viernes, 12 de diciembre de 2014

Para los amantes de las gaviotas

Esta tarde me di un paseo hasta la colonia de gaviotas. Soplaba un Sur fresco, pero cerca ya de la puesta del Sol la luz era hermosísima. Saqué muchas fotos de gaviotas y selecciono aquí algunas para sus amantes, que son muchos y todos románticos.  También incluyo otras huellas de Chiloé.

No hay ave por aquí que vuele con la elegancia de la gaviota. Ni que lo haga tan bien
en todas las variantes del vuelo, contra todos los vientos, en cualquier circunstancia.
Para mí más que volar navega en el viento. Tiene toda la belleza de un barco de vela.


En cualquier posición de vuelo, ante cualquier viento, planee o aletee con fuerza o ciña
ese viento como un velero, el equilibrio de la gaviota es técnicamente perfecto y además bello.

Esta gaviota parece que va volando en formación con los cuatro cormoranes de abajo,
como en una parada militar los aviones de combate. Pero su agrupamiento es casual.
Sin embargo, aquí se ve bien lo distintos que son sus vuelos. El cormorán carece de
imaginación volando. La gaviota es puro arte. Ahora bien, la gracia del
cormorán está en la zambullida y el buceo.



Dos representantes esenciales de Chiloé, el buey joven y el bosque joven o renoval.
En el buey joven impresiona la fortaleza de su cuello y sus hombros; entristece un poco su mirada mansa, pero así es la vida.
En el renoval impresiona el vigor de su crecimiento. No hay bosques en el mundo que crezcan más deprisa que los de Chiloé, por la conjunción de temperatura, humedad y luz, tan favorable aquí para el crecimiento de los árboles. El renoval muestra la alegría vigorosa de un niño; el bosque viejo o nativo es otra cosa, impresiona por su grandeza, que hay que apreciarla desde dentro.

Y para terminar una vista romántica, de esas que hay que contemplar con un buen chaleco que te proteja del viento del Sur y cogido de la mano con el amor de tu vida. La isla de Metalqui al fondo, donde pronto empezarán a acudir los lobos para su fiesta anual. Pero sobre todo, el mar frío y la línea de nubes iluminadas por el Sol. En medio de la foto un peñasco al que llaman la Torta y que tiene la altura de una casa de tres pisos.