jueves, 7 de marzo de 2013

Chávez


Ayer murió el presidente Chávez de Venezuela. Ejemplo de líder populista, con una fuerte personalidad, siempre me recordó a José Dolores, el esclavo que se levanta contra un régimen colonial en la película Queimada (1969) de Gillo Pontecorvo.

El drama de muchos populismos ha sido relativamente simple. En un país con grandes diferencias sociales, una minoría dominante muy rica frente a una mayoría pobre e ignorante y entre ellas una incipiente clase media, se rebela un líder carismático en nombre del pueblo para acabar con la injusticia. Pero por buenas que hayan sido sus intenciones iniciales, acaba actuando no en nombre del pueblo, que en términos democráticos equivale a la ciudadanía en su conjunto, sino de la parte más empobrecida del pueblo, y no en contra de la minoría antes dominante, que fácilmente se le escapa, sino de la incipiente clase media. Se establece así un régimen que ya no es revolucionario sino clientelar y populista, con una casta política o políticomilitar que se mantiene demagógicamente en el poder y fácilmente se corrompe, unas masas populares que reciben una parte ahora mayor de la riqueza del país pero como donaciones que no le permiten salir de su empobrecida ignorancia, y una clase media absolutamente machacada, incapaz de promover el desarrollo social y económico del país.   En definitiva, un círculo vicioso con muy difícil salida.

¿Ha sido este el caso de la Venezuela de Chávez? Yo no lo sé, no conozco suficientemente ese país. Si sé dos cosas: que muchos pequeños empresarios venezolanos, representantes de una clase media emergente, se han arruinado con el chavismo, y que la inseguridad ha aumentado mucho en las calles de Venezuela.

En cualquier caso, no me permito dudar de la buena voluntad que Chávez haya podido tener en su lucha por una revolución bolivariana. Lo malo es que en este mundo maldito casi nunca es suficiente con la buena voluntad, y la ley de Murphy suele tener una aplicación generalizada e implacable.

Por otra parte, el populismo está presente en muchos otros escenarios y circunstancias, siendo una amenaza importante para el desarrollo democrático. En casi todos los casos de populismo se dan las mismas circunstancias sociológicas, una masa social empobrecida que se presta a la demagogia, arrogándose la condición de “pueblo” cuando solo representa a una parte del pueblo. Pasó en México durante muchos años, ha sido (¿sigue siendo?) el caso en Argentina quizá como consecuencia del peso excesivo de Buenos Aires, lo es en las regiones más atrasadas de España, en fin, que el populismo está presente en el ancho mundo y ante la crisis profunda del capitalismo neoliberal, puede tener mucho futuro por delante. Eso sí, para mal de la democracia y el progreso. Porque el populismo, cuando las cosas se calientan, puede ser una puerta de entrada al fascismo.

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