El espíritu indomable de Hernando de Magallanes va a poder contemplar de nuevo las aguas de su Estrecho desde una nao que es réplica exacta de aquéllas con las que él consiguió atravesarlo.
Este es el proyecto que lleva adelante un empresario chileno de Punta Arenas, Juan Luis Matassi. Ha construido en el astillero familiar la nao de la que presento hoy aquí, con su autorización, algunas fotos. Estas fueron tomadas por Branco Papic, que vive en Chiloé, y me las hizo llegar nuestro amigo común Miro Yurac. Cuando las vi me quedé con la boca abierta, y tenía poderosos motivos para ello. Soy un apasionado de la navegación y de su historia, y por razones que no vienen al caso conozco muy bien cómo era una de esas naos en las que navegaban los españoles de la época de los descubrimientos. Pues la que ha construido Juan Luis es una réplica exacta de aquellas naos, además de que la construcción se ve bellísima y de una gran calidad. Haré todo lo posible por ir a Punta Arenas a disfrutarla de cerca.
El proyecto de Juan Luis Matassi es turístico. En una primera fase, quiere que su nao sea la sede de un Museo Hernando de Magallanes, en Punta Arenas. Y en una segunda fase, botarla a la mar y convertirla en un museo flotante, en el que los entusiastas de la navegación puedan cortar las aguas del estrecho como lo hizo Magallanes en su nao Trinidad, como lo hizo también la nao Victoria, que navegaba con ella y consiguió culminar la primera vuelta al mundo. A mí me parece una idea empresarial y turística extraordinaria, y ya felicito a Juan Luis por el éxito que se merece y que estoy seguro le va a llegar enseguida.
De la gesta de Magallanes se podrían escribir millones de palabras. Recomiendo la biografía que le hizo Stefan Zweig y la narración de toda la circunnavegación por uno que la culminó junto a Elcano, el italiano Antonio Pigafetta. Aquellos navegantes del siglo XVI eran gente absolutamente extraordinaria. Baste decir que Magallanes cruzó el Estrecho de su nombre en 27 días, enfrentando los vientos huracanados que bajan de las montañas que lo circundan y las corrientes enloquecidas que empujan a los barcos contra las rocas. Lo de huracanados y enloquecidas no es exageración. En los Ocean Passages for the World del Almirantazgo británico, pero en los editados actualmente, cuando se supone que la navegación a vela ha progresado muchísimo técnicamente respecto al S. XVI, se dice que un velero que navegue exclusivamente a vela no debe aventurarse a cruzar el Estrecho de Magallanes de Este a Oeste, siendo preferible que lo haga por fuera del Cabo de Hornos; porque si lo intenta tendrá que enfrentar corrientes hacia el Este y vientos del Oeste muy duros, y la travesía puede llevarle más de tres meses. Pues eso Magallanes lo hizo en menos de un mes. Creo que basta con este comentario para marcar la talla de aquellos hombres.
Por cierto que fue la gente de Magallanes quien inventó el nombre de Patagón, por las enormes huellas que dejaban los amerindios que habitaban aquellas orillas, resultado de que eran altos pero además calzaban grandes zapatos de piel de guanaco. De ahí surgió la denominación de Patagonia, una región inmensa que llegaba casi hasta Buenos Aires y hasta Chiloé, y que no pudo ser conquistada ni colonizada hasta el S. XIX.
Magallanes y su gente debieron pasarlo tan mal atravesando el Estrecho, que cuando por fin alcanzaron el mar abierto en el cabo Pilar, le dieron a ese mar el nombre de Pacífico, y eso que es bien sabido que las aguas del océano en esas latitudes son de las más tempestuosas del planeta, y sus olas vienen encrespándose e irritándose durante más de 7.000 kms, desde Nueva Zelanda, llegando con frecuencia al cabo Pilar arboladas y gigantescas.
1 comentario:
vaya barco bonito que esta construyendo!
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