Hoy tengo un mal día, uno de esos en los que piensas que todo el oro que crees tener entre tus manos no es más que arena, y que lo que calienta tu corazón no es sino la fiebre producida por un resfriado mal curado. En fin, uno de esos días en que lo ves todo negro, o peor todavía, gris, ese gris que es una mezcla inmisericorde de lo negro con lo blanco.
Mi consuelo aquí en Duhatao es el humilde esplendor de la naturaleza, que estando fuera de mí tiene la generosidad de acompañarme. Estoy descubriendo una pareja simpatiquísima de Daucones que tienen su nido muy cerca de mi ventana, aunque yo no lo veo, escondido como está entre el follaje, pero sí a los dos entrando y saliendo activamente durante toda la mañana , sin parar un instante de cazar insectos y llevarlos una vez muertos hasta la que quizá sea su numerosa prole.
No se asustan de mí y me dejan acercarme lo suficiente para obtener fotografías razonablemente claras. Compongo la entrada de hoy con las cuatro que siguen.
Las dos de arriba son dos exposiciones casi simultáneas del mismo individuo, para que se vea el ancho de su frente y cómo los dos ojos pueden mirar desahogadamente hacia delante y componer la visión estereoscópica tan útil para la caza en picado.
Las dos de abajo son escenas de un mismo individuo con un insecto verde recién cazado en el pico, donde lo mantiene unos minutos, quizá esperando a que muera antes de dárselo a sus pollos. El nido está justo entre el follaje de la foto inferior izquierda.
El Daucón se muestra casi siempre posado en la punta de ramitas minúsculas, como la de la foto inferior derecha. Su vida es la de un estilita, que además no sabe si el día saldrá o no muy lluvioso y podrá cazar los suficiente para alimentar a sus pollos. Pero seguro que se asusta de la vida menos que yo.
"Mirad las aves del cielo... Observad los lirios del campo..."
2 comentarios:
No conocía a un montón de pájaros de su colección, Olo... estos "tales" daucones por ejemplo me parecen doblemente lindos!
Lo son. Y enternecedores. Se pasan todo el santo día en el extremo de sus ramitas, cazando, preparando sus presas, yendo al nido, una y otra vez. No se asustan de tu presencia, se saben respetados por tí. Durante años me habían pasado desapercibidos, unos pajarillos más. Este año LOS HE VISTO. Así es la Naturaleza, llena de humildes maravillas esperando que tú las veas. Y si no las ves, tampoco pasa nada. Ellos en lo suyo.
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