Ya estoy en Chiloé. Crucé el canal de Chacao en una de sus
barcazas, acordándome del proyecto de construcción del puente y preguntándome
si eso sería bueno o malo para los chilotes. En el canal abundaban esta vez los
pingüinos, pero no vi lobos. En cuanto a lo de bueno o malo, es una falsa
alternativa. Será, si llegan a construirlo, bueno y malo. Los chilotes tendrán
que apoyarse sobre lo bueno y neutralizar lo malo del puente.
Lo bueno estará en eliminar lo que de malo tiene el
aislamiento de una isla. Al hacer más fácil la comunicación con el continente, el
puente mejorará la oferta de muchos productos y bajarán los precios de consumo, se tendrá
un acceso más fácil y barato a servicios sanitarios y culturales radicados en el continente, aumentará el
turismo, que es una fuente importante de trabajo y riqueza para la isla, etc
Lo malo estará en eliminar lo que de bueno tiene el aislamiento insular
de Chiloé: la singular personalidad cultural de la isla grande y su
archipiélago; su autosuficiencia de recursos, derivada en parte de un saber
vivir no consumista; la polivalencia artesanal de su gente, que las hace bien
capaces de sobrevivir por sí mismas; lo prístino, intocado de buena parte de su
naturaleza, sus playas y bosques; su peculiarísimo bordemar.
La facilidad de
las comunicaciones abierta por el puente atraerá iniciativas ávidas de aprovecharse de
los recursos de Chiloé con objetivos, por crematísticos, a corto plazo, eso que
se formula como “coge el dinero y corre”. Quizá estas iniciativas puedan dar
trabajo y bienestar inmediatos a los más necesitados, pero desarraigarán
también a los chilotes más pobres de su cultura y su terruño, de su polivalente
autosuficiencia y su sentido de la solidaridad, es decir, en este mundo
turbulento en que vivimos, de una parte importante de sus posibilidades de
futuro.
Es difícil hacer un balance entre lo bueno y lo malo que
traiga el puente. Todo acontecimiento con valor estratégico, y el puente sobre
el Chacao lo es, tiene dos caras, una lo es de amenazas, la otra de
oportunidades. Lo importante, lo decisivo en primera instancia, es que los
chilotes tengan autonomía suficiente para preservar y potenciar lo bueno que traiga el puente y erradicar y
perseguir lo malo. Esta autonomía se
expresa en dos capacidades: ideas claras sobre cómo puede y debe ser el Chiloé
del futuro, y poder político para decidir sobre él y luchar por él.
Una vez cruzado el canal, me encontré una ciudad de Ancud
tan bonita como siempre. Después los campos de Quetalmahué y Mar Brava,
bellísimos bajo un sol radiante tras una mañana de lluvia, con sus innumerables
tonos de verde punteados por el amarillo intenso de muchas florecillas y el
blanco de las flores de los ulmos. En la caleta de Puñihuil el amigo que me
llevaba compró unas docenas de pejerreyes al pescador que acababa de atraparlos, todavía
con su bote varado allí, en la misma orilla del mar, listo para volver a tender
sus redes. Y llegando a Duhatao con la tarde ya vencida pude ver de lejos
algunos soplos de ballenas azules.
Toda esta belleza de Chiloé, completa, sutil, compleja, yo
la sentí como si me estuviera esperando. Respiré hondo el viento de travesía
que empezaba a cubrir de rizos blancos las olas azules del Pacífico que aquí no
lo es tanto. Me sentía bien, partido mi corazón en dos pedazos.
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En la foto, el puente de 13 kms de largo que construido en 1997 une la isla canadiense del Príncipe Eduardo (PEI) con la provincia de New Brunswick, ya en el continente.
PEI es una isla muy parecida en muchos aspectos a la isla grande de Chiloé , con aproximadamente la mitad de su tamaño.
El proyecto de construcción del puente dividió a la población isleña, de modo que se celebró un plebiscito que finalmente ganaron los partidarios del puente con un 59% de los votos. Todavía se discuten los pros y contras. Entre otros, el puente ha aumentado el turismo hacia la isla y ha contribuido directamente al desarrollo espectacular del cultivo industrial de la papa. Por contra, el comercio minorista local ha sufrido una crisis profunda.
Este tema es interesante para Chiloé, en la línea de aprender de las experiencias de los semejantes. Los datos aquí expuestos están tomados de:
En su lista de referencias el trabajo aquí mencionado cita un libro que quizá sea de lectura obligada para los chilotes interesados en decidir sobre la conveniencia o no para Chiloé del puente:
Baldacchino, Godfrey (2007). Bridging Islands: the impact of fixed links. Acorn Press. ISBN 978-1-894838-24-5
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