Los niños se han levantado muy temprano y han corrido hasta el salón. ¡Se encuentran los tesoros que les han dejado los Reyes Magos!
En la tradición evangélica, los
pastores que acompañan a Jesús en el pesebre representan al pueblo humano, el
buey y la mula a la naturaleza, los Reyes Magos a los sabios. El poder terrenal
se queda muy lejos de todo esto, los romanos haciendo sus censos y Herodes
matando niños indefensos. El siguiente capítulo de esta historia de Dios en el
Mundo será la vida del niño Jesús en Nazaret, esa parte escondida de los
Evangelios, lección de humildad que lo es de silencio y que el gran Charles de
Foucauld quiso emular a lo largo de su vida.
La fiesta de los Reyes Magos, de
tradición más española que latinoamericana, culmina las celebraciones de la Navidad
y es la que da paso al nuevo año. Hoy 7 de enero es cuando para los españoles
comienza el 2014. Ayer mis nietos, como todos los niños españoles, se
encontraron muy temprano con los innumerables juguetes que los Reyes Magos les
habían dejado misteriosamente durante la noche. Fue un día de imaginaciones y
abundancias, de tesoros innumerables convertidos milagrosamente en realidad.
Fue el gran día de los niños.
Me gustaría hacer tres
reflexiones sobre los significados de este día:
1).- Desde hace ya algunos años
se pone de manifiesto la medida en que nuestra sociedad nos introduce en la
civilización/cultura consumista desde que somos muy pequeños. Ya desde finales
de noviembre se inicia una intensa campaña de marketing y publicidad dirigida
específicamente a los niños, reclamando su atención hacia éste o aquél o aquél
otro juguete.
2).- Los niños aplican todo el
tesoro de imaginación e inocencia que albergan, de manera que convierten el 6
de enero, rodeados como están de un montonazo de juguetes que no pueden atender
en su totalidad, en un día maravilloso, en el que hasta los sueños más
difíciles se hacen posibles. Un día de sorpresas y abundancias, breve porque
enseguida empieza el colegio, pero por eso todavía más maravilloso.
3).- Los padres realizan un
esfuerzo económico absolutamente heroico para satisfacer las fantasías de sus
hijos, expresadas en las cartas que éstos han escrito a los Reyes Magos. Por humilde
que sea una familia, raro será que le falten a sus niños los juguetes que están esperando. Este derroche, ¿es una manifestación de consumismo? Opino que no.
Aunque el marketing lo haya provocado, me parece que es más bien una bofetada
al consumismo en lo que tiene de utilitario, un poner la imaginación y el culto
de lo efímero por encima de lo práctico y del valor de cambio del dinero. Un
quemar este dinero en pólvora, en fuegos artificiales de un día tan corto como
maravilloso.
Todo esto, ¿tiene sentido? No lo
sé, pero sí creo que es profundamente humano. Quiero decir que es expresión de
lo mejor de lo humano. Esa capacidad de poner los sueños por delante de las
realidades, de la que nacen tantas cosas nobles: el amor basado en el
altruismo, la fantasía que puede terminar en originalidad, hasta en genialidad,
el idealismo que será ingrediente indispensable para construir un mundo mejor…
Todo eso.
¡Qué locura!
|
No hay comentarios:
Publicar un comentario