miércoles, 22 de febrero de 2012

Tambores de guerra

La comisión enviada a Irán por la Agencia Internacional de Energía Atómica para inspeccionar las instalaciones nucleares iraníes ha fracasado en sus propósitos, al no habérsele permitido visitar la base militar de Parchin. Esto es lo que dice hoy la prensa. Significa que la probabilidad de que Israel  lance un ataque aéreo para destruir esta amenaza a su seguridad ha aumentado mucho. O sea, que una guerra podría iniciarse en cualquier momento.

Estrecho de Ormuz
Las cosas pueden complicarse muchísimo. Es seguro que los israelíes sean capaces por sí solos de lanzar un raid aéreo para destruir la amenaza atómica iraní. Pero muy probablemente esto no sería más que un comienzo. Iran reaccionaría amenazando la navegación por el estrecho de Ormuz, hasta hacerla impracticable para los superpetroleros procedentes del todo el mundo (en particular Europa, China y Japón). Ello obligaría a una coalición (USA, Europa, Japón, quizá China) a tomar el estrecho de Ormuz, es decir, a invadir Iran, en una guerra de ocupación de final incierto.




Lo que le faltaba a la depresión económica que sufre Europa es ver reducidos los suministros de petróleo, con las inevitables subidas astronómicas de precios. Lo mismo para Japón y China, cuya economía es quebradiza.

Es sorprendente y lamentable que todavía, en el año 2011, pueda encontrarse el mundo ante situaciones así. Lo peor es que llegue un momento en que ninguno de los protagonistas de esta amenaza (Obama por su influencia sobre Israel, Netanyahu, Ahmadineyah) pueda frenar, y los acontecimientos se precipiten en una guerra. Cosas así han pasado antes, a lo largo de la historia humana, muchas veces.

De la seguridad en la navegación de estos superpetroleros depende hoy la estabilidad económica del mundo

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