lunes, 14 de noviembre de 2011

Imperio de las máquinas (7).- La megamáquina del Dinero


Esta es mi última entrada en la serie sobre “El imperio de las máquinas”. Las circunstancias la han hecho muy oportuna, pues vivimos una profundísima crisis en Europa, que amenaza con extenderse al mundo entero y cuyo componente fundamental es el dinero. El maldito dinero, podría decirse, pues a lo largo de su historia le ha traído a los humanos mucha más desgracia que felicidad. El necesario dinero, también, pues sin él volveríamos a una primitiva economía de trueque, propia de sociedades campesinas. Lo que no es que sea malo, sino que es imposible, porque somos ya demasiados los humanos que poblamos la Tierra, y no cabemos en ella sino confinada la mayoría en megaciudades.

En esta tragedia monetaria, el villano está representado por “Los mercados”, y las víctimas por los ciudadanos de a pie. Pero eso de “los mercados” no es más que un apelativo mistificador tras el que se oculta gente que conocemos bien y con la que nos cruzamos todos los días, dedicada a las Finanzas y a la Política. Probablemente no se trata de que estos financieros y políticos sean gente mala, sino de que, situados como estaban a los mandos de la Megamáquina del Dinero (MmdD) perdieron el control de la misma, que corre ahora desbocada como una yegua enloquecida, hacia una catástrofe inminente. Y lo han perdido este control por dos razones bien diferentes: primero porque se han distraido, ocupándose de sus intereses particulares más que de su obligación fundamental, cuidar la seguridad y el bienestar de los ciudadanos; segundo porque la MmdD ha evolucionado a su antojo, incorporando novedades que, pasando inadvertidas para políticos y financieros, han cambiado radicalmente su funcionamiento, haciéndola inmanejable por sus pilotos.

Todo ello está resultando en la que puede llegar a ser la mayor crisis conocida del Capitalismo, y hasta su crisis terminal. Ya que esta crisis económica y financiera  se ha encontrado  con otras tres crisis planetarias como compañeras de viaje: el cambio climático, el agotamiento de muchos recursos naturales y la superpoblación. Esta conjunción extraordinaria nos lleva hacia una conclusión de la que difícilmente podremos escapar: no estamos ante una crisis más, sino ante un cambio de época. Todo lo que es querido para nosotros los humanos va a tener que cambiar profundamente, y conviene que este cambio lo gobernemos los ciudadanos, antes que minorías poderosas que más que resolver los problemas de todos protegerán sus intereses egoistas, incluso con la guerra si ello les parece necesario.

Pero los ciudadanos, para gobernarse a sí mismos, necesitan saber. Hoy día se conoce mucho, pero se sabe poco y se comprende casi nada. Google, que es en sí misma una herramienta revolucionaria, nos ha traído como subproducto indeseable que nos creamos que ya no hace falta que estudiemos ni memoricemos. Y entre un Internet mal digerido y una Televisión alienante nos convencen de que conocemos el mundo, cuando estamos muy lejos de ello.


Por todo lo anterior, mi intención en esta entrada es pedagógica. Quiero contribuir modestamente a que los ciudadanos decidan por sí mismos sobre los asuntos que les son cruciales No dándoles mis soluciones, que sería ofenderlos, sino ofreciéndoles herramientas con las que ellos, mediante su esfuerzo y su inteligencia, puedan construir sus propios criterios. Porque en las cosas importantes de la vida no hay que tener muchas ideas, sino pocas, sencillas...¡y sobre todo propias!

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El dinero es uno de los grandes inventos de la humanidad. Ni los cazadores paleolíticos ni los agricultores neolíticos lo necesitaban, porque sus aldeas estaban habitadas por grupos familiares autosuficientes, que practicaban  una economía de trueque. Pero el Neolítico dio paso muy pronto, en Egipto, Mesopotamia y los valles de otros grandes ríos, a monarquías estructuradas sobre un territorio amplio, alrededor de una gran ciudad, en la que habitaba el rey apoyado en tres grandes castas, la sacerdotal, la militar y la administrativa. Emergió con fuerza la división del trabajo. Ninguna de las castas dominantes  podía ofrecerle a los campesinos y artesanos otra cosa que autoridad. Pero la autoridad no se despacha en pedazos, se tiene o no. Es imposible intercambiar un trozo de autoridad por un saco de trigo o un ánfora de aceite. Por eso el rey tuvo que inventar el dinero. Pagaba a las castas dirigentes con moneda acuñada por él, con la cual estas castas compraban a los campesinos y artesanos los alimentos y utensilios que necesitaban. La moneda fue enseguida utilizada por muchos más para comprar y vender lo que necesitaban y lo que producían. Nació así el dinero, que tuvo un gran éxito porque favorecía el comercio, intensificando los intercambios y haciendo más ricas a las ciudades y más grandes a sus reyes.  Y que muy pronto se consolidó como una Megamáquina del Dinero (MmdD), objeto de mi última entrada en esta serie sobre el Imperio de las Máquinas.

