos de cerca. Diría que hasta posan conscientemente para salir lo mejor posible en la foto.



domingo, 2 de noviembre de 2014

¿Nos hemos vuelto locos en España?

La permanente mêlée española. Aquí entre regionalistas
y caciques, en un  cartel electoral (presentación parcial)
de la II República
Desde la lejanía austral de Chiloé, leo la prensa española de hoy. Si bien es cierto que la prensa tiende siempre a dramatizar las noticias, no lo es menos que España parece en estos momentos absolutamente desmoñada.

La gente, el pueblo llano, está muy cabreada. Ese es el fondo de la cuestión, que los ciudadanos han perdido la fe y la esperanza en sus dirigentes políticos. Ven el futuro negro y piden de los que mandan más determinación. ¿Tan complicado de entender es esto? Yo me atrevería a puntualizar lo siguiente:

1).- El mayor escándalo de todos: que PP y PSOE, partidos mayoritarios y destinados a la gobernación alternante (eso que llevan siglos haciendo republicanos y demócratas en USA con bastante éxito político) de nuestro desgraciado país, no se han puesto de acuerdo para organizar de una vez un GOBIERNO DE CONCENTRACIÓN que afronte la crisis económica, ponga orden en las autonomías y en el sistema judicial y dibuje una estrategia a largo plazo en lo económico, lo demográfico y lo social  para esa vieja e ilustre nación que es España.
Muy al contrario, siguen tirándose chinitas y poniéndose palitos en las ruedas, siguen jugando al “a ver si te pillo, a ver si te cojo”, ajenos a la gravedad  de la situación.
El problema lo es de liderazgo. Nuestros políticos son buenos administradores, pero siguen teniendo, casi como en los tiempos de Larra, mentalidad de funcionarios. Y sí, los funcionarios son y seguirán siendo necesarios, pero un político no puede ser un funcionario.

2).- El segundo gran escándalo, la Justicia. Los jueces, faltos de medios que tampoco ellos han exigido con suficiente entusiasmo, han ido acumulando en instrucciones casi eternas procesos de corrupción que ahora tienen que materializarse en juicios y sentencias, todos de una vez. El sistema político puede romperse en pedazos, algo parecido a la explosión en masa de un polvorín pirotécnico, cuando los cohetes y las bengalas deben irse explosionando poco a poco. Lo que puede pasar no habría pasado si estos procesos judiciales se hubieran ido resolviendo uno a uno con la necesaria celeridad. De todo esto, el sistema judicial tiene una parte importante de responsabilidad, que no puede descargar en los políticos, aunque estos tengan muchísima culpa.  Y es que los Jueces, o el Poder Judicial que los representa, tampoco pueden tener mentalidad de funcionarios. Aunque lo sean por oposición.

3).- El tercer gran escándalo, el marasmo autonómico. Cataluña ha sido abandonada a su suerte por los poderes del  Estado desde hace muchísimo tiempo. Madrid no puede quejarse ahora de lo que está pasando en Barcelona, tampoco puede seguir mirando para otro lado. Y el trato especial, preferente, dado por la Constitución a regiones como Navarra y el País Vasco tampoco puede sostenerse por mucho tiempo. Una reforma constitucional es necesaria, sí, y no debe asustar. Pero es imposible hacerla ahora. A un enfermo que sufre una grave infección no se le puede operar para implantarle una prótesis de cadera, primero hay que corregir la infección.

4).- En fin, lo que está pasando en España es en buena medida un reflejo de la profunda crisis de la Unión Europea. Alemania, después de la reunificación, ha querido mirar hacia el Este, cuidar preferentemente de su hinterland, quizá otra vez pensando en una Gran Alemania. Aunque en Ucrania el oso ruso le ha enseñado las garras y quizá le haya parado los pies. En todo caso, el giro de Alemania ha sido malo para Europa, porque una Unión Europea es inviable sin un entusiasta y sostenido apoyo alemán.

Todavía se está a tiempo de salvar la situación. Sobre todo porque los ciudadanos españoles no creen ya en el poder salvador de las revoluciones, quieren simplemente que las cosas se arreglen. Pero el tiempo, como todo en este mundo, tiene sus límites.

En fin, la cosa tiene sus aspectos grotescos, que invitan al humor. Un partido como Podemos, que hasta hace unas semanas clamaba (la verdad es que con bastante razón) contra la casta política, se ve ahora en las encuestas como el partido más votado. Pienso que pueden estar aterrorizados, porque Podemos estaba planteado, de momento, como un partido para “dar caña”, no para administrar al Estado. Pero así son los tiempos de desmadre o desmoñe.

Yo, a pesar de todo, me siento esperanzado. Creo que el desmoñe puede abrir muchos caminos de solución, y que la nación española, en la que incluyo a catalanes y vascos, es capaz de reaccionar positivamente. Pero necesita líderes, no solo uno, sino por lo menos una docena.

Ah! y los españoles no son un pueblo de corruptos. Hay un fuerte espíritu de familia, sí, donde está lo mejor y lo peor que tenemos, pero eso no es corrupción, sino individualismo. Y cuando el dinero corre a espuertas, como ha corrido en España en los últimos veinte años, venido de Europa, siempre hay gente que  pierde la cabeza. Aquí, en Sajonia y en Beluchistán. En todas partes.Lo que hace falta para prevenir los desmadres es más rigor en el Estado. Ese es un problema técnico, por lo tanto resoluble. Aprendamos.