sábado, 17 de diciembre de 2011

Cesaria Evora


Acaba de morir en Paris una gran mujer, Cesaria Evora. Cantaba, esa fue su vida.

Hasta que tuvo cincuenta años lo hizo en su ciudad natal, Mindelo, el porto grande de la isla de San Vicente, en el archipiélago de Cabo Verde. Dicen que iba por los cafés entregando sus canciones a cambio de alguna limosna, en dinero o en aguardiente. Era una mujer negra y bajita, gorda y fea, que fumaba y bebía mucho. Pero tenía una voz prodigiosa, cálida, ligeramente quebrada por la mala vida, lo que la dotaba de una indefinible ternura.

Entonces la encontró un editor musical y se la llevó a Paris, donde triunfó y se convirtió en una cantante universal. Dicen que no dejó nunca de fumar y beber, quizá porque de estas miserias, junto con su enorme vitalidad africana, sacaba su inspiración y su fuerza. Hay pocos grandes artistas que no hayan pasado por el infierno.

Yo supe de ella a comienzos del año 1999, cuando cruzando el Atlántico en mi velero rumbo a las Antillas hice escala en Mindelo, donde pasamos unos días. Allí me encontré con la sorprendente y bellísima música caboverdiana, compuesta por  las mornas y otras suertes de cante, que integran la melancolía del fado portugués con la fuerza y el ritmo de la música africana.

El archipiélago de Cabo Verde es un manojo de islas casi desérticas, patria de cantores y de marinos, poco más puede crecer allí. Casi todos los que querían cruzar el Atlántico de este a oeste o de norte a sur han pasado por allí durante siglos, y se llevaban en sus barcos a los marinos caboverdianos como tripulantes. Ese fue particularmente el caso de los balleneros norteamericanos, los de la época de Herman Melville y Moby Dick, hasta el punto de que más de la mitad de los caboverdianos de origen viven hoy fuera del archipiélago, la mayoría de ellos en el nordeste de USA. 
Por todo esto son unas islas llenas de romanticismo y nostalgia, que te capturan emocionalmente en cuanto desembarcas allí. Cesaria fue, posiblemente, lo más grande, lo más universal y conocido, que ha dado Cabo Verde. Pero hay muchos otros grandes cantores en aquellas islas, entre los que me gustaría destacar a Tito Paris.

El mejor homenaje que le puedo rendir a Cesaria Evora es dejar aquí las referencias de cuatro grandes canciones suyas (entre muchas otras), que nunca dejarán de conmovernos: Sodade, AngolaPetit pays y Cabo Verde. También la de una canción cantada por ella en español, Bésame mucho.

Descanse en paz, que bien se lo ha ganado. No la olvidaremos.

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