viernes, 27 de mayo de 2011

Paseando con mis nietos por el siglo XXI.- (y 7) Cambio climático y deterioro ambiental.


Hoy termino esta serie, en la que he paseado con mis nietos por lo que puede llegar a ser el siglo XXI, su siglo. Citaba al comienzo dos problemas como fuente de los conflictos y las oportunidades que lo atravesarán. El segundo, del que trataré ahora,  es el del cambio climático y su consecuencia, un deterioro ambiental  que podrá tener enormes impactos geográficos, económicos y sociales.

Se habla mucho, quizá demasiado, del cambio climático. Cada vez que llueve en exceso  o hace más calor de la cuenta, la gente se lo achaca al “cambio climático”. Pero en el fondo, los ciudadanos no creen todavía en él, porque actúan, ellos y sobre todo sus dirigentes, como si no existiera.  En cuestiones científicas o técnicas, nuestra civilización espera siempre a que los expertos le den una solución. Yo no soy un experto, pero tengo algunas ideas claras acerca del tema, que son las que querría transmitir desde aquí a mis nietos. Creo que a nivel de los ciudadanos de a pie como ellos y yo,  lo importante va a ser tener criterios propios, sencillos y firmes, de modo que a lo largo de las turbulencias dialécticas que van a rodear el tema no nos dejemos  engañar ni seducir.

El mundo iluminado de noche. La luz resulta de una combinación de población y riqueza. Hay una correlación estrecha entre la intensidad de la luz artificial y la producción de gases "invernadero"


Ahí van los siete puntos en los que resumo este complejo tema:

1).- Entre los científicos especialistas en Ciencias de la Tierra, hay un acuerdo general respecto a que la actividad humana está cambiando la composición de la atmósfera en un grado que puede llegar a alterar significativamente el clima. 

 2).- Lobbies relacionados con algunos sectores industriales de mucho peso económico, apoyados en campañas mediáticas, intentan sembrar entre los ciudadanos dudas sobre la certeza de las predicciones de los científicos.

3).- Los políticos, desde su responsabilidad de líderes de los ciudadanos, no acaban de tener ni la autoridad ni la inspiración para desarrollar un conjunto de estrategias que afronte el problema del cambio climático.

4).- Probablemente, el cambio climático ha comenzado ya.  En la lucha contra él hay que considerar dos tipos de acciones bien distintas: detener su crecimiento y mitigar los efectos de lo que ya no podemos evitar que se produzca. Contención y mitigación, estos serán los dos conceptos clave.

5).- Los más pobres sufrirán más los efectos del cambio climático, porque no disponen de los medios para mitigarlos. Pero los más ricos tenemos una deuda con ellos, porque hemos sido los países más ricos los responsables de la acumulación de gases “invernadero” que ha desencadenado el problema.  La mayor parte de los gastos de mitigación debe correr por cuenta de los ricos. Este es un imperativo categórico.

6).- La realidad del cambio climático pone de manifiesto que vivimos ya en un solo mundo, cuyos recursos deben compartirse con justicia entre todos. La atmósfera es de todos, como lo son los océanos, como en última instancia lo es la tierra firme y sus aguas.  En este “todos” hay que  incluir al conjunto de los seres vivientes, pero especialmente a los animales capaces de experimentar un sufrimiento neurológicamente parecido al que experimentamos los humanos.

7).- Más antes que después, habrá que llegar a un mundo que renuncie al crecimiento desordenado y se mantenga  en equilibrio. En el que el crecimiento de los humanos sea principalmente  hacia dentro, hacia su perfeccionamiento emocional, intelectual y espiritual.  En el camino hacia ese mundo en equilibrio, hay que evitar que la fuerza de la razón sea desplazada  por la razón de la fuerza. Los jóvenes, con sus medios de comunicación y su conciencia global y solidaria, esos jóvenes que porque lo son no tienen todavía nada que perder, serán los únicos capaces de conseguirlo. 

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