Dos acontecimientos notables han cubierto este 20 de octubre.
Ghadafi en su agonía |
(1).- La muerte de Ghadafi ha sido atroz. Ningún humano, por malvado que haya sido, y Ghadafi lo fue, merece una muerte así.
No puede haber convivencia civilizada sin respeto a la dignidad humana. A la vista de lo sucedido, a Libia le esperan tiempos difíciles, de gran confusión. La maquinaria militar que la OTAN puso en marcha hace siete meses para derrocar a Ghadafi no ha completado su misión. Ahora tiene que proteger a los libios de ellos mismos y de otros enemigos emboscados, haciéndolo durante un tiempo indefinido, todo el que sea necesario. Esa es una de las cosas malas que tienen las guerras, que se sabe cuándo empiezan pero no cuándo acaban.
(2).- La decisión de ETA de “cese definitivo de su lucha armada” no implica una clara rendición incondicional, con entrega de las armas. Como puede verse en su comunicado, ETA llama a los gobiernos de España y Francia a “un proceso de diálogo directo que tenga por objetivo la resolución de las consecuencias del conflicto y, así, la superación de la confrontación armada”, es decir, a una solución política para sus cerca de mil terroristas encarcelados en prisiones españolas y francesas. Todo ello sin pedir perdón a sus víctimas.
Bietan jarrai que significa "seguir en las dos", la violencia y la astucia |
En muchos sitios del mundo no se tiene conciencia de que ETA es un movimiento terrorista con características que, lamento decirlo, recuerdan a los nazis. Sus 850 víctimas a lo largo de los últimos 40 años no han sido 850 bajas en una lucha de liberación nacional, sino 850 crímenes (la mayoría de ellos por la espalda y sin arriesgar nada) en una embestida de terror. Ahora los terroristas quieren dejar paso a la política, pero es porque el gobierno español ha abierto previamente la posibilidad legal de que la rama política de ETA actúe en España como una fuerza democrática más, lo que nunca ha sido.
La foto muestra a los tres terroristas que emitieron el último comunicado bajo el símbolo de ETA, un hacha sobre la que serpentea una víbora, que representan la violencia y la astucia. Debajo está escrito en euskera, “bietan jarrai”, que significa “seguir en las dos”, es decir, en la lucha política y en la lucha armada.
¿Cambiarán de verdad?
No hay comentarios:
Publicar un comentario