jueves, 13 de junio de 2013

Chiloé junio 2013: regalos de despedida.

Chiloé, en su cultura, su gente, sus paisajes, sus animales y plantas, su mar, su cielo estrellado, y muy particularmente en los amigos que me ha dado, ha sido siempre generosa conmigo. Me ha reservado para mis últimos días aquí algunos regalos de despedida de los que quiero dejar constancia en mi blog.

1).- El primero ha sido el de los picaflores que invernan en Duhatao. Solo he visto uno, pero éste ha venido a visitarme a las puertas de mi cabaña. Libaba los jugos de las flores de una Lía, en un verdadero prodigio de habilidad en vuelo, porque estas flores son muy alargadas y sus pétalos se mantienen cerrados hasta el último momento, cuando se produce la eclosión de los estambres y los picaflores son llamados para que procedan a su fecundación cruzada. El picaflor que vi era probablemente una hembrita, libaba algunas de las flores que ya se habían abierto pero había muchísimas más sin abrir, que irían dándole alimento durante un buen número de días.

El arbusto de espino de la foto tiene dos ramas.
En la de la derecha está creciendo una planta
parásita de Lía. En el recuadro, detalle de las
flores de Lía.
La Lía (Tristerix tetrandrus) es una planta parásita que crece directamente sobre algunos arbustos de Chiloé, sobre todo el espino y el chilco. Son los pájaros quienes comen sus apetitosos frutos y al defecar sus semillas éstas, recubiertas de una sustancia viscosa, pueden quedar pegadas a los troncos de los arbustos a parasitar donde desarrollan haustorios (raíces que penetran en los tejidos de la planta parasitada para succionar sus jugos) que permiten el crecimiento de hermosas plantas (como la de la foto) las cuales pueden llegar a ser tan grandes como el espino o el chilco parasitados.

En esta época del año y en Duhatao, las únicas flores presentes son las de la Lía (el espinillo, Ulex europaeus, verdadera plaga de los caminos 
Planta de Mechay con una 
inflorescencia que acaba de 
brotar, con lasflores todavía
 en el estadio de capullos
chilotes más concurridos, no ha llegado todavía a Duhatao y espero que no lo haga nunca; tiene durante todo el año vistosas flores amarillas que el picaflor podría libar, eso pienso, aunque no lo sé. No debe confundirse el espinillo con el espino, Raphithamnus espinosus, que es el parasitado por la Lía y sí es autóctono de todo Chile). De manera que los escasos picaflores que no abandonan Duhatao durante el invierno, pueden alimentarse con las flores rojas de la Lía hasta que empiezan aparecer las bellas flores amarillas del Mechay, de las que ya empiezan a verse por aquí los primeros capullos. Resuelto pues lo que para mí era un enigma: los picaflores pueden invernar e invernan en Duhatao sin renunciar a sus hábitos de vida.



2).- El segundo regalo es que los halcones peregrinos (probablemente la variedad cassini,
Halcón peregrino var, cassini (abajo)
con su cría en el estadio juvenil (arriba).
que no es leal a su apellido peregrino porque permanece todo el año en Chile) se han dejado ver por mí. Son abundantes por estos acantilados costeros, viviendo en parejas monógamas que suelen anidar siempre en el mismo sitio. Una de estas parejas reside en un peñón inaccesible muy cercano a mi cabaña, y ayer uno de los adultos se dejó ver en la percha de un árbol con uno de sus hijos, ya juvenil y volando a la perfección. Preciosa estampa, que presento en unas fotos que aunque no son de calidad permiten hacerse una idea
  de la belleza de estas aves, con sus enormes garras amarillas, sus anchas espaldas de atleta y sus larguísimas alas, que llegan a cubrir la cola, de velocísimos voladores en picado.

El mismo halcón adulto de la foto anterior
















3).- Ha habido más pequeñas sorpresas, pero no quiero resultar pesado. Solo decir que aunque no he visto a mis chivos si he encontrado sus fecas frescas, que me indican que al menos uno de los dos sigue por allí. Morir no debe haber muerto ninguno, porque nadie va a cazar a tiros unos chivos viejos que apestan a eso mismo; nadie, ni siquiera los mejores perros, habría podido alcanzarlos sin despeñarse por los riscos de vértigo en que viven; y, si hubieran muerto por causas naturales, los jotes lo habrían denunciado escandalosamente.




Se acerca el día de mi partida y lo hace a la velocidad de un cuerpo celeste. Ya no voy a moverme de Duhatao hasta entonces.

P.S. Un libro indispensable sobre la cultura de Chiloé y su relación con la flora: Cárdenas Alvárez, Renato y Villagrán Moraga, Carolina (2005).- Chiloé. Botánica de la cotidianidad.-  Consejo Nacional del Libro y la Lectura

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