Este nacimiento tuvo lugar hacia el siglo VII A.C. En el sigloXVI de nuestra era, la MmdD había adquirido ya plena madurez, y su estructura básica no se diferenciaba mucho de la actual. 



La imagen nos muestra anverso y reverso de un doblón de oro acuñado hacia 1550 en Brabante, bajo los auspicios y con la garantía del emperador Carlos V. La información que la moneda tiene acuñada es suficientemente compleja como para que sea muy difícil falsificarla.
En el anverso (a la derecha de la foto), figura la imagen del emperador, vistiendo una armadura, con la espada empuñada en la mano derecha y el orbe coronado por la cruz, un símbolo imperial, sostenido en la izquierda. Rodea a esta figura un texto que dice en latín: KAROLUS D.G. ROM. IMP. HISPA. REX, cuya traducción literal es: “Carlos por la Gracia de Dios Romano Emperador de España Rey”.
En el reverso  (a la izquierda de la foto), figura una versión resumida del escudo de armas del emperador. El águila bicéfala, símbolo imperial de los Habsburgo, encierra los escudos de algunos de sus reinos: Castilla, León, Borgoña, Austria, Brabante y Flandes. El conjunto es rodeado por un texto que dice en latin: DA MIHI VIRTUTEM CONTRA HOSTES TUOS, cuya traducción literal es “Dáme fuerza contra tus enemigos”, trozo de una antigua oración eclesial dirigida a la Virgen María.
La moneda es de oro, un mineral noble que permanece estable por siempre y que pudo haber sido traido a Europa, en este caso, desde las Indias conquistadas por la Corona española.

Este doblón de oro de Carlos V fue quizá el primer intento, tras el Imperio Romano, de crear una moneda paneuropea. El segundo ha sido el euro.

En el caso de Carlos V, la moneda es soportada por un estado fuerte, un poder imperial que ha doblegado en España a las ciudades independientes del poder real y que está empeñado en guerras de religión en Europa y en la conquista de América. Hay ya por entonces muchos banqueros, que guardan el dinero de unos  y lo prestan a otros, entre los que destaca la familia alemana Fugger, banqueros del emperador Carlos V en el pago de sus ejércitos.
Muchos europeos viven en ciudades cada día más industriosas, que necesitan de la moneda y los bancos para su comercio, pero otros muchos siguen viviendo en el campo, donde son autosuficientes como lo han sido  hasta hace poco los habitantes de Chiloé y otras regiones apartadas de Sudamérica.
El equivalente a las empresas de hoy son entonces los señores feudales, la iglesia y los gremios de artesanos. El estado dispone de recaudadores de impuestos, soldados y tribunales de justicia.

La estructura básica de la MmdD no ha cambiado mucho en los cuatro siglos transcurridos entre Carlos V y el euro. Se representa en la figura siguiente, que el lector debería examinar ahora con atención.

La Figura intenta poner de manifiesto que el Dinero es un componente fundamental de la Megamáquina económica, financiera y política que sostiene el funcionamiento diario de las sociedades humanas. 


El esquema es el más sencillo posible. El dinero es la energía (el combustible) que permite el movimiento de esta MmdD. Hay cuatro componentes importantes entre los que tienen lugar la mayoría de las transacciones: ciudadanos (que consumen), empresas (que producen), estado (que gobierna) y bancos (que energizan con dinero los flujos de todo el sistema). También hay dos repositorios de materiales, que a la vez son dos mercados: el de bienes y servicios y el de factores de producción. Estos componentes  y repositorios están conectados por dos tipos de flujos: materiales (en verde) y de dinero (en amarillo), que discurren en sentidos contrarios, como lo harían dos engranajes uno de los cuales transmite al otro su fuerza motriz.


Los principios de funcionamiento de esta MmdD son dos:
1).- En toda la parte perimetral de esta megamáquina, no puede haber flujos verdes si no hay flujos amarillos  en sentido contrario; es decir, son los flujos de dinero (amarillos) los que permiten los flujos de bienes, servicios y factores de producción (verdes) entre las empresas y los ciudadanos.
2).- Los flujos de dinero dependen  de la masa total de dinero y su distribución dentro de la megamáquina, dos variables que son gestionadas por los bancos y sometidas a regulación por el estado.

