lunes, 10 de junio de 2013

Futuros de Chiloé (5).- Preservar una forma de vivir



El tiempo pasa a una velocidad aterradora. Me queda una semana en este Chiloé que representa para muchos como yo una bocanada de aire puro. ¿Cuánto durará? Cuando hablo con la gente de aquí, percibo que ellos siguen estando comprometidos con la conservación de sus valores culturales. Me atrevería a decir que la mayoría de los chilotes lo tienen claro, pero los obstáculos con que van a tener que enfrentarse son formidables.

El Chiloé que yo conozco y amo, el de los campos, playas y bosques tranquilos y espirituales, las mujeres fuertes y los hombres serenos, las ciudades pequeñas totalmente integradas con su medio rural, necesitará resolver algunos problemas estratégicos para seguir siendo fiel a sí mismo. Enumero los que yo veo:

1).- Tiene que hacer sus valores culturales compatibles con una civilización consumista que, como casi todo en esta vida, tiene aspectos buenos y malos. Para ello necesita resolver el eterno problema que ha tenido el Chiloé campesino y marinero, ese que vive en una economía autosuficiente y sostenible, y que es el de la disponibilidad de papel moneda y tarjetas de crédito, es decir, de plata, para comprar tantas tecnologías que se han hecho ya imprescindibles en los hogares y para sostener la educación y la salud de la familia. Pero la economía campesina sostenible no se habla con el crédito financiero, hace falta creatividad para dotarla de medios de pago, en forma de cooperativas locales de crédito y otros resortes.


2).-Tiene que ser capaz de educar a sus hijos a la vez en los valores del mundo tecnológico que viene y en los del mundo mágico que ha desaparecido de casi todas partes pero que todavía persiste en Chiloé. No limitar las aspiraciones a que aprendan inglés y disciplinas técnicas, tan necesarios para estar a la altura de los tiempos. También, con el mismo énfasis, educarlos en la solidaridad, tan viva y sana en esos campos chilotes donde no hay clases sociales en lucha,  en el amor a la naturaleza y en el valor de lo mítico como exponente de la dimensión espiritual del mundo.


3).- Tiene que especializarse en determinadas fuentes de riqueza, compatibles con el mantenimiento de su riqueza principal, que es la propia cultura chilota. Ser en aquéllas tan competitivo como el que más. Hacerse fuerte en ellas, entre las que pueden estar el ecoturismo, la acuicultura sostenible, el cultivo de la papa con denominación de origen, cosas así, pero no dos o tres, sino muchas. Robustecer el movimiento cooperativo en las pequeñas comunidades locales, al fin y al cabo eso fueron siempre las mingas, bastaría con modernizarlas sin que perdieran su espíritu. Dotarse de gente que sepa de todas estas cosas.

4).- Tiene que organizarse para que su sociedad civil sepa neutralizar con eficacia a los que ven a Chiloé no como una cultura sino como un recurso, que desgraciadamente no dejarán de aparecer. Prepararse para las batallas que puedan venir, la mayoría de las cuales deberían ganarse en los Tribunales, no en las calles. Dotarse para ello de buenos abogados.


Sea como sea, cuando yo cruce en muy pocos días el canal de Chacao camino de Europa, empezaré a contar los que me falten para volver, seguro como estoy de que Chiloé sabrá seguir siendo fiel a sí misma y no permitirá que la asusten o la engañen. 

Punta Almanao, entre Puñihuil y Pumillahue, en la costa NW de Chiloé

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