miércoles, 14 de febrero de 2007

(3).- Miguel de Molinos


Septiembre de 1685. El dibujo de la izquierda representa al sacerdote español Miguel de Molinos compareciendo ante el tribunal de la Santa Inquisición de Roma, para escuchar la sentencia que lo condenará por herejía a cárcel perpetua. Tiene las manos atadas y un cirio encendido entre ellas. Morirá en prisión once años después.
Sin embargo, en 1675, cuando publicó su Guía Espiritual, era la moda en Roma y en toda la Europa cristiana. Ejercía de padre espiritual de decenas de personas piadosas, entre los que se incluían cardenales ilustres. ¿Qué ha pasado?

La condena de Miguel de Molinos significa el cerrojazo dado por la Iglesia católica al misticismo como vía hacia la salvación, una vía iniciada en el siglo I bajo la influencia del judío Filón de Alejandría, y que se ha desarrollado con brillantez a través del eremitismo egipcio y de los monjes medievales para culminar en los místicos españoles del S. XVI. Pero ¿por qué? Pues son los tiempos de la Ilustración. Roma no puede ignorar a Descartes, ni a Pascal ni a Newton. Una nueva era se viene encima, la de la Razón, en la que el misticismo no tiene nada que hacer.

Miguel de Molinos es el bellísimo canto de cisne de este final. Su Guía Espiritual describe con la mejor precisión literaria del S. XVII (los tiempos de Gracián), el camino hacia el recogimiento y el salto a lo hondo del pozo metafísico, y lo hace con una maestría que no tiene parangón ni antes ni después. Se inicia así un largo silencio, y habrá que esperar hasta el S. XX para encontrar claros rebrotes místicos.

Quede reflejado aquí mi homenaje a este hombre santo y perseguido, a este gigante místico, Miguel de Molinos, con la reproducción parcial del siguiente párrafo del Libro II de su Guia Espiritual:

129. Tres maneras hay de silencio: el primero es de palabras, el segundo de deseos y el tercero de pensamientos.(…) No hablando, no deseando ni pensando, se llega al verdadero y perfecto silencio místico, en el cual habla Dios con el alma, se comunica y la enseña en su más íntimo fondo la más perfecta y alta sabiduría.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Olo: Le envié correo y me urge su respuesta. Favor de ponerse en contacto con servidor: librepensar@terra.es o a la dirección de correo desde la que le remití el mensaje.

Saludos, Bartleby.