miércoles, 10 de diciembre de 2014

MISERICORDIA



Complicada que es la vida.

Te ponías todas las mañanas ante el espejo del cuarto de baño y ya creías, porque eras capaz de sostener tu mirada sin avergonzarte, que eras una buena persona, un justo, como decían los Evangelios que leías de niño. Cuando lo que pasaba en realidad era que te habías acostumbrado a verte, que tanto te habías mirado que ya no reparabas en tu fealdad espiritual.

El día en que simplemente empiezas a sospechar, por los datos que te llegan, que no eres tan bueno como creías, o lo que es lo mismo, que eres peor de lo que pensabas, es un día triste y desconcertante para ti. Te preguntas sin querer darte cuenta de que lo estás haciendo, ¿cómo puedo reparar el daño hecho, recuperar el tiempo perdido? Y tampoco quieres darte cuenta de que eso es ya imposible.

Entonces intentas disimular, lavarte los dientes a ciegas, mirar para otro lado. Pero por mucho que lo intentes, ¿cómo puedes evitarte cuando te despiertas de madrugada y no tienes, en esa oscuridad perfecta, donde esconderte de ti?


Y vislumbras que como a tantos otros quizá te esté llegando el momento en que ya no te corresponda pedir perdón, sino misericordia.

Por cierto que yo entiendo por Misericordia lo que te concede el ofendido, que puede ser Dios, cuando tú ya no sabes o no puedes pedirle Perdón. El Perdón exige para concederse ser solicitado. La Misericordia es el mismo proceso en dirección opuesta.

Y curioso que de las tres religiones abrahámicas, que comparten el mismo Dios, el judío es el de la Luz y la Justicia, el cristiano en del Amor y la Compasión, y el musulmán el de la Misericordia y la Clemencia. Todas las suras del Corán empiezan por el mismo bismillah:”En el nombre de Dios, el Clemente, el Misericordioso”.


Pues eso empiezo yo a pedir ya a todos los que he ofendido: misericordia.

6 comentarios:

Paola Arciniegas dijo...

En ese espejo nos vemos muchos... Y yo sé muy poco de la vida, Olo. Pero creo entender que muchas veces la manera de superar nuestros errores y de perdonarnos y que nos perdonen, no implica volver a atrás ni que las cosas queden como antes lo cual es imposible... A veces es suficiente con el arrepentimiento.

olo dijo...

Pues sí, tiene usted razón. pero el arrepentimiento solo y frío es duro de llevar, uno tiende a olvidarse. Y lo que uno quisiera es arrepentirse sin olvidar. Lo que reclaman los judíos respecto a la Shoá.

Mercedes Conde dijo...

quizás para perdonarnos y que nos perdonen hay un camino bastante mas simple de lo que pensamos, aunque a veces sea el que mas nos cueste... solo hay que verbalizar lo que sentimos... pensar los sentimientos, arrepentirnos mentalmente no nos lleva a ningún lado... hay que "desembuchar"... sacar las palabras del pecho y entregárselas a los que le corresponden...entonces tendremos la conciencia tranquila sabiendo que hicimos todo cuanto teníamos que hacer para lograr ese perdón...

olo dijo...

Cierto. Es el camino más simple, pero sin duda el más difícil."Desembuchar" es arriesgarte mucho, confesarte culpable y correr el riesgo de que no te perdonen. Eso, para la soberbia narcisista del que se mira al espejo creyéndose primero bueno y luego incomprendido, es tan difícil...

Mercedes Conde dijo...

quizás es mas fácil que le perdonen a uno si desembucha que si continua callando, no crees?

Paola Arciniegas dijo...

Cuando yo hablé del simple arrepentimiento, dije "muchas veces" refiriéndome a que algunas veces si es suficiente, y lo dije específicamente pensando en esas situaciones en que de algún modo ya no es posible expresar o pedir perdòn... Pero cuando existe esa posibilidad; claro que debe ser como dice Mercedes Conde... Sin duda.