domingo, 16 de junio de 2013

Futuros de Chiloé (6).- La verdad está en el todo.


He titulado esta entrada con la frase famosa de Hegel, “la verdad está en el todo”, queriendo poner de manifiesto que una reflexión estratégica nunca estará completa sin que  todos los puntos de vista, todas las perspectivas y posibilidades, se hayan tenido en cuenta. Debería por tanto implicar un diálogo gigantesco y democrático entre todas las partes interesadas. Sin que nadie intente imponer sus opiniones en base a argumentos de autoridad. Asegurándose de que hasta los más humildes e indefensos son escuchados. La consideración de todas estas tesis y antítesis dará lugar a una síntesis con valor estratégico, en la que todo, el pasado con el presente y el futuro, Chiloé con Chile y el resto del mundo, y todos, ricos y pobres, cultos e ignorantes, santiaguinos con afuerinos y chilotes, políticos con tecnócratas y con simples ciudadanos, han sido tenidos en cuenta o escuchados.

Discutiré a continuación un par de ejemplos en los que se expone la necesidad de una discusión democrática entre todos los afectados para justificar y decidir las grandes inversiones. Y cuando menciono a “todos los afectados” debo indicar que el afectado más importante, el digno de mayor consideración, es el pueblo de Chiloé con sus valores culturales a cuestas, representado por sus autoridades y por el conjunto de su sociedad civil.


1).- El puente sobre el canal de Chacao.

(Tomado de La Tercera 2009)


Algunos piensan, y probablemente tienen razón, que este puente traería progreso a Chiloé. También piensan que los que se oponen a él argumentando que es una amenaza para el mantenimiento de la cultura chilota, no le hacen bien a Chiloé, porque si algo tan simple como un puente puede destruir nada menos que una cultura, bien endeble es ésta, poco arraigada está entre los chilotes, y si es así, ni con puente ni sin puente podrá sobrevivir.

El problema está en que los que argumentan así se dejan atrás muchos considerandos.

a).- El puente traerá progreso, sí. Pero ¿qué progreso? ¿Será ese el progreso que más necesita Chiloé? Esa inversión de casi 800 millones de dólares, ¿sería más rentable para Chiloé si aplicada en vez de al puente a mejorar las comunicaciones interiores, por ejemplo ensanchando la ruta 5 y circunvalando Castro, y/o multiplicando por 4 o 5 el número de kilómetros asfaltados en rutas secundarias? 

b).- Lo más probable es que el puente sea de peaje, y que las tarifas de cruce sean similares a las de los barcos actuales; en tal caso, ¿qué ahorros traerá el puente para sus usuarios chilotes? Ninguno en plata. No más de un 25% en tiempo de viaje hasta Puerto Montt, eso para los viajeros desde Ancud, porque para los que procediesen de Castro o Quellón el ahorro en tiempo no sería tanto y podría ser mucho mayor del 25% ensanchando la ruta 5 y haciendo una circunvalación de la misma en Castro que construyendo el puente. Un ahorro  que también lo sería en vidas humanas.

c).- Los valores culturales de Chiloé están amenazados no solo por el puente, pero también por éste. Los amenaza no necesariamente lo que el puente es en sí mismo, sino lo que significa darle precedencia a estas inversiones en grandes obras públicas sobre otras en educación, cultura, desarrollo agrícola sustentable, infraestructuras turísticas, etc, quizá más rentables y necesarias para el futuro de Chiloé.


2).- El parque eólico de Mar Brava.

Rompeolas de la playa de Mar Brava mirando desde su centro hacia el SSW (foto tomada hoy 15/06/2013)

Se pretende implantar este parque eólico sin haber dado argumentos suficientes que justifiquen la elección de un sitio tan bello y prístino como la playa de Mar Brava. ¿Por qué en ella y no, por ejemplo, en los cerros situados más hacia el interior, o en otros muchos lugares posibles en un Chiloé que si algo tiene abundante y fuerte por todo su territorio es el viento?