Podrían escribirse muchas páginas para describir y explicar esta MmdD, lo que es, de hecho, el objetivo fundamental de la ciencia económica. No es este blog el espacio adecuado para hacerlo. Solo pretendo mostrar un esquema sencillo de la estructura de la MmdD , que viene siendo, en lo esencial, la misma desde que se invento la Monarquía hasta hoy.

Como megamáquina que es, sometida a las instrucciones de la correspondiente  megatécnica, la MmdD ha ido evolucionando a través de procesos de invención e innovación. El primer invento fundamental, que le dio nacimiento a, fue el del propio Dinero. A éste siguió casi inmediatamente el del Crédito, que significó la aparición simultánea del  sistema bancario. Las dos funciones principales del sistema bancario son permitir un depósito seguro del dinero y convertir este dinero depositado en crédito.
La gestión del crédito, proceso principal mediante el que operan los bancos, ha sido el objeto lde importantes innovaciones tecnológicas. Destacan los distintos mecánismos de préstamo, entre ellos los hipotecarios tan de actualidad en la crisis presente. También los inventos de dinero virtual, empezando por los cheques asociados a las cuentas corrientes, siguiendo por las tarjetas de crédito con sus cajeros automáticos y, últimamente, con el desarrollo de todo tipo de transacciones bancarias a traves de Internet. Este frenesí innovador continuará, muy probablemente, sin tregua.

Aunque se trata de una megamáquina gigantesca y muy compleja, que en muchos aspectos funciona de un modo autónomo, como megamáquina  que es tiene que disponer de un panel de mandos y controles, de cuya operación sea finalmente responsable alguien de naturaleza humana.  A lo largo de la historia, la MmdD estuvo inicialmente gestionada y gobernada por los recaudadores al servicio de la Monarquía, luego por los banqueros y cambistas de la  Burguesía, finalmente por el Capitalismo, cuyo corazón es su sistema bancario, y dentro del cual hay que diferenciar como variación notable el capitalismo de estado representado por el comunismo, que actualmente solo sobrevive en el caso chino. 

El funcionamiento de la MmdD no es perfecto. Sufre averías, a las que se da el nombre de crisis económicas. La mayoría de estas averías proceden de alguna de las siguientes tres causas:

1).-Limitaciones en el diseño de la megamáquina. Sirva como ejemplo la actual crisis de la Unión Europea, que se obstina en mantener una moneda común, el euro, sin la correspondiente política fiscal común, con resultados que se están revelando como desastrosos.

2).- Fallos en su mantenimiento. Es el caso del defícit crónico de los ingresos sobre los gastos de muchos estados soberanos, que, como actualmente en el caso de Grecia, puede llevar a la quiebra de estos estados.

3).-  Errores humanos en su manejo. Como la obcecación de Allen Greenspan, presidente de la Reserva Federal USA durante los 2000’s, por mantener muy bajas la tasa de interés del dólar, permitiendo la creación de una burbuja inmobiliaria en USA que condujo a la gran crisis financiera del 2008, de la que se deriva directamente la actual..

Además, en la interacción de los humanos con la MmdD está siempre presente una de las debilidades humanas más conspicuas, la avaricia, ese “afán desordenado de poseer y adquirir riquezas para atesorarlas” (Diccionario de la Academia), y que es muchas veces consecuencia del miedo a vivir. Una importante manifestación dineraria de esta avaricia es la usura, que deriva de una propiedad fundamental del dinero, la de generar un interés. Este interés significa, en definitiva, que el dinero engendra dinero. Expresado en términos más prácticos, que el que presta dinero recibe una remuneración en dinero por este préstamo, a la que llamamos el interés. Dicho de otra forma, que el receptor de un crédito tiene que pagar su coste dinerario.  La usura consiste en exigir y recibir un interés excesivo por un préstamo. En sus formas más modernas, la usura se presenta como esas formas de especulación financiera tan de moda hoy en las que, arriesgando muy poco dinero puede ganarse, con suerte y maña, muchísimo.


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Me concentraré ahora en la última etapa histórica de la MmdD, en la que ésta ha sido comandada por el Capitalismo. 

El funcionamiento de un sistema económico como el Capitalismo es cíclico. Muchos de los ecosistemas naturales tienen también un comportamiento cíclico. Estas dinámicas cíclicas son una indicación de que los sistemas en cuestión están autorregulados. Algunos ejemplos de sistemas autorregulados son:
.- En la naturaleza, la relación presa-predador. La población de leones crece cuando hay abundancia de antílopes en la sabana africana; con ello la población de antílopes disminuye, lo que hace que finalmente disminuya la de leones, lo que resulta en un aumento de la población de antílopes.  Y así sucesivamente.
.- En la economía,  la relación precio-demanda en los mercados. Si el precio de los automóviles baja, su demanda aumenta, lo que hace subir el precio, lo que disminuye la demanda, lo que hace bajar el precio, etc.

