El Greco (1596).- Pentecostés |
Elección de un nuevo Papa, días de esperanza para los
católicos. Eso soy yo, un católico mediocre y dubitativo pero todavía fascinado
por la figura de Jesús, convencido además de que me moriré así, pues ni me
queda tiempo ni me apetece buscar otro refugio.
En el siglo XX y lo que va del XXI se han venido alternando
Papas fríos y cerebrales con otros carismáticos
y cordiales. Pío XII, Juan
XXIII, Pablo VI, Juan Pablo II,
Benedicto XVI… ahora tocaría según esta ley un Papa cordial, intuitivo,
rompedor de costumbres y hábitos, ecuménico, universal, simpático, buena gente…
pero si eso va a ser así o no, tendrá que decidirlo el Espíritu Santo, eso al
menos es lo que cree la mayoría de los cardenales que lo van a elegir.
Cuando pienso en lo que esperaría del nuevo Papa, se me
ocurren cosas facilonas que sin embargo parecen interesantes. La más obvia: que
ponga a la Iglesia al día en lo que se refiere a la igualdad de los sexos, es
decir, que las mujeres puedan ordenarse sacerdotisas y llegar hasta Papisas y que se acabe el celibato de los sacerdotes.
O que enfrente a la Iglesia de una vez con su oportunismo respecto al control
de la natalidad, para el que es totalmente permisiva en el primer mundo (no
podría ser de otra manera) pero que intenta mantener con todas sus fuerzas en
Africa, contribuyendo así a la estabilización de la miseria. O que adopte una
postura evangélica en lo que se refiere a sus propias riquezas. O muchas cosas
más que me parecen razonables, justas y urgentes.
Pero si me paro a pensar en lo que ha venido siendo la
Iglesia Católica, donde a pesar de la discriminación de la mujer algunos de sus
pilares fundamentales son mujeres como la Virgen María, Teresa de Jesús, Teresa
de Calcuta…, que probablemente es la institución que más y con más generosidad
apuesta por Africa a través de sus misioneros/as…etc, etc, etc…
Llego a la conclusión de que lo que tengo que pedirle al
Espíritu Santo es solamente que el Papa que venga crea en Jesús y sus
Evangelios con todo su corazón, toda su alma y todas sus fuerzas. Y que mantenga
el tipo como un hombre valiente y bienintencionado (limpio de corazón). Y que se
conserve físicamente fuerte y esté sano. Nada más. Todo lo demás que le hará
falta, que es mucho, ya lo tendrá como cardenal papable.
Pues que así sea.
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