miércoles, 10 de abril de 2013

José Luis Sampedro (1917-2013)


Ayer murió en Madrid a los 96 años José Luis Sampedro, economista y escritor.

Yo lo admiraba, me identificaba plenamente con él. Fue un hombre lúcido y valiente que llegó a ser un viejo feliz y sereno. Proclamó siempre su verdad, sabiendo que era nada más que la suya, respetando con humildad esa VERDAD mayúscula que en nuestro mundo de animales humanos nunca ha existido sino como una aproximación permanente, una búsqueda.

Pero esa humilde verdad suya, a la que él iba llegando día tras día sin ambiciones ocultas, la proclamaba con todas sus fuerzas. Tenía obsesión divulgadora, escribía con la sencillez de un hermano mayor, para que todos lo entendiéramos. De su obra escrita puede deducirse que para él la misión más importante de un escritor es desmitificar, contribuyendo así a liberar a los humanos de sus reflejos de animales domésticos, de sus traumas de esclavos.

En sus últimas novelas, particularmente en “El amante lesbiano”, escrita siendo él ya un anciano del que puede presumirse la inocencia, se adentró en ese sinfín de pulsiones sexuales a los que los bienpensantes llaman perversiones pero que viven sanas en lo hondo de nuestros instintos, ésas respecto a las que no es de buen tono escribir y que la vergüenza nos hace mantener escondidas. Lo hizo con sabiduría, anticipándose a unos tiempos que ya están llegando en los que, para bien y para mal como en todos los cambios de época, Internet nos obliga a compartir los secretos sexuales más recónditos y convierte lo pornográfico en un paisaje cotidiano. Él quiso facilitar esta transición derribando muchos tabúes sin ira ni rencor, con espíritu de libertad.

Con la misma firme inocencia se manifestó desde hace años cuando afirmaba lo más alto que podía que la civilización capitalista estaba acabada y que los humanos nos encontrábamos a la espera de lo que vendría a sucederla, que no sabíamos todavía qué sería.


Nunca fue sectario sino todo un hombre de espíritu irrenunciablemente libre. Siendo un progresista, no admitía etiquetas, solamente era fiel a una tarjeta de visita: Jose Luis Sampedro, escritor. Se nos muere en un momento en que la carencia de intelectuales de su talla se siente agudamente en España. 

Lo echaré de menos, pero sobre todo procuraré no olvidarlo.


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