jueves, 27 de febrero de 2014

Un final es un comienzo


Son las seis de la madrugada, todavía de noche en este final del verano austral. 

Experimentas esa sensación que puede tenerse a veces de que estás acabado, que terminó tu tiempo, que el silencio se pliega sobre ti y te tapa como un manto oscuro, cuajado de estrellas.


Es extraña, quizá dura, pero no es en absoluto una sensación de fracaso. Muy al contrario, es expectante, hasta emocionada. ¿Qué se abrirá ahora?, piensas, ¿dónde, cuándo y cómo será el nuevo comienzo? 

Porque sabes que cuando mueras de verdad, si es que alguna vez mueres, ni siquiera te darás cuenta de que estás muriendo. 

Sabes que mientras estés vivo estarás eso, vivo. Nada menos que eso.

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