domingo, 4 de febrero de 2007

(2).- Al encuentro de lo espiritual.

UNA SALIDA EN FALSO.

Lo espiritual está fuera del ámbito de lo racional, es decir, es inefable, hasta impensable. Si quiero alcanzarlo, tengo que empezar por descubrir un camino que me lleve hacia allí, dibujar una ruta. A continuación, ponerme en marcha y con suerte, vivir algo nuevo y dejarme guiar por lo que algunos maestros han dejado dicho acerca de cómo se puede seguir profundizando en esa vivencia tan extraña.

El primer paso en esta ruta es el que esos mismos maestros han marcado. Tengo que aceptar que puede haber una realidad imperceptible por mis sentidos y mi intelecto. La mayoría de la gente ilustrada se negará a darlo, escandalizada de tanta idiotez. Así que empezaré el camino prácticamente solo.



Nada más entrar en él, lo que me encuentro es una cuesta empinadísima. Intento remontarla cargado con todo mi equipaje: la mochila llena de los gadgets inútiles que perfilan mi vida de occidental consumista, que me pesa muchísimo, el par de botas de repuesto, la tienda de campaña, los prismáticos, la brújula, la cocinita de gas, qué sé yo cuantas cosas. Del esfuerzo que estoy haciendo por trepar con una carga tan pesada me siento morir. Así que no puedo más y ruedo cuesta abajo, hasta llegar dolorido a mi punto de partida. Allí permanezco un rato en el suelo, inmovilizado por todo mi equipaje y con una sensación de fracaso.

Pienso, porque todavía puedo y debo hacerlo. Y tomo una decisión: me despojo de casi todo lo que llevo, me quedo con lo estrictamente imprescindible: el mono recio, la cazadora, las botas y los calcetines gruesos, el bastón, el morral, la cantimplora, ¡ya es bastante!, y empiezo a subir de nuevo.

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