miércoles, 1 de junio de 2011

Desde Leiden (2)

Cuando visito una ciudad nueva me gusta pasearme por sus calles en busca de esos pequeños detalles que  revelan lo particular de la comunidad que vive en ella. En esta entrada me despido de Leiden con algunas fotos significativas. Pueden verse más grandes con solo picarlas con el botón izquierdo del ratón.

Las viejas casas de Leiden suelen tener piedras talladas como ésta en sus fachadas. Casi nunca son escudos de armas, prueba de que Holanda ha sido desde hace muchos siglos un país de burgueses, y no de aristócratas o aspirantes a serlo. Estas referencias tienen un sabor medieval, de aquellos tiempos en que todavía no se habían  numerado las casas de una calle. "Tres puertas después de pasar la del caballo" es una referencia tan precisa como un número, pero más bella.



Muchos cafés y tabernas se anuncian con banderolas como ésta, que alegran las perspectivas de las calles. La de la foto me llamó la atención. Anuncia que en el café en cuestión se vende cerveza belga. En toda Holanda,  la cerveza es la bebida tradicional. Pero de entre los que la han venido fabricando solo sobreviven algunos grandes cerveceros, como Heineken. Los pequeños fabricantes están en Bélgica, país vecino y casi hermano, no en balde los flamencos belgas tienen la misma lengua que los holandeses. La diferencia es que en Bélgica predominaron los católicos y en Holanda los protestantes. El catolicismo era y es menos puritano que el calvinismo. Hasta los monjes hacían y siguen haciendo cerveza en Bélgica. Y continúan exportando a Holanda decenas de variantes de esta espumosa alegría de vivir.

Muchos árboles de Holanda son gigantes impresionantes para un español como yo, nacido en una tierra abrasada por el Sol y deforestada desde hace siglos. En las ciudades, estos grandes árboles son los que dan forma a los jardines. Y en los campos se alinean sobre los diques inacabables o se agrupan en bosquecillos. Son viejos y civilizados, no tienen la bravura juvenil y desordenada de los bosques de Chiloé. Los hay de troncos muy gruesos, algunos de los cuales se abren en sus bases como si tuvieran puertas que van a dar a las casas subterráneas de gnomos o enanitos fantásticos. Así se lo hice ver a mi nieta y ella se quedó pensativa. En sus ojos brilló por unos instantes lo imaginario.


La puerta del castillo de Leiden se adorna con el escudo de la ciudad, sobre el que se apoya un feroz león blandiendo una espada. Debajo tiene grabado en madera un lema, "Pugno pro patria", "Lucho por la patria", es decir, "por mi patria".
Me gustó mucho este lema. Porque aunque a lo largo de la historia se hayan hecho, en nombre del patriotismo, muchas barbaridades, estoy cada día más convencido de que en el mundo en que vivimos y sobre todo en el que vamos a vivir, no se podrá ser internacionalista, abierto a los demás, sino desde un patriotismo sólido.



Esta especie de arlequín multicolor adornaba los altos del escaparate de una farmacia, en La Haya. Otra vez aquí el sabor medieval, de ciudades humanizadas por símbolos y figuras talladas en piedra o madera.


En una esquina de Leiden próxima a mi hospedaje, hay un rincón donde la gente le echa migas de pan a las palomas. Pero también acuden las gaviotas, que son las aves que predominan en el paisaje urbano de Leiden, y los tordos, que no llegan a verse en la foto. Saludables gaviotas que ponen de manifiesto la cercanía del mar.
Los holandeses aman la naturaleza. Las aves de Leiden no padecen estrés. Los canales están llenos de patos y fochas que, no teniendo dueños, se comportan como respetables ciudadanos, a los que nadie molesta.


Tiene Leiden además magníficos museos, entre los que destaca el Arqueológico, con una buena colección de piezas egipcias. La de la foto es ya del período romano, el de Marco Antonio y Cleopatra. Cuatro humanos han atrapado un cocodrilo. Al animal se le ve enfadado, pero inmovilizado. ¿Cuál es más peligrosa de las dos especies animales que muestra la imagen?




En la pareja de nobles egipcios inmortalizada en esta escultura, procedente también del Arqueológico, no se ve ningún signo de desigualdad. Solo se diferencian en el peinado, quizá también en el detalle sutil de que el brazo izquierdo de ella está detrás del derecho de él. Es una imagen relajante y tranquila. Insuperable.
















Detalle central de un tríptico sobre el Juicio Final de Lucas van Leyden, que estaba expuesto temporalmente en la iglesia de San Pedro.

Los Países Bajos, como España e Italia, lo han sido de grandes pintores. Quizá por su luz, que en el caso de Holanda es reflejo en el cielo de las aguas marinas cercanas, que actúan como espejos.

Este cuadro es uno de los últimos ejemplares de pintura religiosa holandesa. Poco después llegó el protestantismo iconoclasta, y los pintores holandeses se refugiaron en el retrato y los paisajes. Lo que no impidió que surgiera entre ellos un genio como Rembrandt.

No hay comentarios: