Llega la
melancolía como un ave nocturna. Oyes
el batir de sus alas, ves su sombra cruzando sobre el fondo estrellado del
cielo.
Es fugaz.
Cambia
el color de tus percepciones, se
apodera de ti una nostalgia que oculta su nombre y te rapta sin que puedas
hacer nada por evitarlo. Sientes un pellizco en el corazón, que dura un instante pero no te pasa desapercibido.
Cuando
por fin se va presientes que no tardará mucho en volver.
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