domingo, 28 de abril de 2013

Futuros de Chiloé.- (1) Planteamiento.


Lejos como estoy de Chiloé, pienso mucho en ella. Quizá por eso me pregunto a veces qué podría hacer yo,  aquí y ahora, por Chiloé. Siguiendo el espíritu inicial de este blog, que era el de ir tratando una sucesión de temas específicos, se me ocurrió el otro día que quizá había llegado el momento de presentar en unas cuantas entradas una reflexión estratégica sobre Chiloé.

¿Reflexión estratégica? Suena tan petulante… Sin embargo yo estuve dedicado durante cinco años a la gestión estratégica en una empresa grande y aprendí algo de estas cosas. Lo estratégico tiene que ver con el cómo ir construyendo un futuro. Hay una técnica muy potente y sencilla, la de los escenarios, que yo emplearé aquí. Partiendo del Chiloé real, se imaginan escenarios de un Chiloé del futuro, unos deseables y otros indeseables, pero todos realistas. Luego se analizan las direcciones que pueden seguirse y los hitos intermedios que deberían irse alcanzando, para llegar a los escenarios deseables y prevenir los indeseables.

El objetivo final de la gestión estratégica es orientar la acción de hoy no solamente hacia el presente, sino hacia ese futuro lejano que sin embargo llegará. De manera que cuando los responsables políticos, económicos o sociales, tomen alguna decisión, no lo hagan pensando solamente en sus efectos inmediatos o a medio plazo (antes de las próximas elecciones,) sino en cómo va a afectar al largo plazo. Todo ello lo expresó el místico hindú Vivekananda en unas palabras tan sencillas como certeras: “Lo que seas mañana será consecuencia de tus actos de hoy”.

Daré algunos ejemplos.
1).- Si se autoriza hoy la construcción de un parque eólico en la Playa de Mar Brava, en Ancud, es imperativo que se tengan en cuenta no solo los efectos inmediatos o a medio plazo, ya que la duración de vida de unas instalaciones de este tipo es de muy largo plazo,  25-30 años.
2).- Si se decide hoy invertir muchos millones de pesos de dinero público en la construcción de un puente sobre el canal de Chacao, también es imperativo que se compare este proyecto con otras alternativas, por ejemplo la conversión en autovía (cuatro carriles) de la ruta 5. ¿Qué debería ser antes, el puente o la autovía?
3).- Si se decide hoy un marco legal para el desarrollo del sistema educativo en Chiloé, habrá que tener muy en cuenta lo que esos jóvenes que se van a educar ahora necesitarán como bagaje educativo y cultural para desarrollar adecuadamente sus vidas cuando, dentro de veinte o treinta años, sean adultos.

Naturalmente yo que soy un extranjero y estoy por ello obligado a tratar los asuntos chilotes y chilenos con respeto, no me voy a poner a pontificar sobre lo que en Chiloé y Chile se debe hacer o no. Voy a ofrecer solamente, intentando hacerlo con prudencia, la visión, necesariamente muy incompleta,  que del presente y el futuro de Chiloé tiene un viejo que habiendo venido de muy lejos quiere a esta tierra chilota, a su naturaleza y su gente, su historia y su cultura. Pero sobre todo voy a intentar poner de manifiesto, no lo que yo veo ni sus cómos y porqués, sino una forma de organizar este tipo de reflexiones.

Un esquema de los contenidos de esta serie es el siguiente:

1).- Analizaré el hoy de Chiloé. Compararé sus dimensiones con las de Chile, buscaré otras regiones del mundo que se le parezcan, identificaré lo más crítico o singular de su naturaleza, su gente, su historia, cultura y estructuras.
2).- Situaré a Chiloé frente a Chile en su conjunto, la entera región de Los Lagos, las Patagonias chilena y argentina, para identificar lo más prometedor de las relaciones posibles con sus compatriotas o vecinos más próximos.  También situaré a Chiloé con respecto a todo el resto del mundo, para buscar lo que Chiloé puede ofrecer y recibir.
3).- Construiré dos escenarios, uno optimista y otro pesimista, para Chiloé en la mitad de este siglo, dentro de 30-40 años, cuando los niños chilotes de hoy estén en plena madurez.
4).- Propondré lo más obvio o importante que debería hacer Chiloé hoy para acercarse al escenario optimista y alejarse del pesimista.

Hacer todo esto con rigor profesional requeriría meses de trabajo de muchos especialistas que manejaran miles de datos, se entrevistaran con las fuerzas vivas de Chiloé y Chile y dedicaran mucho tiempo a pensar y construir. Nada más lejos de mis posibilidades. Yo me limitaré a desarrollar los esquemas esbozados líneas arriba haciendo uso de mis limitados conocimientos del tema, para intentar llegar a propuestas que por lo menos estén bien definidas y sean suficientemente provocadoras.

El valor principal de lo que finalmente exponga estará en la combinación de concisión con novedad. Mis conclusiones deberían ser sugestivas a la vez que razonables, con eso, que ya es mucho, me contento. 

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