martes, 7 de junio de 2011

El 15M y el laberinto español.



“Laberinto Español” fue el título del libro que escribió Gerald Brennan en 1943, acerca de los antecedentes de la Guerra Civil española. Como en los años 30, España está ahora en una encrucijada decisiva, intentando escaparse de un nuevo laberinto, cuya arquitectura hay que entender para encontrar la salida. 

El transcurrir del tiempo, pero no su simple contabilización en un reloj, sino su serpentear por los vericuetos de la vida, juega un papel determinante en cómo van sucediendo las cosas. Naturalmente no me refiero al simple tiempo astronómico, que es un reflejo de los movimientos del Sol en el espacio, sino a ese misterioso tiempo de vida que mide el devenir de lo humano.  Hay intervalos de tiempo astronómico en los que el tiempo de vida de una persona, un país o el mundo entero, se expande extraordinariamente a la vez que aumenta su densidad.  En circunstancias así, acontecimientos  decisivos nacen y mueren a una velocidad vertiginosa, se entrecruzan, interaccionan unos con otros, en una especie de río turbulento. Uno, que nada en él, oye ya el fragor de la catarata final y teme ser arrastrado por ella, incapaz de predecir adonde van a llevarlo las aguas revueltas.



Eso es lo que está sucediendo ahora en España, pero también en Europa y  el Mundo, aunque yo me voy a ceñir en esta entrada al caso español. En las últimas semanas han tenido lugar en España dos acontecimientos trascendentes: las elecciones municipales y regionales, que han supuesto un cambio político importante, y el nacimiento de un movimiento de masas, el del 15 de Mayo  o 15M, cuya naturaleza es revolucionaria. 

Debo empezar mi análisis señalando que lo que está pasando en España no puede entenderse sin ver que procede en parte de crisis externas a ella.

En primer lugar, hay una crisis de la Unión Europea, centrada en el Euro, su moneda única: lo que esta crisis demuestra es que los países de la Unión no pueden poner en común sus monedas y mercados  si no unifican también su fiscalidad.  Ese es el gran paso que hay que dar, una gestión y un control integrados de los gastos e ingresos públicos de los 27 países que forman la Unión Europea.  Si no se ha hecho todavía es porque no es fácil y quizá porque no haya políticos de talla europea en los países que componen la Unión.  Ésta, que sigue estando en construcción, ha ido avanzando a saltos, de crisis en crisis, siendo la que estamos viviendo ahora una más, la última en el orden temporal. Viéndola con optimismo hay que considerarla como una oportunidad para la consolidación europea. Con pesimismo, como un riesgo de que la Unión se rompa.
En segundo lugar, hay también una crisis del sistema financiero mundial, que al globalizarse y liberarse del control de los estados se ha abierto a una despiadada piratería financiera, nacida de la codicia y que está provocando una crisis del capitalismo mundial tan importante como la Gran Depresión de 1929 la cual, no debemos olvidarlo, abrió el paso al fascismo y a la II Guerra Mundial.




Volviendo a España, aquí no solo estamos compartiendo las crisis europea y mundial, sino que en ese río revuelto nuestros dirigentes, cerrando los ojos, se han obcecado en nadar contra la corriente, llevándonos a todos a una situación de agotamiento. Una desastrosa política de estado en relación con los gobiernos regionales, o autonómicos, ha hecho que España se fragmente en “mininaciones”, cada una de las cuales quiere hacer la guerra por su cuenta; en dos de ellas, Cataluña y el País Vasco, los partidos regionales incluso piden abiertamente la independencia. En estas circunstancias es difícil que el gobierno español, responsable principal, por otra parte, de que se haya llegado a esta situación, pueda ir reduciendo con éxito la deuda fiscal que España tiene contraída con capitales extranjeros. Entre otras razones porque una parte importante de esta deuda es gestionada por las “mininaciones”, casi tan inalcanzables, de momento, como los buques pirata de las grandes finanzas internacionales.

