martes, 12 de julio de 2011

Tormenta sobre el Euro



Una tormenta estremece a Europa. Gira alrededor de la compraventa en los mercados financieros de deuda emitida por algunos estados de la Unión Europea (España e Italia ayer, Irlanda, Grecia y Portugal antes). Los países en cuestión se ven obligados a pagar el dinero que piden prestado en estos mercados, el cual  necesitan para cubrir sus déficits presupuestarios, a unas tasas de interés muy altas, difícilmente soportables. El Banco Central Europeo ha intentado ayudar a los países afectados, pero la presión de los mercados es muy fuerte, los recursos del BCE no son infinitos y, suprema ironía, compradores importantes en estos mercados de capitales proceden de otros países de la Zona Euro, como Alemania y Francia, o de la Unión Europea, como Gran Bretaña. Se ha dicho siempre que el dinero no tiene patria ni corazón, pero sí tiene dueños.  Por eso la crisis que está teniendo lugar no lo es solo de los países afectados, ni siquiera del Euro. Es una crisis de la Unión Europea, por lo tanto de Europa y por elevación del Occidente democrático que practica en sus negocios el libre mercado. Su alcance es considerable y por ello preocupa, o debería preocupar, al mundo entero.

¿Qué factores la han originado? Por lo menos hay tres más importantes:

1).- Lo que se ha llamado la codicia de los mercados, con razón, porque los mercados no solo quieren ganar un interés razonable, también quieren reducir a cero los riesgos de perder y quieren ganar, cuando la ocasión llega, muchísimo más de lo razonable, entrando de lleno en el terreno de la usura. Pero los mercados no son solamente codiciosos. Además son racionales y fríos como el hielo. Castigan a los que de una forma u otra lo merecen, jamás se ensañarán con un pobre pobrísimo, eso no les interesa, pero sí con el que tiene algo que perder y no ha sabido, en la guerra implacable de las finanzas, defenderlo adecuadamente. Desde una perspectiva evolutiva, este castigo de los torpes eleva la eficiencia del conjunto, por muy despiadado que resulte. Visto así, los mercados hacen justicia. Por poner un ejemplo, ayudan a los chinos a salir de su miseria a la vez que obligan a los europeos a enfrentarse con su decadencia.

2).- Porque Europa pierde competitividad frente a China y otros muchos países emergentes, ahora que las reglas del juego económico son las mismas para todos. La globalización de las finanzas y del comercio iguala. En la medida en que Europa se encoge y ve amenazado su ejemplar Estado del Bienestar, India, China, Brasil, otros muchos países, ven aumentar sus niveles de vida. No cabe duda de que hay mucha injusticia detrás de todo esto, sobre todo en lo político y lo social, donde las reglas del juego no son las mismas para todos. Pero no debemos engañarnos; siguiendo con el ejemplo anterior, a pesar de que China es, sabiamente camuflada, una dictadura leninista, los chinos han aumentado mucho su libertad y su bienestar. Esta es una lección que debería aprender rápidamente la izquierda europea de siempre, y en especial la izquierda joven. Hoy no es lícito ni razonable ni siquiera posible ser de izquierdas si no es de un modo internacionalista. Solo sobrevivirá la izquierda europea que vea más allá de las fronteras de los viejos países caducos en los que se ha nacido. Aunque cada uno quiera a su país como a una madre.

3).- La Unión Europea, que de Unión tiene poco más que el Euro y un cuerpo de funcionarios en Bruselas, está sumida en una grave crisis política. Faltan políticos con talla de hombres de estado, que sean capaces de decir la verdad a sus ciudadanos sin miedo a perder las elecciones, y de liderarlos por caminos nuevos hacia esperanzas nuevas. Falta también una nueva idea de Europa, que recoja todo lo mucho salvable que hay en la vieja, pero que sea capaz de abrazarse con África y con Latinoamérica en un abrazo de sangre, no de negocios,  que abra las puertas de Europa para rejuvenecerla, dándose así un paso más hacia la raza cósmica, superadora de tantas diferencias injustas.  

¿Cómo me atrevo a hacer esta crítica? Yo, que vivo bien, sin grandes problemas, habiendo además agotado muchas de mis posibilidades de hacer algo.
Pues me atrevo porque en realidad no es una crítica lo que estoy haciendo, sino un examen de conciencia, una confesión, una acusación y una provocación. Todo eso junto.

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