Hay días que uno ve las cosas, los problemas, la vida en
definitiva, iluminados por la inspiración.
¿Qué es eso de la inspiración?
Algo muy sencillo, nada más que una lente que te permite ver
la vida, los problemas, las cosas, como podrían ser más que como son.
¿Podrían ser? ¿Poder en función de qué?
En función de que todos fuéramos más sencillos y dejando de
una vez a nuestro salvaje Hulk encerrado en las mazmorras del subconsciente, actuáramos
con naturalidad.
¿Qué quieres decir?
Hulk es una fuente de miedos, sospechas, rencores,
angustias, Hulk es la fuerza detrás de lo que generosamente llamamos
intuiciones pero muchas veces no son más que malos pensamientos. Bueno, también
con frecuencia malos deseos.
…?
No me interrumpas. La vida podría ser muy distinta si todos
acudiéramos a compartirla con una dosis mayor de candidez. Quiero decir, sin miedos
ni rencores ni sospechas. Y si la vida podría ser así, yo creo que debería ser
así y conseguirlo depende exclusivamente de nosotros.
Pero si vas de cándido la gente mala se aprovechará de ti,
te engañará, acabarás mal.
Hablo de candidez, no de estupidez. La candidez es valentía,
capacidad de asombrarse y perdonar, fe en los demás, como mínimo en la
capacidad de superarse de los demás, de aceptar y aprovechar otra oportunidad.
Lo dice muy claro Etimologías de Chile:
<<Cándido viene del latín candidus y
significa “sencillo, simple, blanco”. Sus componentes léxicos son candere (brillar, arder) más el sufijo –ido(cualidad
perceptible por los sentidos)>>. Cándido es el que tiene la suerte de
iluminar a los demás con su llama pura, sencilla, sin malas combustiones que
produzcan humos o la apaguen.
Mucho pides tú. El mundo no es así.
Pero podría serlo, podría serlo. Y si podría, debería serlo.
De nosotros depende.
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