La MmdD capitalista está sometida en su funcionamiento a ciclos de expansión-depresión. En períodos de expansión económica, el dinero abunda, el crédito es fácil, los negocios se expanden y la riqueza crece. Pero los períodos de expansión se alternan con  períodos de depresión, en los que el dinero escasea, apenas hay crédito, muchos negocios quiebran y la pobreza aumenta. La depresión se justifica operacionalmente como la corrección de una expansión que ha llegado a ser desordenada, y la expansión como la corrección de una depresión. Esta dinámica cíclica es una manifestación de la capacidad de autorregularse de la MmdD.

La MmdD monárquica, anterior a la capitalista, también tenía una dinámica cíclica. Pero mientras que en la capitalista  los períodos que se alternaban eran casi siempre de expansión y depresión de las actividades económicas, en la monárquica lo eran de paz y guerra. Su MmdD no estaba suficientemente bien ajustada, y las guerras eran la solución de una paz expansiva o depresiva en lo económico. 

En la MmdD capitalista, pese a las mejoras en su diseño, nunca ha dejado de estar presente este ciclo monárquico antiguo: períodos de depresión económica especialmente intensos, que llegan a parecer irreversibles, se han solucionado mediante una gran guerra, que ha dado paso a la expansión económica. Un ejemplo paradigmático de este fenómeno es el de la II Guerra Mundial, que fue quizá la única salida posible a la Gran Depresión de 1929. 

En el desarrollo del Capitalismo pueden distinguirse dos grandes etapas históricas: el Capitalismo de la Escasez, que ocupó todo el siglo XIX, caracterizado por la explotación inmisericorde de la clase trabajadora, que tan magistralmente describió en sus novelas Carlos Dickens,  y de los pueblos coloniales, y que dio origen a las reacciones anarquista,  marxista y comunista. Al que siguió el Capitalismo de la Abundancia, inventado por Henry Ford y consolidado tras la II Guerra Mundial, en el que la plusvalía o beneficio capitalista empezó a obtenerse por la vía de una sociedad del crecimiento económico continuo y una clase trabajadora satisfecha, capturada por el consumismo, todo ello soportado por la ideología llamada neoliberal, cuyo dios es un abstracto mercado universal, al que se deja hacer y autorregularse.
Durante estas dos fases, las MmdD capitalistas se correspondían   con los estados soberanos en que estaba fragmentado el mundo occidental, donde el capitalismo nació y prosperó. Cada uno de estos estados soberanos tenía su propia MmdD, totalmente autónoma.  



Pero los grandes ciclos económicos del Capitalismo no se detienen. Parece ahora como si la fase del Capitalismo de la Abundancia hubiera entrado en una crisis aguda. Ejemplo trágico de ello son los acontecimientos que están teniendo lugar en Europa. ¿Cuáles son las causas profundas del desmoronamiento económico del euro y del conjunto de países más avanzados socialmente del mundo?
En mi modesta opinión, las modificaciones/innovaciones que se han ido introduciendo en las MmdD impiden o dificultan su autorregulación natural, a la vez que dejan obsoletas las técnicas de control que se venían usando. Las crisis que venían siendo cíclicas y sin mucha amplitud, porque los mecanismos de control las corregían fácilmente, se ahondan y parecen no querer acabar nunca. Los efectos sobre los ciudadanos son cada vez más destructivos. Aparecen circulos viciosos muy peligrosos. Todo esto es en buena parte consecuencia  del impacto que en el funcionamiento de la MmdD están teniendo algunos avances tecnocientíficos y transformaciones sociales de gran calado, que enumero a continuación:

1).- Revolución informática. La velocidad de las transacciones bancarias y financieras ha aumentado muchísimo. La toma de decisiones de préstamo e inversión se ha hecho mucho más sofisticada, con la aparición de complejos modelos matemáticos para el análisis de riesgos y la respuesta casi instantánea de los mecanismos de las Bolsas a una decisión de inversión o desinversión. El mundo de los productos financieros “derivados” se ha diversificado y complicado extraordinariamente. Todo esto ha llevado a que los mercados bursátiles se hayan escindido en dos, el de los expertos y el de los inversores de siempre. En el de los expertos abunda la sofisticación tecnológica, la rapidez en la implementación de decisiones, la información privilegiada, todo lo cual los lleva fácilmente a una especulación desatada y artificiosa alimentada por una codicia que, lamentablemente, en muchas ocasiones no ha tenido límites. Ante esta artillería, los inversores tradicionales no tienen nada que hacer. Bolsas locales como la de Madrid han perdido su papel de dirigir el dinero hacia la inversión productiva, y no son ya sino la cola del león de la especulación, que reside en Wall Street.

