viernes, 2 de diciembre de 2016

Trump y el futuro del Mundo

Donald Trump
Un buen amigo, lector asiduo de mi blog, me pregunta cómo es que todavía no he escrito una palabra acerca de Trump. Intento ahora responderle.

En este caso de Trump, como en cualquier otra elección democrática, es importante distinguir entre el candidato vencedor y los ciudadanos que, votando a su favor, han hecho posible su victoria.

En cuanto a Trump, desconfío de sus capacidades para un puesto tan importante como el de presidente de USA. Porque carece totalmente de experiencia política y administrativa y además es arrogante. Aparenta creerse el “rey del mambo” y si se lo cree de verdad mal, muy mal asunto, malísima prognosis. Que no intenten tranquilizarnos con que hay otros poderes equilibradores, capaces de amortiguar sus eventuales desaciertos. El sistema político USA es presidencialista, el máximo poder está a la vista de todos y tiene apariencia humana, por eso es un sistema democrático. Si el presidente no lo hace bien, a USA le irá mal y con ella al Mundo, de eso estoy seguro y además hay ejemplos abundantes. Quizá no les vaya mal inmediatamente, pero el futuro estará muy comprometido.

En cuanto a los que lo han votado, representan a esa mitad de los norteamericanos a los que las cosas les han ido yendo cada día un poquito peor durante años, que por eso desconfían de la marcha del Mundo y del futuro que van a tener sus nietos. Son víctimas de una Megamáquina económico/financiera que se ha liberado de todo control político y recorre el Mundo entero sin frenos y sin visión del largo plazo. Hillary Clinton representaba para muchos la subordinación del poder político a esa Megamáquina ciega, por eso probablemente ha perdido. Por cierto que viene al pelo recordar la frase que, pronunciada o no por él,  inmortalizará a su esposo, el presidente Clinton: “¡es la economía, estúpido!”.

Este mismo problema norteamericano se reproduce en Europa y en toda América en términos muy parecidos. Los ciudadanos de a pie desconfían de la clase política que los dirige y se ponen en manos de líderes populistas, que casi siempre les prometen lo que saben que no van a ser capaces de conseguirles. Un círculo éste que puede llegar a ser verdaderamente vicioso.

¿Es todo esto que pasa una manifestación de ese ciclo político a muy largo plazo que se mueve por el Mundo y el Tiempo como las olas gigantescas de una gigantesca mar de fondo? Me temo que sí. Lo que significaría que la democracia y con ella lo que han llegado a ser Europa y también América, están frente a una perspectiva de riesgo.

¿Llegaremos a una situación en la que tengamos que poner las esperanzas de nuestros nietos en manos de los mandarines chinos y su sabiduría confuciana?


Todo es posible. 

Siempre lo ha sido.

Xi Jinping

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