Quizá el argumento más poderoso, del que por cierto nunca se habla, es que la mitad de la superficie del parque eólico estaría en terrenos fiscales y todo él en cotas muy bajas próximas al mar, lo que abarataría los costes de instalación y mantenimiento. Es decir, sería una cuestión de optimización económica, objetivo que es totalmente respetable. Pero este pro debería poderse comparar con los contras que resultan de que no solo la playa de Mar Brava, sino todo el bellísimo golfo de Quetalmahue quedaría irreversiblemente condenado a la fealdad de unos molinos de viento gigantescos. Esa comparación no se ha hecho, pero lo que es peor, posiblemente es irrealizable, por lo heterogéneo de sus términos. Sería comparar los ahorros en pesos chilenos derivados de construir el Parque en la ubicación propuesta, con el daño producido al paisaje afectado. Peras con manzanas. Valores económicos contra valores culturales. Estos valores culturales tienen finalmente repercusiones económicas, porque en ellos se sustenta uno de los recursos naturales mayores de Chiloé, su belleza paisajística que atrae al turismo. Pero esas repercusiones no son fáciles de calcular y por ello no pueden compararse con valores económicos como la rentabilidad del parque eólico.

Unos valores estos económicos que pareciendo objetivos, al fin y al cabo de pesos chilenos y kilovatios hora va la cosa, se prestan sin embargo a innumerables manipulaciones, tanto en lo que se dice como en lo que no se dice. Se dice que la implantación del parque eólico creará centenares de puestos de trabajo, pero no se dice que son pocos centenares y que además solo lo serán durante el par de años que dure la construcción del parque, el resto del tiempo (un mínimo de 25 años, es decir, un compromiso a largo plazo), solo serán necesarios menos de diez técnicos de mantenimiento. O se dice que el parque dotará a Chiloé de autosuficiencia eléctrica, pero no se dice que en cualquier red eléctrica, la de Chiloé también, la electricidad de origen eólico no puede superar el 30% del total, porque el viento es por naturaleza fluctuante, de manera que la mayor parte de la energía eléctrica producida en el parque tendrá que ser exportada al continente. O se da el nombre de la empresa que va a acometer el proyecto pero no se dice que esta empresa quiere obtener la licencia de construcción del parque eólico y no otra cosa, porque en su proyecto no figura la construcción de la línea de alta tensión que lleve la electricidad eólica producida hasta el centro de conexión con la red eléctrica continental (concretamente el Sistema Interconectado Central), que está en Degañ, junto al control de Carabineros de la ruta 5, a casi 40 km en línea recta del parque eólico proyectado. Tratándose además de una empresa pequeña, con recursos de capital y posibilidades de crédito muy por debajo de los que requiere esta inversión, es posible que su objetivo sea revender la licencia obtenida a alguno de los gigantes transnacionales en producción de energía eléctrica.


3).- Conclusiones.

De manera que, así como en el ejemplo del puente sobre el canal de Chacao se presentaba un problema de asignación de los recursos financieros disponibles, en este ejemplo de construcción del parque eólico de Mar Brava el problema lo es de un conflicto entre valores culturales y rentabilidad económica. ¿Se defiende la cultura de Chiloé oponiéndose a la localización de este parque eólico en Mar Brava? Sin duda que sí. El argumento que citaba al principio, que aplicado aquí tendría el siguiente enunciado: “si la conservación de los valores culturales de Chiloé depende de la construcción o no de un parque eólico, poco vigor tienen esos valores culturales”, este argumento, se revela como falso. Porque la lucha lo es para que las decisiones de grandes inversiones en Chiloé se tomen con la aprobación de la sociedad civil chilota, y eso es luchar por la defensa de los valores culturales de Chiloé. Es hacerlo no solo contra un parque eólico teledirigido a ciegas desde Santiago, también contra un puente faraónico consumidor de recursos financieros tan necesarios para cosas más útiles, o contra una salmonicultura autogeneradora de sus propias crisis, o contra tantas otras iniciativas tomadas pensando solamente en la explotación de los recursos de Chiloé o como meros impulsos cortoplacistas.

Pero no basta con esto. La sociedad civil chilota, es decir, el pueblo de Chiloé, no solo debe exigir su derecho a participar en la toma de decisiones acerca de proyectos de inversión que condicionen a largo plazo su futuro. Sino que debe tener su propia visión estratégica de cuál puede y debe ser el futuro de Chiloé y a través de qué caminos llegar hasta él. Porque si no la tiene, de poco le servirá la participación reclamada.


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