La permanente mêlée española. Aquí entre regionalistas y caciques, en un cartel electoral (presentación parcial) de la II República |
Desde la lejanía austral de Chiloé, leo la prensa española
de hoy. Si bien es cierto que la prensa tiende siempre a dramatizar las
noticias, no lo es menos que España parece en estos momentos absolutamente
desmoñada.
La gente, el pueblo llano, está muy cabreada. Ese es el
fondo de la cuestión, que los ciudadanos han perdido la fe y la esperanza en
sus dirigentes políticos. Ven el futuro negro y piden de los que mandan más
determinación. ¿Tan complicado de entender es esto? Yo me atrevería a puntualizar
lo siguiente:
1).- El mayor escándalo de todos:
que PP y PSOE, partidos mayoritarios y destinados a la gobernación alternante (eso
que llevan siglos haciendo republicanos y demócratas en USA con bastante éxito
político) de nuestro desgraciado país, no se han puesto de acuerdo para
organizar de una vez un GOBIERNO DE CONCENTRACIÓN que afronte la crisis
económica, ponga orden en las autonomías y en el sistema judicial y dibuje una
estrategia a largo plazo en lo económico, lo demográfico y lo social para esa vieja e ilustre nación que es España.
Muy al contrario, siguen
tirándose chinitas y poniéndose palitos en las ruedas, siguen jugando al “a ver
si te pillo, a ver si te cojo”, ajenos a la gravedad de la situación.
El problema lo es de liderazgo.
Nuestros políticos son buenos administradores, pero siguen teniendo, casi como
en los tiempos de Larra, mentalidad de funcionarios. Y sí, los funcionarios son
y seguirán siendo necesarios, pero un político no puede ser un funcionario.
2).- El segundo gran escándalo, la
Justicia. Los jueces, faltos de medios que tampoco ellos han exigido con
suficiente entusiasmo, han ido acumulando en instrucciones casi eternas
procesos de corrupción que ahora tienen que materializarse en juicios y sentencias,
todos de una vez. El sistema político puede romperse en pedazos, algo parecido
a la explosión en masa de un polvorín pirotécnico, cuando los cohetes y las bengalas
deben irse explosionando poco a poco. Lo que puede pasar no habría pasado si
estos procesos judiciales se hubieran ido resolviendo uno a uno con la
necesaria celeridad. De todo esto, el sistema judicial tiene una parte
importante de responsabilidad, que no puede descargar en los políticos, aunque
estos tengan muchísima culpa. Y es que los Jueces, o el Poder Judicial que los representa, tampoco pueden tener mentalidad de funcionarios. Aunque
lo sean por oposición.
3).- El tercer gran escándalo, el
marasmo autonómico. Cataluña ha sido abandonada a su suerte por los poderes del
Estado desde hace muchísimo tiempo.
Madrid no puede quejarse ahora de lo que está pasando en Barcelona, tampoco
puede seguir mirando para otro lado. Y el trato especial, preferente, dado por
la Constitución a regiones como Navarra y el País Vasco tampoco puede
sostenerse por mucho tiempo. Una reforma constitucional es necesaria, sí, y no
debe asustar. Pero es imposible hacerla ahora. A un enfermo que sufre una grave
infección no se le puede operar para implantarle una prótesis de cadera,
primero hay que corregir la infección.
4).- En fin, lo
que está pasando en España es en buena medida un reflejo de la profunda crisis
de la Unión Europea. Alemania, después de la reunificación, ha querido mirar
hacia el Este, cuidar preferentemente de su hinterland,
quizá otra vez pensando en una Gran Alemania. Aunque en Ucrania el oso ruso
le ha enseñado las garras y quizá le haya parado los pies. En todo caso, el
giro de Alemania ha sido malo para Europa, porque una Unión Europea es inviable
sin un entusiasta y sostenido apoyo alemán.
Todavía se está
a tiempo de salvar la situación. Sobre todo porque los ciudadanos españoles no creen
ya en el poder salvador de las revoluciones, quieren simplemente que las cosas
se arreglen. Pero el tiempo, como todo en este mundo, tiene sus límites.
En fin, la cosa
tiene sus aspectos grotescos, que invitan al humor. Un partido como Podemos,
que hasta hace unas semanas clamaba (la verdad es que con bastante razón)
contra la casta política, se ve ahora en las encuestas como el partido más
votado. Pienso que pueden estar aterrorizados, porque Podemos estaba planteado,
de momento, como un partido para “dar caña”, no para administrar al Estado. Pero
así son los tiempos de desmadre o desmoñe.
Yo, a pesar de
todo, me siento esperanzado. Creo que el desmoñe puede abrir muchos caminos de
solución, y que la nación española, en la que incluyo a catalanes y vascos, es
capaz de reaccionar positivamente. Pero necesita líderes, no solo uno, sino por
lo menos una docena.
Ah! y los
españoles no son un pueblo de corruptos. Hay un fuerte espíritu de familia, sí,
donde está lo mejor y lo peor que tenemos, pero eso no es corrupción, sino
individualismo. Y cuando el dinero corre a espuertas, como ha corrido en España
en los últimos veinte años, venido de Europa, siempre hay gente que pierde la cabeza. Aquí, en Sajonia y en Beluchistán.
En todas partes.Lo que hace falta para prevenir los desmadres es más rigor en el Estado. Ese es un problema técnico, por lo tanto resoluble. Aprendamos.
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