Se deja sentir a veces. Cuando lo hace suele ser de
madrugada, en mitad del silencio y la oscuridad. Se asoma al borde del camino,
solamente para que tú te des cuenta, te acuerdes, de lo radical que es tu
soledad. Con su mirada te dice algo que tú no entiendes bien, pero lo vas reconstruyendo poco a poco y al final
te haces una idea de lo que podría contener su mensaje: “si eres libre, más
todavía, si eres alguien, es gracias a mí”.
Tú te sientes como una pompa de jabón, flotando en el espacio al azar de los vientos.
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