Intentaré sintetizar en muy pocas palabras la visión que esta madrugada ha cristalizado en mi cerebro lunático.
Estamos ante un cambio de época. Las creencias que sustentaban la marcha del mundo desde los tiempos de la Ilustración no sirven ya. Se ha perdido la fe en el PROGRESO, este dios que nos ha venido acompañando desde entonces se está muriendo. Dicho de una forma complementaria: nos hemos liberado de la dictadura del CRECIMIENTO ECONÓMICO, ese Viejo Régimen que si se le deja seguir actuando acabará con nuestro Mundo.
El nuevo paradigma, que define la época que está naciendo, es el del EQUILIBRIO. Estamos dejando de ver el Mundo como un globo que se infla sin freno para empezar a verlo como un proyecto de jardín. En adelante el crecimiento lo será hacia dentro, hacia eso más hondo que en cada uno de nosotros y en la naturaleza entera está esperando a ser descubierto para ser simplemente cuidado y admirado.
Esto es lo esencial del parto histórico que se acerca. Lo demás son corolarios.
Apenas he dormido esta noche, pero me siento eufórico. Cualquiera que me lea y todavía se considere cuerdo pensará que estoy loco.
Loco estoy, en efecto, pero no porque haya mirado durante más tiempo del prudente a la Luna llena. La locura que me afecta es una condición necesaria para la libertad interior, indispensable a su vez para ser capaz de ver cómo se acerca una ruptura histórica imparable. Está en nuestras manos, las de todos, que lo haga sin generar mucho sufrimiento.
21 julio 1969.- La Tierra amanece sobre el horizonte lunar, en una foto tomada por los astronautas del Apolo XI momentos antes de que alunizara su modulo lunar tripulado. Han pasado más de 40 años desde entonces, y ya es imposible seguir ignorando que nuestro planeta Tierra es demasiado pequeño y frágil para nuestras desbocadas ambiciones. (NASA) |
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