2).- Revolución en las comunicaciones. Mediada por los satélites, la televisión, los teléfonos celulares e Internet. Lo que nos está llevando a que cada día que pasa  vivamos más en un solo mundo, dominado al nivel de sus aspiraciones  por el paradigma consumista del último Capitalismo de la Abundancia.  Se ha dado un fuerte impulso a la desaparición de las barreras comerciales entre estados soberanos, avanzándose mucho en la conversión del mundo en un mercado único. En lo que se refiere específicamente a la MmdD, esta globalización ha sido completa en su componente bancario/financiero, lo que ha liberado a éste del control por los reguladores gubernamentales de los países soberanos. Más todavia teniendo en cuenta que la mayoría de las grandes potencias financieras han permitido el establecimiento de paraisos fiscales, libres e independientes de toda inspección o regulación financiera externa, desde los que las grandes entidades bancarias y financieras pueden organizar todo tipo de operaciones, más o menos heterodoxas, con una impunidad casi total.


3).- Revolución en el transporte. Que ha llevado a la deslocalización de muchas industrias, trasladadas a zonas económicas especiales de China y otros países de Extremo Oriente. Esto está induciendo el empobrecimiento de lo que ya eran clases medias en muchos países occidentales. El aprovechamiento de una mano de obra barata en origen, sometida a regímenes dictatoriales que no respetan los derechos humanos, es mucho más rentable para un Capitalismo falto de valores éticos y guiado solo por la racionalidad más fria, que la emigración de trabajadores del Tercer Mundo a los países avanzados. Esto explica el tremendo crecimiento económico de China. Pero tiene un límite. Cuando el empobrecimiento de las clases medias en los países occidentales alcance un punto crítico, habrá una crisis de demanda y todo el planeta podría precipitarse en una gran depresión económica.

Esta es la situación. El Capitalismo vive actualmente bajo el paradigma neoliberal, según el cual hay que dejar que los mercados se autorregulen y descubran a ciegas su camino óptimo. La MmdD planetaria no tiene ya ningún cerebro humano al mando. De megamáquina está pasando a convertirse en una jungla, donde dominará el más fuerte. El Capitalismo de la Abundancia corre el riesgo de entrar en una tercera fase, a la que podría llamarse el Capitalismo de la Avaricia.

Pero la avaricia, como dice el viejo refrán castellano, rompe el saco. La crisis capitalista coincide con otras tres grandes crisis globales que tienen una relación directa con ella. Hay:
1).- Una crisis climática, producida por la acción humana sobre la biosfera y que lleva hacia un calentamiento de la atmósfera cuyas consecuencias todavía no están claras pero difícilmente serán favorables.
2).- Una crisis de agotamiento de recursos, que afecta a los combustibles fósiles, el agua potable, la tierra cultivable y otras variables de primera importancia. Estos recursos, sencillamente, se están agotando como consecuencia de su consumo por unos humanos que han creído que eran inagotables.
3).- Una crisis de superpoblación, que nos llevará a alcanzar a finales del siglo XXI los 10.000 millones de terrícolas, que solo podrán sobrevivir en grandes ciudades.

Esta conjunción de crisis inevitables pone de manifiesto que algo fundamental tiene que cambiar en la forma en que los humanos se relacionan entre sí y con el mundo que los rodea. Estamos, sin duda alguna, ante un gran cambio de época. El entrar decentemente en los nuevos tiempos, sin que tenga que mediar en la transición una guerra atroz, será la gran tarea del siglo XXI, encomendada a los que todavía son jóvenes.

O el Mundo cambia radicalmente en sus planteamientos de vida y en sus sistemas de valores o entrará en otra Edad Oscura, similar a la que sucedió al Imperio Romano, llena de violencia y sufrimiento. Este es el gran desafío para los jóvenes del mundo, quienes desde la noviolencia y la fe valiente en que hay un futuro posible, tienen que cambiar el rumbo de colisión que lleva nuestra entrañable nave espacial, la Tierra.

Como Andy Singer pone de manifiesto en su dibujo con el que cierro esta entrada, nuestro peor enemigo no será la violencia ni la injusticia, sino la mentira.









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