El tiempo pasa a una velocidad
aterradora. Me queda una semana en este Chiloé que representa para muchos como
yo una bocanada de aire puro. ¿Cuánto durará? Cuando hablo con la gente de aquí,
percibo que ellos siguen estando comprometidos con la conservación de sus
valores culturales. Me atrevería a decir que la mayoría de los chilotes lo
tienen claro, pero los obstáculos con que van a tener que enfrentarse son
formidables.
El Chiloé que yo conozco y amo,
el de los campos, playas y bosques tranquilos y espirituales, las mujeres
fuertes y los hombres serenos, las ciudades pequeñas totalmente integradas con
su medio rural, necesitará resolver algunos problemas estratégicos para seguir
siendo fiel a sí mismo. Enumero los que yo veo:
1).- Tiene que hacer sus valores
culturales compatibles con una civilización consumista que, como casi todo en
esta vida, tiene aspectos buenos y malos. Para ello necesita resolver el eterno
problema que ha tenido el Chiloé campesino y marinero, ese que vive en una
economía autosuficiente y sostenible, y que es el de la disponibilidad de papel
moneda y tarjetas de crédito, es decir, de plata, para comprar tantas tecnologías
que se han hecho ya imprescindibles en los hogares y para sostener la educación
y la salud de la familia. Pero la economía campesina sostenible no se habla con
el crédito financiero, hace falta creatividad para dotarla de medios de pago,
en forma de cooperativas locales de crédito y otros resortes.
2).-Tiene que ser capaz de educar
a sus hijos a la vez en los valores del mundo tecnológico que viene y en los
del mundo mágico que ha desaparecido de casi todas partes pero que todavía
persiste en Chiloé. No limitar las aspiraciones a que aprendan inglés y
disciplinas técnicas, tan necesarios para estar a la altura de los tiempos.
También, con el mismo énfasis, educarlos en la solidaridad, tan viva y sana en
esos campos chilotes donde no hay clases sociales en lucha, en el amor a la naturaleza y en el valor de
lo mítico como exponente de la dimensión espiritual del mundo.
3).- Tiene que especializarse en
determinadas fuentes de riqueza, compatibles con el mantenimiento de su riqueza
principal, que es la propia cultura chilota. Ser en aquéllas tan competitivo
como el que más. Hacerse fuerte en ellas, entre las que pueden estar el
ecoturismo, la acuicultura sostenible, el cultivo de la papa con denominación
de origen, cosas así, pero no dos o tres, sino muchas. Robustecer el movimiento
cooperativo en las pequeñas comunidades locales, al fin y al cabo eso fueron
siempre las mingas, bastaría con modernizarlas sin que perdieran su espíritu.
Dotarse de gente que sepa de todas estas cosas.
4).- Tiene que organizarse para
que su sociedad civil sepa neutralizar con eficacia a los que ven a Chiloé no
como una cultura sino como un recurso, que desgraciadamente no dejarán de aparecer.
Prepararse para las batallas que puedan venir, la mayoría de las cuales deberían
ganarse en los Tribunales, no en las calles. Dotarse para ello de buenos
abogados.
Sea como sea, cuando yo cruce en
muy pocos días el canal de Chacao camino de Europa, empezaré a contar los que
me falten para volver, seguro como estoy de que Chiloé sabrá seguir siendo fiel a sí
misma y no permitirá que la asusten o la engañen.
Punta Almanao, entre Puñihuil y Pumillahue, en la costa NW de Chiloé |
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