Los resultados de las elecciones en España deberían alegrar a todos. Después de ocho años de gobierno de los socialdemócratas (PSOE), el centroderecha (PP) consigue la mayoría absoluta. Este era un requerimiento esencial, teniendo en cuenta que el factor más crítico para la salud de una democracia es la alternancia en el poder.
Zapatero, presidente del gobierno español durante los ocho años del PSOE, ha sido un malísimo gobernante. No solo por la torpeza con que ha conducido la crisis económica, sino porque ha hecho todo lo posible por ahondar las diferencias ideológicas que existen entre los españoles y, carente en su largo mandato de una mayoría absoluta, ha mostrado una gran debilidad frente a los gobiernos regionales. Deja una España fragmentada y desconfiada de sí misma.
En su defensa hay que decir que era un hombre muy mal preparado: no había tenido experiencia previa de gobierno y su ignorancia en temas económicos y en idiomas extranjeros era enorme, dejándolo muy por debajo del perfil de gobernante que España requería.
La responsabilidad de todo esto recae, más que en Zapatero, en las bases del PSOE que lo aclamaron como candidato a la Presidencia del Gobierno, quizá creyendo que no iba a ser elegido. Por eso la lección más importante que debería aprender el PSOE vencido es que en política no se puede ser frívolo, que gobernar es cosa difícil para la que hay que estar bien preparado.
En cuanto a la victoria, creo que ha sido más de Rajoy que del PP. Un Rajoy que ha tenido ya amplia experiencia de gobierno y que ha vencido muchas resistencias externas y conspiraciones internas. Cultiva Rajoy un perfil bajo, que siendo así termina mostrándose como firme y sólido. No va de líder carismático, sino de timonel de un barco al que solo puede impulsar el viento que levanten los españoles. Espero que sea duro en lo esencial y moderado en todo lo demás, prudente e integrador, valiente pero no bravucón. Algo así es lo que España necesita: un timonel, que mantenga un rumbo y le saque el mayor partido posible al viento de los españoles, que es muy capaz de soplar con fuerza.
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