La pregunta que encabeza esta entrada es muy difícil de contestar, o lo que viene a ser lo mismo, tiene muchas respuestas posibles. Esto sucede porque está viciada en su planteamiento. Pues, en efecto, ¿qué significa vivir dignamente?
Los demógrafos han tomado prestado de la ecología un concepto más objetivo, el de capacidad de carga. El ecosistema Tierra, con los recursos limitados de que dispone, puede sustentar un número máximo de humanos, alcanzado el cual alguno de los recursos indispensables se convierte en limitante; este número es su capacidad de carga humana. Los dos recursos indispensables son los alimentos y el agua potable. Cuando se alcanza el límite de alguno de los dos, los humanos empiezan a padecer hambre o sed, lo que genera tensiones que suelen desembocar en guerras que resultan en una disminución de la población de la zona afectada, por muerte o emigración. En los últimos años hemos visto ejemplos terribles de estas situaciones, ambos en Africa, uno en Burundi, el otro en el Darfur sudanés.
En cuanto a esta capacidad de carga, el consenso entre los científicos ronda entre los 10.000 y los 12.000 millones de habitantes.
Hace unos días las Naciones Unidas (http://esa.un.org/unpd/wpp/index.htm) han publicado sus predicciones de crecimiento de la población mundial basadas en los datos existentes hasta el 2010 . Según ellas (Fig.1), ahora mismo habitamos la Tierra unos 7.000 millones de humanos, en el 2050 llegaremos a los 9.300 millones y en el 2.100 a los 10.000 millones. A partir de ahí, es decir, ya en el siglo XXII, la población mundial se estabilizará y transcurridos unos años empezará a disminuir, a la vez que envejece.
Fig.1 |
Las predicciones para el 2.100 son a la vez una buena y una mala noticia. Buena porque indican que el siglo XXI será aquél en el que por fin los humanos sean capaces de controlar su crecimiento desordenado, dejando así de representar una amenaza para ellos mismos y el resto del mundo. Mala porque la población mundial estará en la segunda mitad del siglo XXI muy cerca de su capacidad de carga, lo que podrá traer consigo, en las regiones más afectadas, muchas guerras, hambrunas y en definitiva sufrimiento. El minimizar estos riesgo será uno de los desafíos más interesantes con los que se va a enfrentar la generación de mis nietos.
Para comprender mejor la situación tenemos que verla con algo más de detalle. Esto es lo que hace la Fig. 2, donde en aras de la claridad se analiza solo el intervalo de años entre el 2010 y el 2050 (la fuente de datos es la misma en todas las figuras, referenciada en la Fig.1).
Fig.2 |
Fig.3 |
Las Figs 3 y 4 muestran la situación con un grado todavía mayor de detalle. Ponen de manifiesto que el incremento de la población en Asia estará centrado principalmente en el subcontinente indostánico, sobre todo en la India, que posiblemente tendrá recursos e iniciativa suficientes para resolver sus problemas demográficos. En cuanto a África, el incremento brutal de la población se centrará en el África subsahariana, excluyendo Sudáfrica, es decir, en el cinturón de países transecuatoriales que ciñe al continente africano de Este a Oeste. De ellos, solo Nigeria cuenta con recursos naturales suficientes, en forma de petróleo, para enfrentarse con el problema. El resto de los países afectados necesitará ayuda del resto del mundo.
Fig. 4 |
Por lo demás, si a lo largo del siglo XXI nuestros nietos consiguen estabilizar la población mundial y ayudar eficazmente a Africa para que resuelva sus propios problemas, el mundo entero puede ponerse en un rumbo de esperanza. Eso está, como suele decirse, al alcance de la mano.
Anticipándome a entradas posteriores, quiero terminan ésta con un mapamundi, tomado de http://www.populationaction.org/, en el que se combinan los problemas derivados de la superpoblación con los del cambio climático a lo largo del siglo XXI. Puede verse que los mayores desafíos estarán concentrados en África. Si quiere contribuir eficazmente a resolver estos problemas, la generación de mis nietos tendrá antes que conocerlos, es decir, tendrá que conocer África. Pero la única forma de conocer el mundo es viajándolo. Animo desde aquí a mis nietos a que se pongan en viaje, pero no en un viaje turístico, sino a lo pobre, compartiendo la forma de vivir de los africanos, conociéndolos así de cerca. Eso intenté hacer yo hace muchos años, en 1981, cuando con dos amigos más y mochilas a la espalda atravesamos desde Argelia todo el Sahara y luego buena parte del Sahel y el río Níger hasta arribar al Senegal. En mi próxima entrada haré una descripción somera de este viaje, apoyándome en fotos viejas y entrañables. Para animar a mis nietos a que se abracen al mundo.
1 comentario:
amigo OLO, desconozco tu profesión ni tu historia, acabo de abrir tu blog. gracias por ese regalo yo también siento gran inquietud por mis nietos y el mundo que les va a tocar vivir. tampoco todavía he visto este título en detalle, solo sé que plantea cosas a las que me siento entrañablemente unida.
ando en escritura construyendo desde mi pasión por la vida, la justicia y los misterios de la vida, una novela. otro de mis proyectos se llama "Mientras espero que crezcas" destinado a mis nietos. si no te importa, podría tomar prestada alguna información o idea de tu trabajo que muestras aquí.
saludos desde venezuela. ah por cierto, te descubrí buscando imagen de la cabra de Picasso. gracias por tu poesía frente a su arte!
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