En medio de estas tormentas ha nacido hace menos de un mes, de forma inesperada y eruptiva, el movimiento 15M. España, sumida en su crisis, ha llegado a alcanzar un paro juvenil (menores de 25 años) del 44%. Los jóvenes menores de 30 años se sienten ignorados por el sistema político, económico y financiero, desesperanzados e indignados. Ven ante ellos a una clase política que solo mira con ojos miopes sus propios intereses, porque ha sido incapaz de unirse para enfrentar los gravísimos problemas que España tiene. Estos jóvenes han sido testigos cercanos del éxito del movimiento juvenil  en países árabes como Túnez y Egipto, donde ha sido capaz de derrocar gobiernos. Y de una forma espontánea y cibercomunicada se han rebelado, gritando “¡basta ya!” y han ocupado, en un acto de fuerza, las plazas principales de las ciudades más importantes de España. Todo esto es bien conocido.



Al movimiento 15M, también llamado Democraciarealya, le habrían sido más fáciles las cosas si no hubiera iniciado sus acciones una semana antes de las elecciones municipales y regionales que acaban de tener lugar en España. Cuando surgió el 15M, la mayoría de los españoles lo acogió con simpatía, como una ansiada ráfaga de aire fresco y la constatación de que los jóvenes, es decir, el futuro del país, no se resignaban a ser ignorados. Pero esa mayoría de españoles también sabía que en las elecciones se jugaba mucho, de modo que acudió masivamente a votar y el resultado fue un vuelco electoral, en el que el centroizquierda (PSOE), que gobernaba, se derrumbó estrepitosamente y el centroderecha (PP) obtuvo una gran victoria. La mayoría de los españoles son gente de centro, aunque con un ligero sesgo hacia la izquierda. Los resultados electorales indican que han comprendido que para el buen funcionamiento de una democracia de partidos en un país occidental lo importante no son las ideologías que unos y otros partidos dicen detentar, sino su alternancia en el poder. Porque el poder corrompe hasta a los más santos si se tiene por un tiempo demasiado largo. También porque en el mundo globalizado en que vivimos, los partidos políticos que pueden llegar a gobernar no son sino mandatarios de los grandes poderes económicos y financieros que en realidad mandan, disimulados éstos entre las vestiduras sagradas de ese Dios de nuestros tiempos que se ha puesto a sí mismo el nombre de Mercado, y que no es sino el viejo Becerro de Oro, el de siempre.

Los revolucionarios del 15 M montaron campamentos en las plazas de las ciudades  más importantes, rebelándose contra la decisión tomada por la Junta Electoral Central de considerarlos ilegales. El gobierno no se atrevió a desmantelar estos campamentos, que han funcionado durante estos días como asambleas populares en las que se ha debatido, con la participación activa de todo el que ha querido, acerca de qué hacer y qué reivindicaciones concretas plantear a los poderes establecidos. Como acción inmediata, se prepara una manifestación de protesta en las calles de muchas ciudades para el día 19 de junio. Los campamentos, por su parte, están siendo desmantelados, desde la visión de que ya ha pasado su momento.


Hasta aquí lo acontecido. Ahora me gustaría hacer una evaluación y una crítica constructiva de lo que el movimiento 15M está haciendo y del camino que lleva. No es este el sitio para un análisis completo y concienzudo. Me limitaré a consignar los puntos que, desde mi punto de vista, son más importantes:

1).- 15M nació y adquirió su fuerza inicial en Internet.  Después quiso demostrar esa fuerza ocupando las plazas y creando foros en ellas para que los jóvenes (y no tan jóvenes) indignados pudieran encontrarse y reconocerse. Ahora planea acciones de varios tipos en las calles.

Creo que no debería olvidarse nunca de que su fuerza principal está y probablemente seguirá estando en Internet. Y no solo su fuerza, también su originalidad como movimiento revolucionario, que en estas etapas iniciales es mucho más importante que la fuerza. Para ello creo que debería  obsesionarse por mejorar y ampliar continuamente su presencia en la Red.
Actualmente tiene (en mi conocimiento) cuatro páginas de referencia:
http://www.facebook.com/democraciarealya  Su portal en Facebook, importante como elemento de comunicación en el corto plazo.
http://twitter.com/#!/democraciareal  Su portal en Twitter, similar al de Facebook.
http://www.youtube.com/democraciarealya   Su portal en You Tube, fuente de vídeos con contenido ideológico o formativo.
http://www.democraciarealya.es/  Su página web, donde se recogen todos los contenidos  más importantes (manifiestos, propuestas, convocatorias, etc), que desde la dirección, por así decirlo, del movimiento, tienen que ser transmitidos a la amplísima y difusa base. Creo que su calidad  puede mejorar mucho.

