En estas costas de Chiloé abiertas al Pacífico, dos aves predominan en los cielos: jotes y gaviotas.
Los jotes planean, la superficie de sus alas es muy grande en relación con su cuerpo. Están hechos para sostenerse sobre un viento vertical, esas corrientes ascendentes de aire que trepan por los acantilados y barrancos de la costa. Se dejan empujar por el viento.
Las gaviotas navegan contra el viento. Sus alas son largas y gráciles. Están hechas para hender el viento horizontal que suele barrer la superficie de la mar. Ciñen este viento como lo haría un barco velero, como él son capaces de avanzar en su contra.
Los humanos enfrentamos los vientos de nuestra vida a veces como jotes, dejándonos llevar. Otras, como gaviotas, nos oponemos a esos vientos si es preciso, y utilizamos su fuerza para avanzar, ciñéndolos, hacia donde queremos ir.
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