Lejos como estoy de Chiloé, pienso mucho en
ella. Quizá por eso me pregunto a veces qué podría hacer yo, aquí y ahora, por Chiloé. Siguiendo el
espíritu inicial de este blog, que era el de ir tratando una sucesión de temas específicos,
se me ocurrió el otro día que quizá había llegado el momento de presentar en unas
cuantas entradas una reflexión estratégica sobre Chiloé.
¿Reflexión estratégica? Suena tan
petulante… Sin embargo yo estuve dedicado durante cinco años a la gestión
estratégica en una empresa grande y aprendí algo de estas cosas. Lo estratégico
tiene que ver con el cómo ir construyendo un futuro. Hay una técnica muy
potente y sencilla, la de los escenarios, que yo emplearé aquí. Partiendo del
Chiloé real, se imaginan escenarios de un Chiloé del futuro, unos deseables y
otros indeseables, pero todos realistas. Luego se analizan las direcciones que pueden
seguirse y los hitos intermedios que deberían irse alcanzando, para llegar a los
escenarios deseables y prevenir los indeseables.
El objetivo final de la gestión estratégica
es orientar la acción de hoy no solamente hacia el presente, sino hacia ese
futuro lejano que sin embargo llegará. De manera que cuando los responsables
políticos, económicos o sociales, tomen alguna decisión, no lo hagan pensando
solamente en sus efectos inmediatos o a medio plazo (antes de las próximas
elecciones,) sino en cómo va a afectar al largo plazo. Todo ello lo expresó el
místico hindú Vivekananda en unas palabras tan sencillas como certeras: “Lo
que seas mañana será consecuencia de tus actos de hoy”.
Daré algunos ejemplos.
1).- Si se autoriza hoy la construcción de
un parque eólico en la Playa de Mar Brava, en Ancud, es imperativo que se tengan en cuenta no solo los efectos inmediatos o a medio plazo, ya que la duración de
vida de unas instalaciones de este tipo es de muy largo plazo, 25-30 años.
2).- Si se decide hoy invertir muchos
millones de pesos de dinero público en la construcción de un puente sobre el
canal de Chacao, también es imperativo que se compare este proyecto con otras
alternativas, por ejemplo la conversión en autovía (cuatro carriles) de la ruta
5. ¿Qué debería ser antes, el puente o la autovía?
3).- Si se decide hoy un marco legal para
el desarrollo del sistema educativo en Chiloé, habrá que tener muy en
cuenta lo que esos jóvenes que se van a educar ahora necesitarán como bagaje
educativo y cultural para desarrollar adecuadamente sus vidas cuando, dentro de
veinte o treinta años, sean adultos.
Naturalmente yo que soy un extranjero y estoy
por ello obligado a tratar los asuntos chilotes y chilenos con respeto, no me
voy a poner a pontificar sobre lo que en Chiloé y Chile se debe hacer o no. Voy
a ofrecer solamente, intentando hacerlo con prudencia, la visión,
necesariamente muy incompleta, que del
presente y el futuro de Chiloé tiene un viejo que habiendo venido de muy lejos
quiere a esta tierra chilota, a su naturaleza y su gente, su historia y su
cultura. Pero sobre todo voy a intentar poner de manifiesto, no lo que yo veo
ni sus cómos y porqués, sino una forma de organizar este tipo de reflexiones.
Un esquema de los contenidos de esta serie
es el siguiente:
1).- Analizaré el hoy de Chiloé. Compararé
sus dimensiones con las de Chile, buscaré otras regiones del mundo que se le
parezcan, identificaré lo más crítico o singular de su naturaleza, su gente, su
historia, cultura y estructuras.
2).- Situaré a Chiloé frente a Chile en su
conjunto, la entera región de Los Lagos, las Patagonias chilena y argentina,
para identificar lo más prometedor de las relaciones posibles con sus
compatriotas o vecinos más próximos.
También situaré a Chiloé con respecto a todo el resto del mundo, para
buscar lo que Chiloé puede ofrecer y recibir.
3).- Construiré dos escenarios, uno
optimista y otro pesimista, para Chiloé en la mitad de este siglo, dentro de
30-40 años, cuando los niños chilotes de hoy estén en plena madurez.
4).- Propondré lo más obvio o importante
que debería hacer Chiloé hoy para acercarse al escenario optimista y alejarse
del pesimista.
Hacer todo esto con rigor profesional
requeriría meses de trabajo de muchos especialistas que manejaran miles de
datos, se entrevistaran con las fuerzas vivas de Chiloé y Chile y dedicaran
mucho tiempo a pensar y construir. Nada más lejos de mis posibilidades. Yo me
limitaré a desarrollar los esquemas esbozados líneas arriba haciendo uso de mis
limitados conocimientos del tema, para intentar llegar a propuestas que por lo
menos estén bien definidas y sean suficientemente provocadoras.
El valor principal de lo que finalmente exponga estará en la combinación de concisión con novedad. Mis conclusiones
deberían ser sugestivas a la vez que razonables, con eso, que ya es mucho, me contento.