2).- Quizá el documento más importante de 15M es su Manifiesto, o declaración de motivos e intenciones, que figura en una pestaña destacada de la página web. Creo que es un documento importante que contiene muchos aciertos:
.- Me parece certera la crítica del sistema político/económico de la España actual, como obsoleto en muchos aspectos.
.- También la indignación por el panorama político, económico y social que muestra el país.
.- Y la prioridad que para los políticos deberían tener  y no tienen los ciudadanos.
.- Así como la declaración de independencia del 15M respecto a cualquier sigla política.
.- El llamamiento a una revolución ética, pues “somos personas, no productos del mercado”, me parece también un acierto. Más aún, opino que la revolución que propugna el 15M es antes que todo, ética, en el sentido de que busca instaurar en España un nuevo sistema de valores.
Con otros aspectos del Manifiesto no estoy de acuerdo:
.- Las prioridades (igualdad, progreso, solidaridad, libre acceso a la cultura, sostenibilidad ecológica, desarrollo, bienestar y felicidad de las personas)  me parecen, por obvias, innecesarias y desenfocadas. Creo que el Manifiesto será tanto más fuerte cuanto más sobrio. “Lo bueno, si breve, dos veces bueno”, que decía Gracián.  Y que las únicas prioridades deberían ser un trabajo digno para todos y un nuevo sistema de valores en la ejecución del servicio público
.- La lista de derechos básicos (vivienda, trabajo, cultura, salud, educación, participación política, libre desarrollo personal, consumo de los bienes necesarios para una vida sana y feliz) también me parece innecesaria por carente de enfoque. Necesitaría esta lista un documento independiente, una Declaración de Derechos, que reflejara la visión del mundo y de la vida que el 15 M propone.
.- Echo de menos en el Manifiesto una perspectiva más internacionalista, pues España no podrá revolucionarse y evolucionar a ritmos muy distintos de los de la Europa a que pertenece.
.- También echo de menos una referencia a las pequeñas empresas (a sus empresarios y trabajadores), que junto con los jóvenes y los trabajadores autónomos han sido las víctimas más importantes de esta crisis, olvidados, no solo por el poder económico y financiero, también por unos sindicatos fosilizados en la defensa de los intereses de unas clases que ya no existen.
 .- Asimismo echo de menos la referencia  a una visión ecológica y pacifista del mundo, antítesis de la de un capitalismo caduco basado en el dogma del crecimiento indefinido, que nos va a llevar a la catástrofe del siglo XXI, nuestra guerra  de unos contra otros y contra el resto del arca de Noé y contra los océanos y todo lo que flota sobre ellos.

3).- El otro documento ideológico fundamental del 15M es el de sus Propuestas, que figura también en la página web con su propia pestaña destacada.
Muchas de ellas me parecen muy acertadas. En particular:
.- Medidas inmediatas de higiene para la clase política.
.- Modificación de la ley electoral.
.- Mejor control de los sistemas financieros, pero no solo a nivel español, sino europeo y global.
.- Independencia del poder judicial. A la que añadir la del  funcionamiento eficaz de la justicia, de una puñetera vez.
Otras me parecen equivocadas, en especial:
.- Todo el paquete de medidas contra el desempleo. El reparto del trabajo me parece un disparate imposible, la congelación de la edad de jubilación una utopía innecesaria, la seguridad en el empleo lo mismo.
.- La mayor parte del paquete de derecho a la vivienda. Porque es incompatible con una economía de mercado, que es la propia de una democracia avanzada tipo europeo. Este derecho a la vivienda, con el que estoy de acuerdo, hay que conseguirlo a través de la seguridad de encontrar un trabajo digno (no de mantener un empleo) y mediante una nueva ley hipotecaria y una política fiscal favorable.
.- Las medidas de Servicios públicos de calidad y de fiscalidad tienen, por su naturaleza, una complejidad que obliga a dejarlas para que las propongan los entendidos y las apliquen los políticos.

Dicho todo lo anterior desde una postura de máxima solidaridad y simpatía hacia el movimiento 15 M.







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